La historia de este pibe de 20 años, que sorprende por su madurez y buen nivel. ¿El Pincha ya tiene arquero?
GERONIMO RULLI, CON EL CHEQUE SIMBOLICO
QUE GANO EL EQUIPO. EL ES CASI AMATEUR
Y VIVE CON SUS PADRES
INFORME
Por MARTIN CABRERA
Por MARTIN CABRERA
En
Estudiantes la llegada de Gerónimo Rulli al arco le aportó una cuota de
frescura al equipo. En sólo cuatro fechas ese chiquilín de 20 años y
cara de niño, tímido y responsable, parece haber apagado un poco el
“incendio” que había comenzado un tiempo atrás, primero con Justo Villar
y luego con Agustín Silva.
Correcto contra Arsenal, bien con
Quilmes y figura ante Boca y Atlético Tucumán. Demasiado rápido para un
juvenil que un año atrás no imaginaba este presente, aunque a sus
familiares y amigos siempre les confió su sueño: ser el uno del club del
cual es fanático.
Reservado, prudente y buscando que la
explosión mediática vaya despacio, Rulli esquiva algunos micrófonos.
Tira algunas frases sobre su exitoso presente, pero sigue con los pies
sobre la tierra, una costumbre que heredó de su familia y que a
continuación se describe.
Gero empezó a jugar al fútbol en Ateneo
Popular. Con sólo cinco años integró la categoría ‘91, una más grande
que la suya. Su primer técnico fue Raúl Rosati.
¿Por qué fue arquero? Dicen que su fanatismo por José Luis Chilavert lo convenció de que debía ponerse los guantes.
Ya
de chico mostró carácter, a tal punto que en su primer partido como
arquero, ante un grito de su padre desde lejos, lo miró con furia y lo
hizo callar, ante la sorpresa de todos los presentes. “Desde ese día
nunca más le dije nada”, recordó Omar Rulli, su papá, ex jugador del
club, actual DT de la Novena de Liga Metro y sobrino lejano de Juan
Carlos Rulli, aquel delantero de Racing de la década del ‘60.
Gerónimo
Rulli, que el 20 de mayo cumplirá 21 años, llegó a Estudiantes, el club
de su familia. Empezó a atajar en Novena, aunque algunas lesiones lo
fueron postergando más de la cuenta. Una displacia en sus rodillas lo
tuvo a maltraer, a tal punto que años después tuvo que operarse.
Igual
conserva con alegría haber sido uno de los últimos jugadores en pisar
la cancha principal de 57 y 1. “Fue un partido contra Nueva Chicago, en
la Liga Metro”, contó uno de los presentes esa tarde gloriosa para la
categoría ‘92, que integraban el Chino Rosales, Piergiácomi y Matías
Chiappetta, entre muchos otros.
Con intermitencias en su
categoría, y para apagar ese fuego sagrado que le transmitía la camiseta
roja y blanca, un día pidió ser alcanzapelotas. Y lo fue precisamente
en el Apertura 2006, ese que mostró el regreso de Verón al fútbol
albirrojo y que tuvo a Estudiantes campeón.
“Su primer partido
fue Estudiantes-Belgrano. Gero estaba justo detrás del arco donde la
Brujita marcó su primer gol”, contó su papá. Luego, un amigo de la
familia confirmó otro dato: “Estuvo como alcanzapelotas la noche de la
primera final contra Cruzeiro”.
PADRES ORGULLOSOS
Omar
Rulli (49 años), disfruta por partida doble. Su hijo debutó en Primera y
justo en el club del cual es hincha. “Estoy muy feliz, Gero se lo
merece porque trabajó mucho para esto. Contra Boca se me caían las
lágrimas cuando atajaba”, relató Omar, que reconoció que no sabe cómo
reaccionará cuando en la tribuna algún hincha le diga algo a su hijo.
“Por suerte todavía no pasó”.
Su mamá, Adriana García, respetando
la privacidad de su hijo anticipó entre risas: “Voy a decir algo breve
porque no quiere que hablemos”.
“Orgullo es poco. Deportivamente
él ha trabajado para estar en este lugar. El reconocimiento deportivo me
encanta, pero que digan que es buena persona, humilde y trabajador me
llena de orgullo. Gero está demostrando todo lo que fue aprendiendo.
Este es el primer escalón”, relató por teléfono.
Ambos fueron
fundamentales en la formación de Gerónimo, que hizo sus estudios
primarios en el Colegio Santa Marta (40 y 118), donde justamente su mamá
es docente. Eso sí, no la tuvo como maestra por un pedido de ella.
En
la secundaria, en el colegio Sagrada Familia (15 entre 51 y 53), el
nene se hizo grande y conoció a muchos de sus actuales amigos. Entre
ellos a Nicolás Sanguinetti, el hijo del Topo (ex jugador de Gimnasia) y
jugador de Cuarta y Reserva del Lobo. Los dos, fanas de sus equipos,
supieron convivir a pesar de las pasiones.
También tuvo un
intento de seguir sus estudios universitarios. Hizo un año de
administración de empresas, pero le fue imposible continuar por las
obligaciones del fútbol profesional.
Amante de los Redondos y del
Indio Solari, jugador de Playstation, buen alumno (nunca se llevó una
materia) y un arquero que se caracteriza por transmitir tranquilidad a
sus compañeros.
PRESENTE Y FUTURO
Rulli
subió a Primera en agosto de 2010, cuando el DT era Sabella. En aquella
oportunidad Orión había sido expulsado y Agustín Silva estaba
fracturado. Lo fueron a buscar a la Quinta para llevarlo de suplente de
César Taborda.
“Esa semana concentró en la habitación con Verón.
Tenía unos nervios... Pero el pibe, con esa humildad de siempre, se ganó
su confianza”, contó un amigo personal.
Luego siguió en el
plantel, aunque mirando cómo el club compraba arqueros. Fue a la gira
por Colombia, se lesionó, lo operaron y volvió. Ahora tuvo su chance y
la aprovechó, a tal punto que algunos clubes ya empezaron a mirarlo. Su
representante, Facundo Fraga, es rotundo: “No hay nada”.
Gero Rulli, el nuevo mimado de la hinchada, que tiene apenas cuatro partidos y buenas actuaciones, llegó y quiere quedarse.
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