ESTUDIANTES EMPATO 1-1 CON TIGRE. LEANDRO DESÁBATO, CERCA DEL FINAL, LE PUSO UN POCO JUSTICIA AL PARTIDO
El Pincha jugó mal. Desnudó su carencia en el juego y la falta de variantes en su plantel profesional
Por MARTIN CABRERA
COMENTARIO
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Estudiantes fue la imagen
de un equipo nublado y sin ideas. Fue un equipo frágil y poco
inteligente. Y fue un equipo que salvó su ropa en el final, porque el
1-1 ante Tigre, al menos, no lo castiga tanto como hubiera sido una
derrota ante un rival claramente inferior que jugó desde los 18 minutos
con un jugador menos.
Con este empate el equipo de Nelson Vivas
lentamente empieza a alejarse de los puestos de vanguardia, a pesar de
que el torneo recién empieza. Pero sumar cuatro puntos sobre 9, con el
arranque que le marcó el fixture, no estaba en los planes. Pero mucho
menos se sospechaba la falta de variantes en ofensiva para destrabar
partidos cuando las defensas rivales se cierran atrás. Claro, sin
delanteros se le hará mucho más difícil.
En el primer tiempo lo buscó con el freno de mano
puesto. De derecha a izquierda, con Augusto Solari, Julián Marchioni,
David Barbona y Gastón Fernández como puntas de lanza. Ninguno de los
cuatro pudo mover la balanza y con el correr de los minutos el fastidio
de los hinchas empezó a crecer de la misma manera que la desesperación
del banco de suplentes.
A los 18 minutos el rumbo del partido pareció
cambiar, cuando Rodrigo Erramuspe, el central de Tigre, vio la tarjeta
roja por una fuerte infracción sobre David Barbona. Tras cartón se
lesionó el otro marcador central. Estaba todo encaminado para una
victoria, pero no.
En los primeros 45 minutos el Pincha tuvo una sola
situación de gol, que no fue clara, fue clarísima. Tras buena jugada
colectiva desbordó Barbona por la izquierda y tiró el centro atrás para
que la Gata Fernández la mandase al gol. Pero le pegó tan fuerte que la
pelota se fue a la tribuna.
¿Y Tigre? Nada de nada. Con once jugadores mostró
un esquema cauteloso, con diez directamente se metió adentro de su área.
Apostó a que Lucas Wilchez aguantase la pelota y pudiese descargar en
los puntas. Nunca lo logró.
En el complemento Nelson Vivas quiso patear el
tablero. Afuera los dos laterales, que se chocaban con los extremos, y
adentro Facundo Quintana y Juan Cavallaro. El primero le dio un poco de
mayor movilidad a la ofensiva, pero el otro se ahogó en la mitad de
cancha.
Es que Cavallaro, la Gata y Barbona jugaron de lo
mismo. Fue un concierto de volantes y ninguno le encontró la mano al
partido, a pesar de alternarse el rol de conductor. Pases laterales,
centros débiles o a cualquier parte y tibios arrebatos desde afuera del
área. Pasaban los minutos y Estudiantes no podía romper las dos líneas
de cuatro hombres de su rival.
En esa cruzada, para la cual sumó gente pero no
estructura, se expuso a alguna contra de Tigre, ya que empezó a defender
con Jonatan Schunke, Leandro Desábato y Julián Marchioni, que dejó el
mediocampo para ser un tercer defensor. Hasta que en el primer y único
intento de la visita Sebastián Rincón dejó un surco, burló a Schunke y
le dejó el gol servido a Federico González, que con un derechazo anuló
la reacción del debutante Daniel Sappa. Gol de Tigre y baldazo de agua
fría.
Entonces ahí, en el peor momento del equipo, el
capitán Desábato dio la cara y se hizo cargo. Se fue con la lanza como
en los viejos tiempos y empezó a empujar a un equipo light y carente de
ideas. Se paró en el corazón del área y como el número 9 que no tiene el
plantel las pidió todas. Una que tuvo, a los 32 minutos del
complemento, fue gol (floja reacción de García).
Tras cartón el Pincha lo arrinconó. Con el poco
resto físico que le quedaba fue un poco más agresivo. Lo tuvo dos veces
el pibe Facundo Quintana, otro debut, primero en el travesaño y luego a
las manos del arquero.
Estudiantes, bajo el sofocante sol de Sarandí,
apostó sus últimos pesos en pos de una victoria que puede decirse
mereció, pero de la que estuvo lejos. Es más, cuando la visita se puso
en ventaja muchos dudaron de que pueda revertir el resultado. Fue un
empate 1-1 con sabor a poco. Mejor dicho dejó el sabor a un equipo en
formación, juvenil, inocente y sin delanteros de área. Otra vez el mismo
error que sobre la marcha tendrá que corregir si quiere ser
protagonista.
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