sábado, 8 de noviembre de 2014

Estuvo a la altura y plantó una semilla

ANALISIS. ESTUDIANTES Y SU DESPEDIDA DE LA COPA SUDAMERICANA

Le tocó la peor llave. No deslumbró, pero acompañó la rica historia copera del club. Crédito abierto


DIEGO VERA FUE EL GOLEADOR DE ESTUDIANTES EN LA COPA SUDAMERICANA, CON TRES CONQUISTAS EN SEIS PARTIDOS
DIEGO VERA FUE EL GOLEADOR DE ESTUDIANTES 
EN LA COPA SUDAMERICANA, 
CON TRES CONQUISTAS EN SEIS PARTIDOS

Por MARTIN CABRERA

La derrota contra River despidió a Estudiantes de la Copa Sudamericana y el sueño de volver a triunfar en el ámbito sudamericano apagó la luz. Aunque el camino se interrumpió en cuartos de final, el paso del equipo será recordado con simpatía con el correr de los años.
La Copa Sudamericana fue el torneo de la histórica serie contra Gimnasia. El equipo se hizo cargo del favoritismo y pasó de ronda, con todo el peso emocional que eso significó. Con lo justo, pero lo hizo.
En octavos no la tuvo sencilla. Peñarol, aun siendo mucho menos futbolísticamente, le complicó la vida. La pasó mal el Pincha, en La Plata y fundamentalmente en Montevideo. Fue aquí cuando empezó a quedar en evidencia el mal armado del plantel, con una inexplicable falla en el arco y una carencia en puestos clave de la defensa. Pero salió victorioso en una dramática definición por penales.
En cuartos se le vino la noche. Porque la llave le puso por delante al mejor equipo argentino y, tal vez, del continente. No hay en Sudamérica un equipo mejor que River, que lleva 30 partidos sin perder y un entrenador con una racha envidiable: no pierde un partido desde el 16 de abril de 2012, cuando como DT de Nacional cayó 1-0 contra Vasco Da Gama.
Así como en 2008 se topó con la mejor versión del Inter de Porto Alegre y en 2009 le tocó jugar la final del mundo ante el mejor Barcelona de la historia, en la Sudamericana tuvo que bajar a un River en racha, astuto y ganador. Lo tuvo contra las cuerdas para sorpresa del país futbolero. Con audacia y fútbol le ganaba en el Monumental. Pero la falta de picardía, suerte y jerarquía lo sacaron de un escenario que tenía reservado su lugar para otro equipo.
Este equipo de Mauricio Pellegrino había apostado todas sus fichas a esta copa, aun sabiendo que de las tres competencias era la más complicada. Tal vez ese sea hoy el error para reprocharle al cuerpo técnico y jugadores. Dado el rumbo de la Copa Argentina y los rivales que clasificaron, no quedan dudas que debió ser el camino por escogido cuando se bifurcó la ruta. Por eso la eliminación del jueves dolió un poco más que lo normal. Lo dejó con las manos vacías con un mes por delante.
Para el futuro, siempre lo más importante, Estudiantes tiene motivos suficientes como para celebrar. Este año, como le viene ocurriendo en los últimamente lo volvió a salvar su cantera. Un par de años atrás fue Duván Zapata el juvenil importado que explotó y se fue rápidamente por 10 millones de dólares. Al año siguiente maduraron Gerónimo Rulli, Jonathan Silva, Gastón Gil Romero y Leonardo Jara. En este torneo el emblema fue, por escándalo, Guido Carrillo, figura, capitán y goleador. También aportó lo suyo Joaquín Correa.
Este es el mejor legado del semestre además de los triunfos conseguidos. Para levantar la copa en el Mineirao, aquel plantel tuvo que sufrir las eliminaciones en 2006 y 2008. Lo del jueves pudo haber sido el principio de otro ciclo exitoso. Sólo el tiempo lo confirmará. 

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