¿POR QUE LLEGO HASTA DONDE LLEGO Y COMO SALE DE ESTA?
Para salir del pozo, tendrá que cambiar, y no sólo el equipo
UNA IMAGEN REPETIDA: LOS JUGADORES DEL PINCHA ABANDONAN
EL CAMPO DE JUEGO CON LAS CABEZAS GACHAS
EL CAMPO DE JUEGO CON LAS CABEZAS GACHAS
Le
sale todo mal a Estudiantes desde hace un tiempo a esta parte, tanto
que hasta parece lógico verlo hundido en el fondo de la tabla de
posiciones. Con una increíble serie de resultados en contra, el Pincha
no puede frenar una caída que asusta a buena parte de su gente. Esa que
mira la tabla de los promedios, imagina lo que será la próxima temporada
y sospecha que tendrá que hacer cuentas como en viejos tiempos que
nadie quiere recordar.
No encontró el equipo, y
menos su funcionamiento, Diego Cagna en el presente campeonato, y la
sucesión de empates y derrotas le costó un cargo que dos fechas quedó en
manos de Martín Zuccarelli, como interino, y el último sábado le
correspondió a Mauricio Pellegrino, el entrenador al que la actual
dirigencia intentó contratar antes de que llegara Cagna y que
representa, para la CD, el proyecto de club moderno que pretende
desarrollar.
Pero más allá de la cuota-parte de
responsabilidad que le corresponde a cada uno de los técnicos, y dejando
a Pellegrino de lado, porque la semana pasada se bajó del avión, fue al
predio albirrojo de City Bell e hizo lo que pudo en la previa de un
partido, como visitante de Quilmes, que terminó mal, porque con el final
a la vista, y cuando el empate sin goles parecía sellado Martín
Cauteruccio decretó una caída que deslució una presentación con
expectativas.
Cagna llegó para armar el equipo de
Estudiantes tras el retiro de Juan Sebastián Verón, y manejó la
situación en el torneo Inicial 2012: cosechó un total de 28 puntos,
producto de ocho victorias, cuatro empates y siete derrotas. Pero cuando
todos esperaban un salto en el actual certamen denominado Final,
cometió equivocaciones que no le permitieron arrancar como era
necesario.
Ensayó todo el verano con una formación, y
cuando debutó frente a Tigre sorprendió con una formación que no mostró
nada de nada. Y perdió el control, porque los referentes no levantaron
vuelo en lo que respecta a su nivel individual, porque el equipo no
apareció como tal, y para colmo de males careció de una respuesta
física. Tanto que cada vez que empezó el segundo tiempo, el Pincha quedó
expuesto al dominio del rival, que de a poquito por lo general lo
acorraló. Con una larga lista de ejemplos en este sentido.
No
sólo el técnico que comenzó la actual temporada cometió errores.
También fallaron quienes lo rodearon, y aquí entran en escena los
dirigentes que no atendieron sus reclamos en lo que respecta a los
puestos que aconsejó reforzar y a los propios jugadores, que jamás
encontraron el modo de imponer condiciones ante la adversidad contra la
que debieron luchar. Y en la bolsa entran todas las líneas, porque
ninguna mostró un rendimiento acorde.
Incluso habría
que remontarse más lejos en el tiempo para intentar un diagnóstico de
la enfermedad que hoy afecta a un equipo que no recibió el material
necesario para mantener el protagonismo que le permitió ganar la Copa
Libertadores y ponerse a la altura del mismísimo Barcelona de Lionel
Messi en la final del Mundial de clubes que terminaron ganando los
españoles con lo justo.
La salida de Alejandro
Sabella, el alejamiento de varios jugadores con nivel de Selección y el
retiro de Juan Sebastián Verón, fueron situaciones que marcaron una
historia que incluyó el desfile de entrenadores que no pudieron imponer
una línea de juego que hasta hoy continúa ausente.
Pasaron
Eduardo Berizzo, Miguel Angel Russo, Juan Manuel Azconzábal y Diego
Cagna, con incorporaciones que se multiplicaron en el año 2011 sin el
suceso buscado. De pronto los ciclos comenzaron a interrumpirse antes de
lo pactado, la cosecha de puntos alejó al equipo de la zona alta de la
tabla, hasta llegar a un campeonato como el actual en el que Estudiantes
definitivamente tocó fondo.
Kevin Rendón y Alessio
Innocenti, los dos refuerzos que le trajeron a Cagna, todavía siguen en
un segundo plano, y el equipo, sin juego, sin respaldo físico y sin
carácter para resolver los problemas que lo envuelven, cierra la
clasificación con números que nadie hubiera imaginado un par de
temporadas atrás.
No ganó, empató cuatro veces y
cayó en las seis restantes; tiene ocho goles a favor y 16 en contra.
Apenas cuatro puntos, que sumados a aquellos 28 del primer campeonato,
totalizan los 32 con los cuales hoy, faltando nueve fechas, estaría
reemplazando en la tabla de los promedios a los 69 de la temporada
2010/2011.
La posible vuelta de la Brujita alimenta
la eterna ilusión del hincha, pero parece claro que para salir de este
pozo en el que cayó, Estudiantes tendrá que cambiar un montón de cosas, y
no solamente dentro de la cancha.
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