martes, 26 de noviembre de 2013

La diferencia entre el Pincha y el Sabalero fue un cabezazo

El de Desábato, que selló el 1-0. Después el partido resultó un bodrio


EL GRITO DE GOL DEL CHAVO DESABATO, QUE LE DIO EL TRIUNFO A ESTUDIANTES EN EL UNICO
EL GRITO DE GOL DEL CHAVO DESABATO, 
QUE LE DIO EL TRIUNFO A ESTUDIANTES EN EL UNICO 
 


El gol del Chavo
Comentario Por Aníbal Guidi
Clic para ampliarEstudiantes jugó poquito, casi nada: Colón no jugó nada. Y dentro de un partido tan bajo técnicamente, sin matices y carente absolutamente de juego asociado y emociones, la única diferencia fue ese cabezazo de Leandro Desábato, a los 16’ del primer tiempo, tras un córner que ejecutó Verón desde la derecha, que terminó inclinando la balanza para los albirrojos.
Lo demás fue la nada. El tedio ganó todo y para muestra cabe solamente señalar que en el segundo tiempo casi que no patearon al arco hasta el instante final.
Porque en el cierre, Estudiantes pudo haber aumentado con un cabezazo de Klusener que se fue cerca del palo izquierdo, o bien lo pudo haber empatado Colón (¿hubiera sido justo?) cuando en la única jugada bien urdida y que fue de derecha a izquierda, hubo un remate de Curuchet que, en su afán por rechazar, Desábato la fue a estrellar contra el palo izquierdo de un ya vencido Rulli. Tan mal anda el sabalero que ni el tiro del final le salió.
Por esas cosas de este fútbol tan irregular que ha caracterizado este torneo Inicial, con el triunfo de ayer Estudiantes llegó a los 26 puntos y quedó a cinco del líder San Lorenzo, a quien deberá enfrentar el próximo domingo en el Nuevo Gasómetro. Mientras que estiró a 15 partidos su invicto de local, con 8 triunfos y 7 empates.
Clic para ampliarEl sabalero, que venía de una semana tremenda por graves problemas económicos, quedó a solo un punto de la zona de descenso, al tiempo que acumula once fechas sin ganar, con 2 empates y 9 caídas.
Frente a ese equipo que está cerrando las posiciones, y que a priori asomaba como un simple trámite para los albirrojos, en la práctica resultó algo totalmente distinto y, de no haber mediado ese tremendo cabezazo de Desábato -alto y al medio-, que fusiló a Montoya, ahora esa producción tan inexpresiva del equipo de Pellegrino sería motivo de ácidas críticas. El equipo tuvo un arranque prometedor, llegó, marcó y, cuando parecía que resolvía el pleito con amplitud, de pronto se frenó.
Y con el freno de mano anduvo ayer mucho tiempo, casi una hora, en donde no se le cayó ninguna idea y, para colmo, se contagió de la inexpresividad de su adversario. “Hay que poner el cerebro en remojo”, fue la advertencia de su capitán, molesto, en camarines.
Colón ni siquiera se rebeló ante la adversidad que lo está carcomiendo de a poco, pero porque su rival se eclipsó totalmente, le manejó la pelota todo el tiempo, aunque sin darle la necesaria profundidad, pese a que tenía ciertas facilidades si atacaba por los costados. Los gritos de Verón y de Desábato no hizo que sus compañeros volvieran a aquella realidad del comienzo, y asomaron todos esos problemas que no han podido todavía ser superados en los entrenamiento en City Bell.
Marca endeble en el medio, problemas para recuperar la pelota, dificultades para manejarla e individualidades que fueron desmoronándose de a poco. Es un equipo que da la sensación que puede dar más, pero muere en el intento. Ese arranque prometedor, a pleno toque, fue languideciendo hasta desaparecer de la escena. Y como no fue a rematarlo, Colón se le animó en el cierre y casi le da un dolor de cabeza. Lo salvó el palo. Con la vieja fórmula (centro de Verón y cabezazo de Desábato) se abrazó al triunfo y sueña con prenderse más arriba. El domingo tiene esa posibilidad, pero jugando así le será muy difícil. 

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