domingo, 25 de agosto de 2013

Frente a frente los últimos caudillos


Verón y Riquelme serán hoy más protagonistas que el partido mismo

El partido de esta noche tiene todos los ingredientes necesarios como para ser definido “el partido de la fecha”. Un gigante del país que necesita, de una buena vez por todas, confirmar que está en carrera para pelear el torneo. Y el local, renovado y con aires positivos, que quiere confirmar que no será un partenaire hasta el final del semestre. Como si todo esto no alcanzara para sentarse a mirar, será una oportunidad única de ver en cancha a los últimos dos caudillos del fútbol argentino: Juan Sebastián Verón y Juan Román Riquelme.
Los Juanes son los últimos exponentes del liderazgo en cancha de un equipo. No existe en la Argentina esta clase de jugadores. Hay referentes, goleadores letales, queridos por la hinchada, mimados, arqueros difícil de vulnerar. pero no hay otro Riquelme y otro Verón. Y, por lo que parece, no los habrá en un corto plazo. Por eso, esta noche es una oportunidad de disfrutarlos, juntos, en una cancha.
Verón y Riquelme son algo más que los capitanes de Estudiantes y Boca. Son dos jugadores que exceden su rol dentro de la cancha. Sus equipos se arman en función suya, a tal punto que Mauricio Pellegrino tuvo que “sacrificar” a Israel Damonte del mediocampo para ponerle a la Brujita un jugador más combativo a su lado. Y Carlos Bianchi, con una superpoblación de volantes, tiene que armar un medio con tres jugadores y un enganche. Hoy jugarán Ledesma, Ribair Rodríguez y Sánchez Miño. Y desde afuera lo tendrán que mirar Pichi Erbes, Fernando Gago y Franco Cángele, sólo por citar a tres que jugarían con otro esquema.
Verón y Riquelme serán los dueños de la pelota. Ninguna salida de sus equipos podrá ignorarlos. Siempre serán la primera opción, para bien o para mal. Dueños de la pelota parada, de los aplausos y los insultos. Claro, hoy sólo habrá hinchas locales, que buscarán minimizar el juego del rival, lo mismo que ocurre cada vez que Verón lo hace como visitante. Porque detrás de todo ese “odio” camuflado con pasión hay una indiscutible admiración.
TAN DISTINTOS Y TAN PARECIDOS
Son tan similares sus carreras, que los dos se dieron el lujo de dejar de jugar al fútbol un tiempo. Y volvieron cuando lo quisieron. Lo destacado del caso es que ambos mostraron que la genética no se mancha ni impide mostrar las condiciones, aun a los 38 años. O a los 35, según el caso.
La Brujita estuvo un año sin jugar en forma profesional. Si bien se entrenó por su cuenta y hasta jugó para Brandsen en la Liga Amateur Platense, no tuvo el roce del fútbol de primera. Pero nada parece haber cambiado. Sólo que tal vez no pueda jugar todos los domingos como antes, pero cuando le tocó entrar a la cancha demostró una clase poco frecuente, en extinción en nuestras pampas.
Lo mismo con Juan Román Riquelme. Por capricho, enojo o vaya a saber qué, dejó de jugar cuando el técnico era Julio César Falcioni. Desde el sillón del comedor de su casa, o en algún asado con amigos, vio cómo caída ese imperio. Y regresó con todos los honores para ser, otra vez, el dueño del vestuario. Y del equipo.
Alguna vez sonó la Brujita para volver a Boca. También se tiró el nombre de Riquelme para venir a Estudiantes. Jamás podría pasar eso, porque Verón es para Estudiantes lo mismo que Riquelme para Boca. Son amos, dueños y figura. Y no serían lo mismo si tuviesen otra camiseta. Hoy jugarán uno enfrente del otro. A disfrutarlo, porque tal vez sea la última vez que lo hagan, al menos en La Plata.


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