ANALISIS. LOS EQUIPOS QUE ARMÓ (Y LE ARMARON) A MAURICIO PELLEGRINO DESDE 2013 A LA FECHA
Antes abusaba de la tenencia y le faltaba gol. Mejoró. Luego sufrió en el arco y ahora en el medio
Mauricio Pellegrino está
por cumplir dos años como DT de Estudiantes, tiempo durante el cual armó
cuatro equipos de aceptable cosecha de puntos (tiene el 53% de
efectividad) pero irregulares desde lo futbolístico.
Luego de hacerse cargo de un plantel desarmado tras
el paso de Diego Cagna (y la venta de Duván Zapata con el torneo
iniciado), apostó por jugadores de buen pie como Santiago Vergini, Jorge
Luna, Matías Aguirregaray y Patricio Rodríguez.
Ese equipo, por momentos, abusó -y aburrió- con la
tenencia. Buenas intenciones para jugar desde el fondo, pero con
limitaciones. Se hizo más seguro atrás pero le costó hacer goles y, lo
más importante, de ganar: fue el que más empató (9).
Al equipo le faltó experiencia y por eso el
sorpresivo regreso de Verón, quien junto a Leandro Desábato e Israel
Damonte se pusieron delante de una (media) máquina.
Tal vez el mejor Estudiantes haya sido el que
disputó el torneo Final 2014, vaya paradoja, el que menos refuerzos
tuvo: Palote Olivera. Apostó más que nunca a los juveniles (Rulli,
Jonathan Silva, Jara, Correa y Carrillo) y llegó hasta la última fecha
con posibilidades de pelear el título.
Lo mejor de aquel equipo era su solidez defensiva.
Fue el que tuvo menos goles en contra y siempre dio la sensación que
para convertirle tenían que trabajar una enormidad. Eso más las
explosiones de Joaquín Correa y la tenencia de Román Martínez lo
llevaron bien alto, principalmente a clasificarse a la Copa
Sudamericana.
Entonces llegó el mundial y una serie de refuerzos:
Hilario Navarro, Diego Vera y Ezequiel Cerutti (uno de los aciertos del
DT), entre los que terminaron rindiendo. Y Gabriel Graciani, Sebastián
Prediger y Maxi Oliva, los que hicieron agua.
El equipo mostró una versión más destacada de mitad
de cancha hacia adelante. Fue el torneo de Guido Carrillo y la
consolidación de Correa. Muchos goles a favor... pero también en contra:
23 en cada arco. A mitad de camino el cuerpo técnico aceptó el cambio
de arquero y no faltaron las críticas por su decisión de aportar por
Cerutti por sobre la contratación del arquero Guillermo Sara. Se vio un
Estudiantes más desequilibrado, punzante arriba y con algunas flaquezas
de mitad de campo para atrás.
Por eso para este semestre, y con la clasificación a
la Libertadores asegurada el DT y la nueva dirigencia apostaron por un
salto de calidad en puestos clave: Sebastián Domínguez, Alvaro Pereira,
Juan Sánchez Miño, Leonardo Gil y Luciano Acosta. Pero el equipo todavía
no apareció (y eso que lleva dos meses de competencia), con
preocupantes desacoples entre el medio y la defensa, sin jugadores
capaces de tener la pelota y dependiendo demasiado de las
individualidades. A su favor: volvió a tener en la pelota parada un
aliado para convertir, tema olvidado en los últimos años.
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