ESTUDIANTES CRECE, PERO LE FALTA MADURACION
Quedó con bronca porque creyó que iba derecho hacia la victoria. Todavía necesita afianzarse en todas las líneas
ESTUDIANTES QUE NO PUDO ANTE BELGRANO,
DEMOSTRO QUE PUEDE SEGUIR DANDO PELEA,
PERO DEBERA MEJORAR ALGUNAS IDEAS
OPINION Por Martín Mendinueta
Casi
tres años después de su última vuelta olímpica (torneo Apertura 2010,
en el estadio de Quilmes y frente a Arsenal), Estudiantes vuelve a
contar con un equipo armado al que sólo le está faltando un proceso tan
lógico como ineludible de maduración.
Desde la
renuncia de Alejandro Sabella, febrero de 2011, el horizonte albirrojo
jamás ofreció, como ahora, una silueta colectiva de trazo firme. Ahora
sí, la remanida y nunca bien aceptada transición, ha encontrado su punto
final. Como paso hacia adelante hay que valorarlo. El plantel que tiene
a cargo Mauricio Pellegrino ofrece un boceto claro de lo que pretende
ser como equipo. Podrá gustar mucho, poco o nada, pero se advierte una
idea madre que contiene individualidades de distinta jerarquía,
experiencia e identificación con la idiosincrasia del club.
Pasó
aquel turbulento 2011, penó durante todo el 2012 y recién en este
segundo tramo del almanaque en curso brotó una identidad que permite
incluir al optimismo como pasajero de este viaje. ¿Y entonces por qué no
le pudo ganar a Belgrano, que encima está en un momento opaco?
La
respuesta pasa por un ciclo de maduración, donde deberá pulir aspectos
de su juego, que nadie sabe cuándo alcanzará su punto culminante. Sin
haber rendido en un nivel superlativo, fue mejor que el “Pirata” y
mereció claramente lo que no pudo facturar. El gol de Maggiolo, vieja y
querida astilla de este palo, desnudó fallas que no podrá repetir si es
que pretende pelear en los puestos de privilegio. Semejante barullo, tal
situación de pelota “sucia”, enredada entre una docena de piernas
impotentes para dominarla puede terminar en un lateral, en tiro de
equina o haciéndole otro agujero al techo del estadio, pero no adentro
del arco de Rulli. Esos goles duelen más que cualquiera porque encierran
mínimos méritos ajenos y unos cuantos errores propios. Por eso el
fastidio. Por eso la horrible sensación de haber sido responsable de un
resultado que no convenció.
LUNA MERECE SER TITULAR
La
línea de tres mediocampistas ofensivos que se ubican detrás de Guido
Carrillo (otro gol y buen desempeño para seguir afianzándose en su
puesto) es un foco de debate permanente entre los hinchas y un tubo de
ensayo constante por decisión del técnico. Primera certeza: No hay
ninguno que sea Maradona. A partir de allí, pesan los gustos personales y
desde esa mirada, se impone por claridad, pegada y desfachatez para
pedir siempre el balón el aporte de Jorge Luna.
El
amigo de Riquelme parece escapado de la década del ‘ 80, cuando la
mayoría de los jugadores sabían pegarle a la pelota. Es lo más cercano a
un conductor de tres cuartos de cancha, y cuando ingresa se instala la
sensación de que algo bueno va a pasar en el área de enfrente.
Después
se nota un lento crecimiento del “Patito” Rodríguez y que Joaquín
Correa empieza sus intervenciones de un modo brillante, pero no consigue
darles una buena terminación. Definir y mantener a los “tres
mosqueteros creativos” que deben abastecer a Carrillo parece por estas
horas el objetivo primordial.
Otro caso a revisar
es el de Israel Damonte. Por carácter y despliegue es una picardía
tenerlo en el banco de suplentes. Hoy le sobran variantes a Pellegrino
para implementar en la zona media. Elegir la mejor forma parte de sus
responsabilidades como conductor de grupo.
Estudiantes
crece. Probablemente más lento de lo que les gustaría a sus hinchas. Lo
valioso es que lo hace apoyado sobre una idea que ya le permitió no
sentirse menos que nadie.
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