El joven delantero se bancó estar a la sombra de Mauro Boselli primero, y Duván Zapata después. Afianzado en la titularidad, lleva cuatro tantos en la misma cantidad de partidos como desde el arranque. Promesa que empieza a pagar.
El grito de gol, una constante en la vida deportiva de Carrillo
Por Santiago Rivas Murphy
@sanrivasmurphy
La venta de Duván Zapata generó muchas dudas desde lo futbolístico en desmedro del beneficio económico por la operación. La aparición de Guido Carrillo ha acallado esas voces disonantes y casi que hizo olvidar la potencia goleadora del colombiano. Acostumbrado a vivir en la sombra de otros delanteros de área, el oriundo de Magdalena aprovecha al máximo la oportunidad que se le ha presentado.
Desde que debutó en la primera del Pincha, en el Clausura 2011, transitó un camino sinuoso para llegar a este presente. Primero estuvo a la sombra de Mauro Boselli, repatriado a préstamo por Miguel Ángel Russo ante la falta de gol del equipo. El mal paso de Boselli por el Pincha en esta segunda instancia lo terminó por perjudicar a Guido, que nunca pudo tener la continuidad deseada.
Sobre el final del ciclo de Russo, apareció otra espina para Carrillo: Duván Zapata. El moreno debutó en las redes ante Belgrano en la derrota 3-2 en cancha de Quilmes y volvió a opacar el presente del juvenil, ya que pocas veces se alejó de ese repertorio y se afirmó como titular indiscutido.
La lesión de Zapata le dio otra oportunidad en el Torneo Inicial 2012, donde obtuvo continuidad. Pero no cosechó la cantidad de goles deseada, apenas 2 en 13 partidos, y eso le costó el puesto cuando el colombiano se recuperó.
Ya en 2013, la figura de Zapata se agigantó pese al mal andar del Pincha en el primer semestre. El moreno fue titular en todos los partidos que disputó el equipo y Carrillo alternó desde el banco. Pero para el fin del ciclo de Diego Cagna, ya casi no era tenido en cuenta. La prueba está en que no jugó en los dos partidos que sellaron la suerte del DT (Vélez y Racing) y en los dos que se sucedieron, bajo el interinato de Martín Zuccarelli (Arsenal y Godoy Cruz).
La llegada de Mauricio Pellegrino lo encontró recuperándose de un desgarro y listo para competir por el puesto, pese a la contundencia goleadora de su rival. Con el nuevo entrenador encontró mucho más ritmo de juego y hacia el final de ese certamen pudo marcar un gol. La titularidad le llegó ante Belgrano en la última fecha del Torneo Final y Carrillo contribuyó para el empate 1-1 con un tanto de cabeza.
El despegue apareció en esta parte de 2013, cuando por primera vez en dos años Carrillo encontró el respaldo necesario de parte de un DT. Está claro que para esto favoreció la venta de Duván Zapata, planteada en un inicio como un problema deportivo y una solución económica. Pero a fuerza de trabajo, el pibe de Magdalena ha hecho olvidar un poco al moreno.
En cuatro partidos como titular, ha pagado con la misma cantidad de goles. Le anotó a Lanús, en su re-debut como único referente de área, a Boca en dos ocasiones (uno de penal) y el más reciente contra Belgrano el sábado pasado.
Un delantero mucho más estético que Zapata. Sin la potencia del colombiano pero con el oficio necesario para generar juego asociado de espaldas, con el olfato bien afinado para sentir que el gol está siempre cerca y, con confianza como ahora, un definidor que va puliendo su técnica en los momentos cúlmine.
Con 22 años y continuidad, Carrillo asoma como la próxima joya de Estudiantes, una fábrica constante y sonante de delanteros goleadores de raza. El tiempo dirá hasta dónde puede llegar.
@sanrivasmurphy
La venta de Duván Zapata generó muchas dudas desde lo futbolístico en desmedro del beneficio económico por la operación. La aparición de Guido Carrillo ha acallado esas voces disonantes y casi que hizo olvidar la potencia goleadora del colombiano. Acostumbrado a vivir en la sombra de otros delanteros de área, el oriundo de Magdalena aprovecha al máximo la oportunidad que se le ha presentado.
Desde que debutó en la primera del Pincha, en el Clausura 2011, transitó un camino sinuoso para llegar a este presente. Primero estuvo a la sombra de Mauro Boselli, repatriado a préstamo por Miguel Ángel Russo ante la falta de gol del equipo. El mal paso de Boselli por el Pincha en esta segunda instancia lo terminó por perjudicar a Guido, que nunca pudo tener la continuidad deseada.
Sobre el final del ciclo de Russo, apareció otra espina para Carrillo: Duván Zapata. El moreno debutó en las redes ante Belgrano en la derrota 3-2 en cancha de Quilmes y volvió a opacar el presente del juvenil, ya que pocas veces se alejó de ese repertorio y se afirmó como titular indiscutido.
La lesión de Zapata le dio otra oportunidad en el Torneo Inicial 2012, donde obtuvo continuidad. Pero no cosechó la cantidad de goles deseada, apenas 2 en 13 partidos, y eso le costó el puesto cuando el colombiano se recuperó.
Ya en 2013, la figura de Zapata se agigantó pese al mal andar del Pincha en el primer semestre. El moreno fue titular en todos los partidos que disputó el equipo y Carrillo alternó desde el banco. Pero para el fin del ciclo de Diego Cagna, ya casi no era tenido en cuenta. La prueba está en que no jugó en los dos partidos que sellaron la suerte del DT (Vélez y Racing) y en los dos que se sucedieron, bajo el interinato de Martín Zuccarelli (Arsenal y Godoy Cruz).
La llegada de Mauricio Pellegrino lo encontró recuperándose de un desgarro y listo para competir por el puesto, pese a la contundencia goleadora de su rival. Con el nuevo entrenador encontró mucho más ritmo de juego y hacia el final de ese certamen pudo marcar un gol. La titularidad le llegó ante Belgrano en la última fecha del Torneo Final y Carrillo contribuyó para el empate 1-1 con un tanto de cabeza.
El despegue apareció en esta parte de 2013, cuando por primera vez en dos años Carrillo encontró el respaldo necesario de parte de un DT. Está claro que para esto favoreció la venta de Duván Zapata, planteada en un inicio como un problema deportivo y una solución económica. Pero a fuerza de trabajo, el pibe de Magdalena ha hecho olvidar un poco al moreno.
En cuatro partidos como titular, ha pagado con la misma cantidad de goles. Le anotó a Lanús, en su re-debut como único referente de área, a Boca en dos ocasiones (uno de penal) y el más reciente contra Belgrano el sábado pasado.
Un delantero mucho más estético que Zapata. Sin la potencia del colombiano pero con el oficio necesario para generar juego asociado de espaldas, con el olfato bien afinado para sentir que el gol está siempre cerca y, con confianza como ahora, un definidor que va puliendo su técnica en los momentos cúlmine.
Con 22 años y continuidad, Carrillo asoma como la próxima joya de Estudiantes, una fábrica constante y sonante de delanteros goleadores de raza. El tiempo dirá hasta dónde puede llegar.
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