LOS ALBIRROJOS. SE HICIERON NOTAR EN FORMOSA
El “Antonio Romero”, que mostró muchas deficiencias, contó con un marco multitudinario
FORMOSA (Enviado especial).- La
avidez por ver fútbol profesional se palpó en cada rincón de esta
ciudad. Las largas colas en los días previos al partido de anoche entre
Estudiantes y Huracán dieron paso a una inusual postal para un cotejo de
estas características: dos horas antes del pitazo inicial de Pitana,
las tribunas del viejo escenario formoseño, sobre todo en la zona de
plateas, ya estaban repletas de público.
El “Antonio Romero” (el
estadio lleva el nombre de quien fuera presidente de la Liga Formoseña
allá por 1981 cuando se inauguró el recinto con un amistoso de la
Selección Nacional, que contó con la presencia de Diego Maradona)
recibió a miles y miles de formoseños que llevaban casi dos décadas
esperando por un partido oficial de estas características. Es más, las
nuevas generaciones nunca habían presenciado un cotejo oficial entre dos
históricos de la AFA como el Pincha y Huracán.
Un alto
porcentaje de los concurrentes fue público neutral. Se trató del local
con alma futbolera que hacía rato venía esperando por un evento de
magnitud nacional como lo fue el choque de cuartos de final de Copa
Argentina jugado anoche. Los formoseños coparon la platea techada y la
popular lateral, nomenclada por la organización como tribuna neutral.
Los
hinchas del Pincha que hicieron un largo viaje para alentar al equipo
de Mauricio Pellegrino se ubicaron en la tribuna sur, aquella que da
espaldas a la Avenida Gutnisky, una de las más importantes de esta
ciudad. En el sector opuesto, en la cabecera Norte, se ubicaron los
hinchas de Huracán que llegaron desde Parque Patricios.
Se montó
un importante operativo de seguridad en torno al partido. En total,
trabajaron 600 uniformados, entre agentes de calle y de infantería. Tres
horas antes del inicio del partido, ya se habían establecido los
distintos cordones policiales en el estadio, para evitar cruces entre
las hinchas del Pincha y el Globo.
Las instalaciones del estadio
lejos están de cualquier escenario de Primera División de la AFA. Los
vestuarios, ubicados sobre la cabecera norte, son pequeños y sin lugar
para realizar la entrada en calor. Los bancos de suplentes también son
precarios y la zona de plateas terminó de ser pintada en la mañana misma
del partido, a los apuros, a escasas horas de ser utilizada. Se vio
mucha improvisación y desconocimiento de los requisitos que todo partido
de esta magnitud debe tener.
Un párrafo aparte merece el terreno
de juego, irregular y con muchos pozos, que dejó disconformes a los
cuerpos técnicos de ambos equipos. La pelota rodó con dificultad y ni
siquiera los febriles trabajos que se hicieron en las últimas 48 horas
fueron suficientes para maquillar su pésimo estado. Llamó la atención
que, a sabiendas de que se venía un partido tan importante como el de
anoche, las autoridades de la Liga Formoseña hayan permitido la disputa
de dos partidos bajo la lluvia el pasado domingo.
www.eldia.com.ar
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