NADA ESTA DICHO. AMBOS SE RESPETARON DEMASIADO
Gimnasia sabe que cualquier error de Estudiantes le será muy útil para intentar dar el gran golpe en el Unico. Los dos conocen lo que tienen que hacer, el tema será que les salga. Vegetti y Carrillo ya son piezas fundamentales.
OPINION
Por MARTIN MENDINUETA
Por MARTIN MENDINUETA
Se
sacaron de encima el compromiso. Depositaron la angustia a plazo fijo.
Es sólo cuestión de tiempo. Cuando vuelvan a enfrentarse, y salvo un
alarido que modifique drásticamente el tablero estratégico, Estudiantes
tendrá la obligación de ser más audaz y Gimnasia, en cambio, la de
defender con bravura y concentración extrema. Se invertirán los roles
que aparecieron un tanto borroneados entre los árboles del Bosque.
Si
esto no fuera lo que es, fútbol profesional y con bastante dinero en
juego, el rol de favorito para seguir en la competencia aplacaría el
suspenso. Los de Pellegrino parecen haber quedado mejor perfilados para
los noventa minutos restantes, aunque deberán adosarle mayor convicción
que la que tuvieron en la función inicial. La tenencia del balón es
valiosa, pero en sí misma no garantiza el premio del triunfo. Hay que
lastimar en la red del adversario; de lo contrario, se vuelve inútil.
Estudiantes
mejoró con respecto a prestaciones anteriores en condición de
visitante, se instaló buena parte del segundo tiempo en campo rival y
manejó, hasta la puntada final, los pasos creativos con eficacia. Lo
frenó bastante la opaca participación de Joaquín Correa. Discontinuo y
sin chispa, el hombre talentoso del que se espera la principal cuota de
desequilibrio, quedó en deuda.
Mejoró Román Martínez, dando con
acierto el primer pase de cada construcción ofensiva; ayudó mucho
“Viruta” Vera, inquieto y también dispuesto a luchar con hombres
fuertes. Y sobresalió claramente el oficio, la potencia para aguantar la
marca y el excelente trabajo de pivot de Guido Carrillo. No pudo marcar
(estuvo muy cerca con un impecable cabezazo que salió al lado del palo
derecho de Monetti), pero realizó un trabajo tan generoso con el equipo
como impecable. Cuidó, defendió y entregó “limpia” la mayoría de los
pases o pelotazos que le tiraron. Su único defecto, repetido por cierto,
fue no patear más al arco. Le faltó esa cuota de egoísmo que suelen
tener los que juegan de “nueve”.
UN “TORO HAMBRIENTO”
Del
otro lado, también hubo un delantero temible. Distinto a Carrillo,
Pablo Vegetti tiene un estilo que impresiona. Novato en la primera
división, no necesita período de adaptación. Está dispuesto a todo, y
eso ya lo convierte en un hombre que intimida. Aprovecha su físico al
extremo. Es un “toro hambriento”. Genera la invitación a tirársela
siempre, ya sea en el juego corto o en el largo, estando o no encimado
por un rival. Tampoco hizo goles. De todos modos, quedó la sensación de
que Gimnasia lo necesita casi desesperadamente para generar peligro.
Gimnasia
no puede ser tan dependiente de su artillero, los mediocampistas, la
mayoría ampliamente capacitados para manejar la pelota (Ignacio
Fernández, Jorge Rojas, Javier Mendoza y Alvaro Fernández), tienen que
crecer en protagonismo. El otro día ofrecieron escasas respuestas.
Ninguno se hizo patrón del “Lobo”.
¿Apostará el equipo de Troglio
a llegar a la definición con tiros desde el punto del penal? Quizás
¿Saldrá al comienzo apretando a fondo el acelerador procurando marcar el
gol que cargue de obligaciones a Estudiantes? Puede ser. Intuyo que
solos en la escenografía copada por los hinchas albirrojos, darán un
plus de coraje que, mientras el “Pincha” no consiga ponerse en ventaja,
le dará ánimo pensando en concretar el gran golpe de la clasificación.
Hay
certezas, que tienen que ver con las características de cada uno, pero,
por suerte, reina la incógnita. Todavía gobierna el suspenso. Las
apuestas siguen en pie. Ninguno se anima a festejar antes de tiempo. Y
está bien que así ocurra. Nada está dicho. Todo es posible. Es fútbol,
no se olvide.
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