lunes, 9 de septiembre de 2013

Si mantiene el rumbo, será un equipo con serias aspiraciones

ESTUDIANTES CRECE, PERO LE FALTA MADURACION

Quedó con bronca porque creyó que iba derecho hacia la victoria. Todavía necesita afianzarse en todas las líneas


ESTUDIANTES QUE NO PUDO ANTE BELGRANO, DEMOSTRO QUE PUEDE SEGUIR DANDO PELEA, PERO DEBERA MEJORAR ALGUNAS IDEAS
ESTUDIANTES QUE NO PUDO ANTE BELGRANO, 
DEMOSTRO QUE PUEDE SEGUIR DANDO PELEA,
PERO DEBERA MEJORAR ALGUNAS IDEAS
 
OPINION Por Martín Mendinueta
Casi tres años después de su última vuelta olímpica (torneo Apertura 2010, en el estadio de Quilmes y frente a Arsenal), Estudiantes vuelve a contar con un equipo armado al que sólo le está faltando un proceso tan lógico como ineludible de maduración.
Desde la renuncia de Alejandro Sabella, febrero de 2011, el horizonte albirrojo jamás ofreció, como ahora, una silueta colectiva de trazo firme. Ahora sí, la remanida y nunca bien aceptada transición, ha encontrado su punto final. Como paso hacia adelante hay que valorarlo. El plantel que tiene a cargo Mauricio Pellegrino ofrece un boceto claro de lo que pretende ser como equipo. Podrá gustar mucho, poco o nada, pero se advierte una idea madre que contiene individualidades de distinta jerarquía, experiencia e identificación con la idiosincrasia del club.
Pasó aquel turbulento 2011, penó durante todo el 2012 y recién en este segundo tramo del almanaque en curso brotó una identidad que permite incluir al optimismo como pasajero de este viaje. ¿Y entonces por qué no le pudo ganar a Belgrano, que encima está en un momento opaco?
La respuesta pasa por un ciclo de maduración, donde deberá pulir aspectos de su juego, que nadie sabe cuándo alcanzará su punto culminante. Sin haber rendido en un nivel superlativo, fue mejor que el “Pirata” y mereció claramente lo que no pudo facturar. El gol de Maggiolo, vieja y querida astilla de este palo, desnudó fallas que no podrá repetir si es que pretende pelear en los puestos de privilegio. Semejante barullo, tal situación de pelota “sucia”, enredada entre una docena de piernas impotentes para dominarla puede terminar en un lateral, en tiro de equina o haciéndole otro agujero al techo del estadio, pero no adentro del arco de Rulli. Esos goles duelen más que cualquiera porque encierran mínimos méritos ajenos y unos cuantos errores propios. Por eso el fastidio. Por eso la horrible sensación de haber sido responsable de un resultado que no convenció.
LUNA MERECE SER TITULAR
La línea de tres mediocampistas ofensivos que se ubican detrás de Guido Carrillo (otro gol y buen desempeño para seguir afianzándose en su puesto) es un foco de debate permanente entre los hinchas y un tubo de ensayo constante por decisión del técnico. Primera certeza: No hay ninguno que sea Maradona. A partir de allí, pesan los gustos personales y desde esa mirada, se impone por claridad, pegada y desfachatez para pedir siempre el balón el aporte de Jorge Luna.
El amigo de Riquelme parece escapado de la década del ‘ 80, cuando la mayoría de los jugadores sabían pegarle a la pelota. Es lo más cercano a un conductor de tres cuartos de cancha, y cuando ingresa se instala la sensación de que algo bueno va a pasar en el área de enfrente.
Después se nota un lento crecimiento del “Patito” Rodríguez y que Joaquín Correa empieza sus intervenciones de un modo brillante, pero no consigue darles una buena terminación. Definir y mantener a los “tres mosqueteros creativos” que deben abastecer a Carrillo parece por estas horas el objetivo primordial.
Otro caso a revisar es el de Israel Damonte. Por carácter y despliegue es una picardía tenerlo en el banco de suplentes. Hoy le sobran variantes a Pellegrino para implementar en la zona media. Elegir la mejor forma parte de sus responsabilidades como conductor de grupo.
Estudiantes crece. Probablemente más lento de lo que les gustaría a sus hinchas. Lo valioso es que lo hace apoyado sobre una idea que ya le permitió no sentirse menos que nadie. 

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