lunes, 14 de julio de 2014

El árbitro italiano Rizzoli hizo recordar al mexicano Codesal


LA SECUENCIA DE LA JUGADA MÁS POLÉMICA DEL PARTIDO. EL GOLPE DE NEUER A HIGUAÍN DENTRO DEL ÁREA, QUE EL ÁRBITRO NO CONSIDERÓ, CUANDO EN REALIDAD DEBERÍA HABER COBRADO PENAL
 
MUCHA BRONCA. CON EL ARBITRAJE QUE TERMINÓ PERJUDICANDO ABIERTAMENTE A LA SELECCIÓN ARGENTINA

No cobró un evidente penal de Manuel Neuer a Higuaín y no lo expulsó a Howedes tras un fuerte foul 

 

¿Otro robo como en Italia ‘90? ¿A la Selección Argentina se le cruzó en el camino otro Edgardo Codesal? Lo concreto es que, sin llegar a tales extremos, lo cierto es que ayer en el Maracaná hubo una jugada puntual que bien pudo haber cambiado la historia de la final de la Copa del Mundo 2014. Ocurrió a los 11 minutos de la segunda parte de la final con el marcador en blanco. El árbitro italiano Nicola Rizzoli, en ese instante, trajo aquel triste recuerdo a 2014, en un Maracaná en el que la Argentina se sintió más visitante que nunca, con el pueblo brasileño alentando a rabiar a los alemanes que precisamente les habían marcado siete goles en la semifinal.
Pablo Zabaleta envió un pelotazo largo para Higuaín, que entraba solo por derecha al área alemana. El arquero Neuer, como es su costumbre, salió lejos y, tras saltar, despejó el balón con el puño, pero en el mismo movimiento le pegó con su pierna en la cabeza al Pipita. Era penal para la Argentina. Sin embargo, el italiano Rizzoli decidió no cobrarlo. Y para peor, cobró tiro libre para Alemania por falta en ataque. En la repitición se puede observar que Higuaín jamás puede ver que viene el arquero, aunque Neuer sí enfrenta al delantero con la rodilla en alto.
Lo que se imponía en esa jugada era cobrar el penal y proceder a la expulsión del arquero alemán, pero inexplicablemente Rizzoli no vio nada. Tampoco el primer asistente, Renato Faverani, que estaba ubicado a escasos metros de la polémica jugada, que terminó en un saque de manos para Alemania.
Para algunos, el golpe se produce después de que el arquero alemán despejara el balón y posteriormente se da el contacto, por lo que la jugada no merecía ser sancionada como penal.
Con el resultado puesto, la acción remitió a la polémica labor de Codesal en la final de Italia 1990 que tuvo a los mismo protagonistas e idéntico resultado para Alemania. El mexicano cobró un inexistente penal de Pedro Monzón a Jürgen Klinsmann a los ‘40 del segundo tiempo y el defensor Andreas Brehme lo convirtió para la tercera consagración alemana, que ayer se repitió por cuarta vez con otro guiño arbitral. Al margen de ese grosero error, tan determinante en el trámite como el resultado del partido entre Argentina y Alemania, luego el árbitro pitó con algunos altibajos y hasta le perdonó la vida a Sergio Agüero que, con tarjeta amarilla, golpeó y hasta le produjo una herida debajo de un ojo al temperamental como cerebral Bastian Schweinsteiger. Además, Rizzoli no expulsó a Howedes al minuto 32, en la acción más violenta del juego contra Zabaleta, ya en el segundo tiempo también se la perdonó a Mascherano y Agüero, que debieron ser expulsados. 

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