NINGUNA MALA SUERTE. Estudiantes tiene problemas adelante
Mereció ganar, pero su gol llegó por un horror del arquero de Tigre. Mendoza o Anselmo, uno debió quedarse
David Barbona fue el elegido por Nelson Vivas
Por
Martin Mendinueta
OPINIoN
En un torneo donde Colón es puntero en
la Zona 1 y Atlético Tucumán en la Zona 2 (ambos con puntaje ideal),
Estudiantes se mira al espejo y todavía no se reconoce como un equipo de
identidad definida. Después de haber tomado muchísimas decisiones que,
entre incorporaciones y salidas, terminaron cambiando drásticamente la
conformación de su plantel, su gente esperaba una cosecha de puntos
superior.
Ante Tigre no sufrió un problema de mala suerte.
Aunque parezca extraño, la expulsión de un defensor rival (Rodrigo
Erramuspe) lo terminó complicando. Once contra once, el “León” se
perfilaba bien. El panorama cambió cuando Tigre quedó con uno menos. Si
bien los dirigidos por Mauro Camoranesi fueron obedientes tácticamente y
sacrificados en el despliegue defensivo, Estudiantes se convirtió en un
dominador de búsqueda tan reiterativa como ineficaz. Mediante una
tenencia de balón improductiva, verlo atacar resultó un espectáculo
aburrido. Monótono, sin variantes ni cambios de ritmo, el equipo de
Vivas jamas encontró un guía en tres cuartos de cancha. Hasta ahí si
tuvo en el “Rusito” Ascacibar a un conductor valiente y decidido a
marcar el camino inicial de cada intento.
La inclusión de David Barbona terminó siendo una
apuesta de nulo beneficio. Le costó hacerse cargo de manejar la pelota
en las inmediaciones del área rival. Quizás haya sido un error asignarle
semejante responsabilidad a quien, desde que arribó al club, nunca jugó
en un nivel que lo posicionara como titular indiscutido. ¿Y Juan
Cavallaro? ¿Acaso no lo incorporaron pensando en que podía asumir esa
responsabilidad? La realidad del ex-Unión y San Lorenzo marca que
todavía no entró en sintonía. Toca y pasa pelotas que no lastiman. Por
algo Vivas no lo incluye desde el inicio.
Si a esto le sumamos que la lesión de Viatri obligó
a transformar a Carlos Auzqui nuevamente en delantero central, el
debate en la tribuna se torna todavía más intenso. El problema no es
Auzqui (no fue ni el mejor ni el peor en Sarandí). El error fue haber
dejado ir a Diego Mendoza y a Federico Anselmo al mismo tiempo, sin
haberse asegurado antes la llegada de otro delantero referencial. La
dirigencia creyó que iba a llegar Sebastián Rincón, el colombiano que
mostró categoría en la habilitación a Federico González, para que
fusilara a Sappa y que también “sacó a pasear” a Schunke en una corrida
imborrable.
El tema es que Tigre no quiso desprenderse del
atacante y ahora Estudiantes, con Viatri lesionado, se lamenta por no
haber dejado a un “nueve” natural como recambio en City Bell. Esa fue
una macana. No actuaron con previsión. Tamaña decisión de política
deportiva hoy deja rengo a un plantel de individualidades interesantes.
Cuando todo parece estar claro en la estructura del arco, la defensa y
la primera línea de mediocampistas, las incógnitas se filtran sin pedir
permiso en la nueva identidad ofensiva.
QUINTANA SE HIZO VER
No todas fueron situaciones agrias en los pagos
de Don Julio Grondona. Hubo una grata aparición que provocó varios
comentarios de tono alentador. Un nuevo apellido se metió en la
conversaciones de los hinchas.
Vivas esta vez hizo los cambios a tiempo y
demostró clara ambición para ir a buscar el triunfo. Confió en el
juvenil Facundo Quintana y este supo aprovechar la oportunidad. Dos
veces estuvo muy cerca de convertir (una se la negó el palo izquierdo y
en la otra, un elogiable esfuerzo de Martín Galmarini). La gente lo
aplaudió y lo merecía porque demostró tener al arco rival como objetivo
central de cada una de sus intervenciones. ¿Por qué no probar en Mar del
Plata, ante Aldosivi; con Auzqui por la izquierda y Quintana bien de
punta? Más allá de que no sea un nueve natural, me parece atinado darle
una oportunidad como titular.
La única decisión que podría cuestionarse Nelson
Vivas es no haber sacado antes a Barbona, que estuvo entre los
rendimientos más bajos. Después, no fue culpa del técnico que Gastón
Fernández desperdiciara a los 31 minutos del primer tiempo la mejor
situación para abrir el marcador. La tiró por arriba del travesaño. Allí
no faltó buena suerte; faltó buena puntería.
Ahora, con los que están en el plantel,
Estudiantes tendrá que lograr mayor eficacia ofensiva. El desafío es
para el director técnico, pero sería bueno escuchar la autocrítica de
los que toman las decisiones más fuertes.
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