domingo, 1 de septiembre de 2013

La cabeza de Desábato puso justicia en el último minuto


Estudiantes le jugó de igual a igual a Newell’s y por eso logró un meritorio empate 1-1 de visitante


DESABATO SE ELEVO SOBRE EL RESTO, IMPACTO LA PELOTA DE CABEZA Y MARCO EL GOL
DESABATO SE ELEVO SOBRE EL RESTO, 
IMPACTO LA PELOTA DE CABEZA Y MARCO EL GOL 
 

COMENTARIO
Por MARTIN CABRERA
Síntesis: Newell's - EstudiantesROSARIO (Enviados especiales).- En la platea de Newell’s no aguantaban más de los nervios. Se comían las uñas y le pedían a Silvio Trucco que pitara el final. En La Plata, los hinchas pateaban la mesa y se lamentaban por los goles errados en el final. Parecía que la derrota era inexorable, aunque injusta, derrota al fin. Pero en el último suspiro, en el mismo arco donde en 2006 Pablo Piatti se había convertido en héroe con un gol antológico, Leandro Desábato, jugando como número 9, le ganó en el salto a todos los defensores y, tras el centro de Patricio Rodríguez desde la izquierda, clavó la igualdad de cabeza. Fue 1-1 en Rosario, un resultado que indica mucho más que un empate. Y tal vez la imagen más clara para explicar esto sea el festejo desmedido de Mauricio Pellegrino, que dejó el banco para abrazarse con los suplentes y con el Chavo, junto a la línea de cal, exteriorizando su felicidad y mostrando su agradecimiento a los jugadores.
Estudiantes jugó un gran partido en el Coloso Marcelo Bielsa. En el primer tiempo le planteó un esquema perfecto al que sólo le faltó el gol. Le tapó las subidas de Casco y Cáceres con los ataques de Joaquín Correa por la izquierda y Leonardo Jara por derecha. Pero tuvo más: con Gastón Gil Romero e Israel Damonte le robó la pelota al mediocampo local, que hace culto de la tenencia.
Así fue progresando en el juego. Manejó el partido y tuvo dos veces la chance de ponerse en ganador. Primero con un cabezazo de Guido Carrillo que pasó muy cerca del palo, y luego con una subida de Carlos Auzqui, que desniveló por la izquierda pero falló en la puntada final.
Cómo habrá sido de superior ese primer tiempo de Estudiantes que Newell’s recién inquietó a los 35 minutos, con un remate de Pablo Pérez que pasó cerca del palo izquierdo de Gerónimo Rulli. Esos últimos diez minutos del parcial fueron un calco a los instantes finales del domingo pasado ante Boca. Es como que el equipo siempre se toma un recreo peligroso.
Uno x unoEl segundo tiempo arrancó diferente. Luego de la arenga de Berti en los vestuarios, su equipo cambió la cara. Mateo y Bernardi fueron los de siempre y Pablo Pérez le hizo daño a Silva con sus ataques por la derecha. Y fue el propio Bernardi, con un cruce perfecto de 20 metros, el que le dejó servido el gol a Pérez, que le ganó el espacio al juvenil lateral para poner, de cabeza, el 1-0 (el árbitro le dio el gol en contra a Jonatan Silva).
Los minutos siguientes mostraron a un Newell’s arrollador. Mucho toque y toque y desniveles por las bandas. Maxi Rodríguez imparable y hasta un Mateo exquisito, que de media chilena casi convierte, lo mismo que Pérez, que desde afuera del área estuvo cerca de poner el 2-0.
Pero se fue quedando el local. Alfredo Berti se equivocó con los cambios y Pellegrino no perdonó. Patricio Rodríguez entró movedizo, Román Martínez fue eje y por eso los últimos minutos se jugaron en el área de la Lepra.
Carlos Auzqui reventó el palo derecho de Guzmán y un minuto después Patito desperdició un gol increíble, que pareció sentenciar las chances del Pincha. Pero en ese arco que alguna vez le regaló medio campeonato y donde una vez la Brujita Verón hizo un gol de penal en el último minuto, llegó el merecido empate de Estudiantes.
El Pincha sumó un punto, defendió su invicto y dejó una imagen de equipo con todas las letras. Se le plantó de igual a igual al último campeón y dejó en claro que en este torneo está para algo más que sumar puntos para quedarse tranquilo con el Promedio. 

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