ESTUDIANTES SE HACE RESPETAR CON UNA FORMACIÓN QUE NO SALE DE MEMORIA
Otero está encendido,
“Tití” brilló como nunca y Pavone pelea aprovechando el rato que le
toca. Andújar bajó su nivel y es el tema que preocupa para el clásico
Estudiantes va mejorando su nivel y crece en la tabla. Ahora tiene un desafío importante
El
que gana tiene razón, La sentencia cae mal, destila soberbia y hasta
suena desafiante, pero en el fútbol profesional los directores técnicos
crecen o se mantienen en sus cargos cuando las victorias son muchas más
que las caídas.
Lucas Bernardi hoy tiene un bajo índice de
aceptación entre los hinchas albirrojos. El lo sabe y, sin embargo, se
la pasa ejecutando determinaciones que no coinciden con el gusto
mayoritario de los que siguen y alientan a Estudiantes. Primer rasgo, el
rosarino actúa empujado por la fuerza de sus convicciones y eso
encierra una virtud. Lejos de cualquier atisbo demagógico arma y desarma
a su gusto. Pone y saca jugadores según le parece que es lo mejor para
su equipo; y, segundo rasgo, irradia permanentemente la idea de que en
su plantel “nadie tiene coronita”.
La semana pasada le
preguntaron si Newell’s era un rival especial. No dudó en responder que
era hincha del club y que en algún momento le gustaría volver a
dirigirlo. Estuvo perfecto. Lo único que hizo fue recordar públicamente
algo que ya se sabía. Ni siquiera daba la situación para que se manejara
con hipocresía. Todo le salió redondo. Antes del examen ratificó su
identidad “leprosa” y horas más tarde sus dirigidos no tuvieron piedad
en clavarle cuatro goles a ese rival que él quiere tanto..
Bernardi
es seco, nada diplomático y serio para trabajar. No se le movió ni un
pelo ante la salida de Damonte (jugador sumamente útil para este y la
mayoría de los equipos de la Superliga), convirtió en suplente a Pavone
(el “Tanque” es uno de los preferidos de la gente), contra Independiente
dejó afuera del banco a la “Gata” Fernández y, como si fuera poco,
tiene al “Chavo” Desábato en la misma línea que a Gastón Campi.
Evidentemente, no le cuesta tomar decisiones.
El tema es
que mal no le está yendo. Al contrario. Noveno en la tabla, su equipo
brinda la sensación de no atarse a ninguna fisonomía rígida. Muta
permanentemente y lo está haciendo mientras saca buenos resultados. En
Avellaneda, frente al reciente campeón de la Copa Sudamericana, primero
aprovechó los errores del rival y luego defendió como le gusta a la
gente de Estudiantes. Cada insulto, cada crítica ácida y cada comentario
hiriente que recibió el equipo de aquellos observadores que se
autodefinen como hinchas “de paladar negro” no hicieron más que
agigantar el orgullo de los fieles del “León”. La manera en que
Estudiantes protegió el triunfo en la casa del “Diablo” significó un
acercamiento entre la gente y el DT.
TRIUNFO INOBJETABLE
A
Newell’s, en cambió, lo trituró de principio a fin. Sin Dubarbier
(sorprende la frecuencia de sus lesiones) y con Diarte en cancha igual
aprovechó la banda izquierda para sumar gente en ataque. Melano, sin
brillar, ayuda a que Otero no se lleve toda la atención de los
defensores rivales. En eso se complementaron bien. El colombiano (fue
una muy buena decisión comprarlo) está cómodo, encendido, confiado y
siente que su importancia dentro del equipo va en aumento. Pero no fue
el único destacado. “Tití” jugó un partidazo. Después de mucho esperar,
brilló como lo marca su enorme potencial y como lo necesitan sus
compañeros. Desequilibró sin egoísmo. Jugó e hizo jugar. Desde antes de
aquel accidente automovilístico que no se lo veía en tan buen nivel.
Sólo
Andújar instaló comentarios de preocupación. Es tan buen arquero que
verlo inseguro y dando rebotes nada habituales en él hizo que su floja
actuación llamará la atención. De cara al clásico es un tema del cual se
hablará bastante en la previa.
ENORME RESPETO Y CARIÑO ETERNO
Alejandro
Sabella tiene el don de los que son buena gente. Fue un jugador
exquisito y como director técnico campeón, un claro ejemplo del líder
que educa y conduce sin imponer. Por eso, la multitud se puso tan feliz
de saludarlo a la distancia, de volver a verlo en el estadio, de
recibirlo donde les gustaría tenerlo siempre.
El deseo de
fuerza y la mejor recuperación también para Miguel Ángel Russo, otra
figura que dejó su marca en la institución, completó la parte más
emotiva de un domingo muy bueno para Estudiantes.
Camino al partido más esperado de este primer semestre, el “Pincha” repasa lo que tiene y no le suelta la mano al optimismo.
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