Les
llamaban ‘los profesores’ porque aquellos ‘estudiantes’ en cada partido daban
una clase de cómo jugar al fútbol y por ello se habían ganado la categoría de
docentes. El arte de la combinación llevado hasta el extremo, tirando paredes o
tocando y combinando a la primera lo ejecutaron de manera excelsa. Estamos en
el final de los felices años veinte y el comienzo de los treinta del pasado
siglo y Estudiantes de la Plata, ese que luego fue campeón del mundo con los
Ribaudo, Bilardo, Conigliaro o la ‘Bruja’ Verón, tenía una delantera que
alcanzó la fama por lo anteriormente dicho: Miguel Ángel Lauri (Flecha de Oro),
Alejandro Scopelli (el Conejo), Alberto Zozaya (Don Padilla), Manuel ‘Nolo’
Ferreira (el Piloto Olímpico) y Enrique Guaita (el Indio).
Félix
Daniel Frascara, legendario periodista argentino, dijo de ellos que fueron «la
mayor expresión de arte colectivo sobre una cancha». Ellos solos marcaron 104
goles en 1931, de los cuales ‘el Conejo’ Scopelli marcó 31 y el delantero
centro Zozaya lo hizo en 33 ocasiones. Como verán, números de infarto.
El cerebro de aquel
quinteto y su gran referencia era Nolo Ferreira, al que apodaban ‘el Piloto
Olímpico’ porque era el ‘nueve’ de Argentina en los Juegos de Amberes de 1928. Era el ideólogo de
aquellas paredes y combinaciones que luego salían a relucir en el campo. Y el
hombre que mejor se entendía con él fue Scopelli. Y junto a ambos, un
extraordinario cabeceador en el centro –Zozaya– y dos flechas en los extremos
–Lauri y el ‘Indio’ Guaita–. La delantera ideal.
Y
a decir del propio Alejandro Scopelli, en el prólogo de su libro ‘¡Hola,
míster!’, «eran como los cinco dedos de una mano que, con articulaciones y
estructura independiente, se unen para crear una obra de arte, para prodigar la
caricia, para tenderse en ademán de amistad».
JAVIER YEPES
AGRUPACIÓN APERTURAPINCHARRATA MDP
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