Apertura Pincharrata dió el presente en el Clasico 150 que igualaron 1 a 1
Pese a que no fue completa porque no hubo hinchas visitantes, el público Pincha armó un carnaval, con toda la pasión y el cotillón. Se acordaron del paso tripero por la B, alentaron de inicio a fin y le brindaron un recibimiento espectacular al equipo
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Se
hizo esperar, pero llegó. La edición 150 del clásico platense fue una
verdadera fiesta de color en el Estadio Ciudad de La Plata, que tuvo un
más que interesante marco de público y que fue testigo de un conmovedor
respaldo por parte del pueblo pincharrata para con sus jugadores, antes,
durante y después del partido, sin importar lo que el trámite iba
arrojando.
Desde temprano la familia albirroja fue llegando al
escenario de 532 y 25, desplegando banderas y cánticos, con la ansiedad
lógica que despierta la máxima fiesta deportiva de la ciudad.
Pese
a que la disposición de los organismos de seguridad, de no permitir el
ingreso de público visitante, le quitó el histórico encanto de los
duelos de gritos desde las tribunas, los fanáticos de Estudiantes
hicieron lo suyo en lo que a aliento para su divisa se refiere.
YO QUIERO A MI BANDERA
Como
cantaba en los ‘80s el desaparecido Luca Prodan, con su emblemática
banda Sumo, el “Yo quiero a mi bandera” se hizo carne en los hinchas de
Estudiantes, que colgaron todas las que acompañan siempre al equipo.
“23
y 68”, “Tolosa”, “Lanús te ama”, “Ensenada”, “Plaza Alberti”, “Punta
Lara”, “Filial Oeste”, “City Bell”, “Mondongo”, “Berazategui”, “Gonnet”,
“La Loma”, “Los Leales”, “El 7 a 0 no se olvida más”, “1 y 57 mi único
hogar”, “Monasterio”, “Berisso”, “Filial Balcarce”, “3 y 69”, “Que
placer verte otra vez” y una bandera gigante en la cabecera que da
espaldas a la Av. 32 con la leyenda “Contra Todos”, fueron los “trapos”.
A TODA ORQUESTA
El
recibimiento al equipo fue verdaderamente impactante. En los cuatro
costados instalaron bombas de papel picado rojo, blanco y plateado que,
sumados a las fuegos de estruendo, le dieron un marco impactante a la
entrada del primer equipo al campo de juego. La puesta en escenas
contempló la aparición de miles de globos tubulares rojos y blanco, para
completar un recibimiento al que no le faltó nada. También hubo una
enorme bandera desplegada sobre el césped, confeccionada por el sponsor
principal del club.
El más ovacionado fue el capitán, Juan
Sebastián Verón, tanto antes del partido, como cuando tuvo que salir
lesionado a los 28 minutos del primer tiempo y partió desde las tribunas
el “olé, olé, olé, olé, Bruja, Bruja” que el “11” retribuyó con gesto de agradecimiento.
Durante
toda la tarde, el pueblo Pincha le recordó a los jugadores de Gimnasia
su reciente paso por la segunda categoría del fútbol argentino: “vos sos de la B, vos sos de la B” , se gritó varias veces en el Unico.
Hubo
mucho aliento, en el 0-0, durante el 0-1 parcial y después del 1-1,
cuando desde las tribunas se empujó al equipo para que intentara llegar a
la victoria.
Al final, con el empate consumado, la hinchada
Pincha despidió a los suyos con un cerrado aplauso por el esfuerzo
realizado. Se escucharon algunas voces críticas para con Pellegrino,
aunque en general los simpatizantes brindaron respaldo.
MEDIDA IMPOPULAR
El
comentario que circuló por el Ciudad de La Plata fue el de la medida de
no permitir la venta de entradas generales para los hinchas no socios
de Estudiantes. Conocida la disposición de jugar sólo con público local,
el hecho de permitir el ingreso únicamente de socios, le restó público
al clásico, sobre todo en la tribuna cabecera que da espaldas a 526.
Aplausos pese a la roja
Más allá de haber sido expulsado por la agresión al Bochi Licht, los hinchas, en general, despidieron a Damonte con aplausos. Hubo recriminaciones puntuales
Más allá de haber sido expulsado por la agresión al Bochi Licht, los hinchas, en general, despidieron a Damonte con aplausos. Hubo recriminaciones puntuales
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