Analisis
El equipo de Gabriel Milito jugó muy mal
en Avellaneda y dejó una mal imagen. Fue a buscar acercarse a su sueño y
último gran objetivo del año y estuvo muy lejos. Debe reencontrarse con
su juego para no quedarse sin competencia internacional en el 2016.
En distintos puntos de la ciudad, los
hinchas, esos que no pudieron estar en Avellaneda, se pellizcaron, se
zamarrearon y hasta se empujaron, durante 90 minutos ante la tele
mirando al equipo. Aturdidos y dolidos por el rendimiento del equipo
buscaban que sus jugadores se despertaran. No lo lograron. Ni ellos, ni
los once que estuvieron en el Cilindro que pagaron caro, muy caro su mal
partido.
Estudiantes llegó a una instancia importante en la temporada. Se
metió entre los mejores del torneo, y así jugó la semifinal de la
Liguilla Pre Libertadores, para buscar acercarse a su último gran
objetivo del año, pero el rendimiento lo condenó a mirar como Racing
accedió a la final.
La Academia no lo pasó por arriba no lo hizo pasar papelones esta
noche. El Pincha se vuelve a su casa lleno de dudas, todas por errores
propios. Entró al juego dormido, nunca se adueñó de la pelota, le regaló
el campo a su adversario y en 90 minutos generó una sola situación de
riesgo. Esas situaciones fueron las que lo condenaron a despedirse de la
Libertadores 2016.
El equipo estuvo desdibujado en Avellaneda. Desdibujado en referencia
a lo que supo mostrar en otros momentos de este ciclo, como ante
Quilmes por ejemplo. Desdibujado en referencia a como debe jugar un
equipo en una instancia definitoria. Desdibujado en referencia a lo que
marca su propia historia.
Los dirigidos por Gabriel Milito jugaron muy mal esta noche y ante un
rival de jerarquía, que facturó en los momentos justos, lo pagaron
caro. Los Pincharratas ven pasar una instancia importante, ante un
objetivo buscado y ahora buscarán reivindicarse ante el rival que le
toque en la instancia final de l Liguilla Pre Sudamericana.
Estudiantes no fue Estudiantes. No fue el equipo que los hinchas
pretenden. Cada uno le asignará culpas a quien quiera, pero lo cierto es
que las responsabilidades están puertas hacia adentro. El equipo deberá
reaccionar para hacer valer el esfuerzo que hizo en el año para volver
al plano internacional.
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