INDIVIDUAL. AGUIRREGARAY TAMBIÉN DESTACÓ, MIENTRAS QUE LOS CENTRALES QUEDARON EN DEUDA
El oriental estuvo intratable y los jóvenes dieron la talla
A
continuación, el detalle de la actuación individual de los jugadores de
Estudiantes, en el partido de anoche ante River en el estadio
Monumental de Núñez. Este es el uno por uno:
Hilario Navarro (5): En el primer tiempo fue casi un espectador. Nada que hacer en los goles.
Matías Aguirregaray (6):
Con la garra charrúa a flor de piel, el Vasquito dejó el alma en el
campo de juego, con gran personalidad en un partido trascendental.
Correcto atrás y con el corazón en la mano a la hora de subir. Salió
sentido en lo físico.
Jonathan Schunke (3):
Alternó buenas y malas, dejó algunas dudas por ciertos desacoples
posicionales que no le permitieron llegar de la mejor manera a los
cruces ante los difíciles hombres del Millonario. Y en el complemento
perdió la marca de Funes Mori en el gol del Mellizo.
Leandro Desábato (3):
Una noche para el olvido del caudillo de Estudiantes. Se lo vio falto
de ritmo, descolocado y superado por los hombres de River. Quedó
enganchado en el 1-0 del dueño de casa, donde habilitó a todos. Entregó
mal algunas pelotas donde siquiera estaba presionado. Desconocido.
Mauricio Rosales (4):
Con muchas ganas, yendo a buscar cada pelota como si fuera la última,
en definitiva, jugando una verdadera final copera, como lo indica la
historia. Después decayó en su rendimiento.
Carlos Auzqui (6):
Empezó muy mal, errando algunas pelotas fáciles y desperdiciando una
chance clarísima de gol cara a cara con Barovero. Tuvo una revancha al
servirle el gol, con gran precisión, a Diego Vera en el epílogo de la
primera etapa.
Gastón Gil Romero (5):
No apareció en la conducción del fútbol del equipo en materia ofensiva,
casi pasó desapercibido en el armado del juego. Eso sí, metió con todo,
trabó cada pelota como si fuera la última, dejó todo en el terreno de
juego.
Leonardo Jara (5): Se
acopló con gran inteligencia a la función de mediocentro en el armado
táctico albirrojo. Es verdad que su puesto natural es en la mitad de la
cancha, pero hacía mucho que no actuaba en ese sector. Por eso, es
destacable por sobre todas las cosas su sentido de la ubicación en un
partido muy caliente. Terminó como marcador central, dando todo por el
equipo.
Joaquín Correa (6):
Con la calidad y la habilidad de siempre, esa que lleva desde la cuna,
pero además tomando muy en serio el compromiso del partido. Las pidió
todas, jamás se borró y fue el conductor que el Pincha necesitaba.
Apareció con toda su magia y su poder de desequilibrio. Fue el hombre al
que Barovero le cometió la falta-penal que luego cambió por gol Guido
Carrillo. Eso sí, luego sintió el trajín del partido.
Diego Vera (8):
Un partido descomunal del delantero oriental. A los dos minutos le
anularon (mal) un gol lícito por un invento de la terna arbitral: una
falta que no existió. No contento con ello, siguió jugando en un nivel
brillante, guapeando en todas las acciones, con potencia, sabiduría y
carácter. En el empate, definió como indica el manual, como un verdadero
goleador.
Guido Carrillo (7):
Otro partido completo del crédito de Magdalena. En el primer tiempo,
jugando de espaldas al arco, con devoluciones de gran calidad y un juego
a un toque digno de los que gozan de un pie exquisito. Se encargó de la
ejecución del penal que le hicieron a Correa y lo hizo con gran
calidad, ya que remató esquinado al tiempo que potente. Ya dejó de ser
pibe hace rato, jugó como un hombre en el Monumental.
Ernesto Goñi (5):
Entró por el lesionado Aguirregaray para marcar la banda. No tuvo
grandes problemas, pero no logró ni por asomo la presencia temperamental
de su compatriota.
Ezequiel Cerutti (5: Lo metieron otra vez para luchar en el momento más difícil.
L. Benítez (-) : Jugó poco.
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