ARGENTINA
Es un sufrimiento, no puedo parar
El 1-0 a Suiza al final del suplementario se festejó como hacía mucho no pasaba, en San Pablo y en cada rincón del país. El análisis desde Brasil y un especial con los últimos minutos, para el infarto. El sábado se viene Bélgica, que aguante el corazón...
El "decime qué se siente" va para los brasileños y esta vez
también para cada argentino. Porque la verdad, hacía tiempo que no se
vivía un sufrimiento como el de este martes, que no afloraba el
fanatismo y el amor por la camiseta de esta forma, que no se gritaba un gol así.
Esa corrida de Messi de cara a siete rivales y esa definición de Di
María quedarán en la historia más por el contexto que por el rival, más
por el momento que por la instancia. Porque un 1-0 a Suiza en
octavos no dice mucho, pero el resultado se potencia si se tiene en
cuenta que hubo que parir, que sólo se jugó bien un tiempo en el que
el arquero rival fue figura y que se sufrió demasiado. Sin lucidez
para ganarle a un equipo inferior, se iluminaron Leo (mirá cómo vivió el primer gol y cómo sufrió la salvada del final) y Angel y después hubo ayuda divina en ese cabezazo en el palo de Romero, ya resignado. Y también hubo golpe de suerte en el tiro libre del final que dio en Basanta, cuando había rezos en el banco de suplentes, las tribunas de San Pablo y en cada rincón del país.
Fue un martes de adrenalina,
sobre todo en esos ocho minutos finales. De festejo y desahogo porque
ya en el final, como bien dijo Messi, "con cualquier error nos podíamos
quedar afuera del Mundial". Porque había olor a penales pero se
generó ese arranque fenomenal tras el pase de Palacio al 10 y ese
grito de todos, el beso del Kun Agüero a Messi en la montonera, la
descarga colectiva, Lavezzi levantando a Sabella después del tiro
libre en la barrera (así festejó el final el técnico)
y más. Claro está que lo que se festeja es el pase a cuartos más que
el nivel, porque hubo algunos bajos como el del Pipa Higuaín y
Lavezzi, como el de Gago, Zabaleta y Federico Fernández. Pero mientas
hay vida, hay esperanza para pasar a Bélgica, a la que hay que
enfrentar el sábado desde las 13 en Brasilia. Como en el 86, aunque en
aquel Mundial fue por semis...
Ya estamos entre los ocho y, como bien dijo Di María, es la hora de llegar a una semi después de 20 años. Olé analiza
y está claro que el Mundial no viene siendo un cuento de colores
para la Selección y para ninguno, por algo hubo cinco suplementarios
en octavos. Nosotros tenemos al as de espadas y eso es ventaja, pero
no alcanza. Por ahora se viene zafando, así se ganaron los cuatro
partidos, todos por un gol de diferencia. Hay fe porque la zanahoria es
muy grande, el Mundial es en Brasil y el sueño está, hoy más por
deseo que por juego. Hoy, como hacía mucho no pasaba, la Selección
contagia, emociona. La gente acompaña, está pendiente, hay pasión acá
en Brasil y en todo el país. Por ahora, es un sufrimiento, no puedo
parar...
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