HINCHAS. DESPIDIERON AL PLANTEL Y SE QUEDARON EN EL LUGAR PARA ALENTAR FRENTE A UNA PANTALLA GIGANTE
La movida de los albirrojos terminó con un gran festejo por el triunfo clásico
Desde que casi todos los partidos de nuestro fútbol se quedaron sin público visitante, cada vez que se da un choque entre Gimnasia-Estudiantes, la realidad transforma el ritmo cardíaco futbolero platense, se lo lleva a escalas inauditas de emoción y se motiva a seguir a los colores como sea y como se pueda.
Por eso ayer, para seguir a Estudiantes en su juego
ante el rival de toda la vida, el trabajo que se realizó, para tal
cometido, merece un párrafo aparte.
Es que a los hinchas no les quedó otra que seguir
las instancias del choque 153 entre el Lobo y el León, por las imágenes
de TV que llegaron desde el Bosque y se palpitaron con mucha intensidad
por los más de 500 hinchas que reventaron la carpa montada por las
autoridades albirrojas en City Bell, que quedó chica y obligó a muchos a
“pispear” desde afuera y estar conectados con auriculares a la
transmisión de radio para finalmente festejar la victoria 3-1 del León.
FAMILIAR Y CONCURRIDO
Todo arrancó desde antes del mediodía, con la gente
pincha repitiendo, el ritual de cada domingo con Estudiantes jugando de
visitante.
Utilizando las instalaciones del lugar, preparando
primero el fuego y después saboreando los asados familiares que le
dieron color al encuentro. Ahora sí ayer, todo se pintó de rojo y blanco
y cuando Pitana marcó el final, lo que volaron fueron las sillas que
estaban en la carpa, porque se festejó la victoria de forma enloquecida.
Y de la mano de la hinchada, agrupada en el sector
de “Los Leales”, las banderas que estaban alrededor de la cancha 1, le
dieron al final de la tarde curso emotivo y festivo a todo el carnaval
pincha que se armó.
FIESTA
Que realmente se desató a la hora de acompañar la
salida del ómnibus que transportó al plantel de Mauricio Pellegrino
hasta la cancha de Gimnasia. Antes de eso, alrededor de las 14 la
muchedumbre que se agolpó en City Bell, se acercó hasta la puerta que da
a la concentración del primer equipo y armaron una fiesta que se
recordará por mucho tiempo.
Cuando los jugadores empezaron a abordar el micro
pincha, se pudo divisar como el arquero suplente del equipo de
Pellegrino, el Gori Silva transportó un par de redoblantes con el que
encabezó “el candombe albirrojo”. A partir de ahí la algarabía de la
hinchada se confundió en una mimetización absoluta, que no reconoció
límites físicos y tuvo duración en el tiempo, desde la Zona Norte de
nuestra ciudad hasta el corazón mismo del Bosque, todo desarrollado en
un clima cordial y sin problemática alguna que interrumpiera la fiesta
albirroja. Lo dicho, pura pasión futbolera y clásica, que llevó a vivir
el día, como un domingo singular.
EL RECORRIDO DE LA ILUSION
Pero finalmente se hizo la hora de la esperada
partida y entre el propio vehículo que llevó al plantel, cómo así
también el de la seguridad y los mismos autos de los hinchas,
transformaron la colorida concentración, en una eufórica movilización.
Que empezó lentamente a desandar primero por la
calle 467, para fundirse primero con el Camino General Belgrano, luego
tomar la avenida Circunvalación, después la avenida 122 para finalmente
terminar en el corazón mismo del Bosque de nuestra ciudad, dónde se
disputó la máxima cita deportiva de nuestra ciudad: el clásico Nº 153
entre triperos y pinchas.
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