lunes, 23 de septiembre de 2013

La Ciudad volvió a tener su gran fiesta

Apertura Pincharrata dió el presente en el Clasico 150 que igualaron 1 a 1 

 

 

Pese a que no fue completa porque no hubo hinchas visitantes, el público Pincha armó un carnaval, con toda la pasión y el cotillón. Se acordaron del paso tripero por la B, alentaron de inicio a fin y le brindaron un recibimiento espectacular al equipo


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Se hizo esperar, pero llegó. La edición 150 del clásico platense fue una verdadera fiesta de color en el Estadio Ciudad de La Plata, que tuvo un más que interesante marco de público y que fue testigo de un conmovedor respaldo por parte del pueblo pincharrata para con sus jugadores, antes, durante y después del partido, sin importar lo que el trámite iba arrojando.
Desde temprano la familia albirroja fue llegando al escenario de 532 y 25, desplegando banderas y cánticos, con la ansiedad lógica que despierta la máxima fiesta deportiva de la ciudad.
Pese a que la disposición de los organismos de seguridad, de no permitir el ingreso de público visitante, le quitó el histórico encanto de los duelos de gritos desde las tribunas, los fanáticos de Estudiantes hicieron lo suyo en lo que a aliento para su divisa se refiere.
YO QUIERO A MI BANDERA
Como cantaba en los ‘80s el desaparecido Luca Prodan, con su emblemática banda Sumo, el “Yo quiero a mi bandera” se hizo carne en los hinchas de Estudiantes, que colgaron todas las que acompañan siempre al equipo.
“23 y 68”, “Tolosa”, “Lanús te ama”, “Ensenada”, “Plaza Alberti”, “Punta Lara”, “Filial Oeste”, “City Bell”, “Mondongo”, “Berazategui”, “Gonnet”, “La Loma”, “Los Leales”, “El 7 a 0 no se olvida más”, “1 y 57 mi único hogar”, “Monasterio”, “Berisso”, “Filial Balcarce”, “3 y 69”, “Que placer verte otra vez” y una bandera gigante en la cabecera que da espaldas a la Av. 32 con la leyenda “Contra Todos”, fueron los “trapos”.
A TODA ORQUESTA
El recibimiento al equipo fue verdaderamente impactante. En los cuatro costados instalaron bombas de papel picado rojo, blanco y plateado que, sumados a las fuegos de estruendo, le dieron un marco impactante a la entrada del primer equipo al campo de juego. La puesta en escenas contempló la aparición de miles de globos tubulares rojos y blanco, para completar un recibimiento al que no le faltó nada. También hubo una enorme bandera desplegada sobre el césped, confeccionada por el sponsor principal del club.
El más ovacionado fue el capitán, Juan Sebastián Verón, tanto antes del partido, como cuando tuvo que salir lesionado a los 28 minutos del primer tiempo y partió desde las tribunas el “olé, olé, olé, olé, Bruja, Bruja” que el “11” retribuyó con gesto de agradecimiento.
Durante toda la tarde, el pueblo Pincha le recordó a los jugadores de Gimnasia su reciente paso por la segunda categoría del fútbol argentino: “vos sos de la B, vos sos de la B” , se gritó varias veces en el Unico.
Hubo mucho aliento, en el 0-0, durante el 0-1 parcial y después del 1-1, cuando desde las tribunas se empujó al equipo para que intentara llegar a la victoria.
Al final, con el empate consumado, la hinchada Pincha despidió a los suyos con un cerrado aplauso por el esfuerzo realizado. Se escucharon algunas voces críticas para con Pellegrino, aunque en general los simpatizantes brindaron respaldo.
MEDIDA IMPOPULAR
El comentario que circuló por el Ciudad de La Plata fue el de la medida de no permitir la venta de entradas generales para los hinchas no socios de Estudiantes. Conocida la disposición de jugar sólo con público local, el hecho de permitir el ingreso únicamente de socios, le restó público al clásico, sobre todo en la tribuna cabecera que da espaldas a 526.
Aplausos pese a la roja
Más allá de haber sido expulsado por la agresión al Bochi Licht, los hinchas, en general, despidieron a Damonte con aplausos. Hubo recriminaciones puntuales

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