El de Desábato, que selló el 1-0. Después el partido resultó un bodrio
EL GRITO DE GOL DEL CHAVO DESABATO,
QUE LE DIO EL TRIUNFO A ESTUDIANTES EN EL UNICO
El gol del Chavo
Comentario Por Aníbal Guidi
Estudiantes
jugó poquito, casi nada: Colón no jugó nada. Y dentro de un partido tan
bajo técnicamente, sin matices y carente absolutamente de juego
asociado y emociones, la única diferencia fue ese cabezazo de Leandro
Desábato, a los 16’ del primer tiempo, tras un córner que ejecutó Verón
desde la derecha, que terminó inclinando la balanza para los albirrojos.
Lo demás fue la nada. El tedio ganó todo y para muestra cabe
solamente señalar que en el segundo tiempo casi que no patearon al arco
hasta el instante final.
Porque en el cierre, Estudiantes pudo
haber aumentado con un cabezazo de Klusener que se fue cerca del palo
izquierdo, o bien lo pudo haber empatado Colón (¿hubiera sido justo?)
cuando en la única jugada bien urdida y que fue de derecha a izquierda,
hubo un remate de Curuchet que, en su afán por rechazar, Desábato la fue
a estrellar contra el palo izquierdo de un ya vencido Rulli. Tan mal
anda el sabalero que ni el tiro del final le salió.
Por esas
cosas de este fútbol tan irregular que ha caracterizado este torneo
Inicial, con el triunfo de ayer Estudiantes llegó a los 26 puntos y
quedó a cinco del líder San Lorenzo, a quien deberá enfrentar el próximo
domingo en el Nuevo Gasómetro. Mientras que estiró a 15 partidos su
invicto de local, con 8 triunfos y 7 empates.
El
sabalero, que venía de una semana tremenda por graves problemas
económicos, quedó a solo un punto de la zona de descenso, al tiempo que
acumula once fechas sin ganar, con 2 empates y 9 caídas.
Frente a
ese equipo que está cerrando las posiciones, y que a priori asomaba
como un simple trámite para los albirrojos, en la práctica resultó algo
totalmente distinto y, de no haber mediado ese tremendo cabezazo de
Desábato -alto y al medio-, que fusiló a Montoya, ahora esa producción
tan inexpresiva del equipo de Pellegrino sería motivo de ácidas
críticas. El equipo tuvo un arranque prometedor, llegó, marcó y, cuando
parecía que resolvía el pleito con amplitud, de pronto se frenó.
Y
con el freno de mano anduvo ayer mucho tiempo, casi una hora, en donde
no se le cayó ninguna idea y, para colmo, se contagió de la
inexpresividad de su adversario. “Hay que poner el cerebro en remojo”,
fue la advertencia de su capitán, molesto, en camarines.
Colón ni
siquiera se rebeló ante la adversidad que lo está carcomiendo de a
poco, pero porque su rival se eclipsó totalmente, le manejó la pelota
todo el tiempo, aunque sin darle la necesaria profundidad, pese a que
tenía ciertas facilidades si atacaba por los costados. Los gritos de
Verón y de Desábato no hizo que sus compañeros volvieran a aquella
realidad del comienzo, y asomaron todos esos problemas que no han podido
todavía ser superados en los entrenamiento en City Bell.
Marca
endeble en el medio, problemas para recuperar la pelota, dificultades
para manejarla e individualidades que fueron desmoronándose de a poco.
Es un equipo que da la sensación que puede dar más, pero muere en el
intento. Ese arranque prometedor, a pleno toque, fue languideciendo
hasta desaparecer de la escena. Y como no fue a rematarlo, Colón se le
animó en el cierre y casi le da un dolor de cabeza. Lo salvó el palo.
Con la vieja fórmula (centro de Verón y cabezazo de Desábato) se abrazó
al triunfo y sueña con prenderse más arriba. El domingo tiene esa
posibilidad, pero jugando así le será muy difícil.
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