CASI DOS AÑOS. MAURICIO PELLEGRINO TODAVÍA DEBE UN SALTO DE CALIDAD
Estudiantes tiene un agujero negro en el medio. Nadie se hace dueño de la pelota. Sin tenencia, se equivoca y corre detrás del rival. El ingreso de Acosta, a segundos del final, provocó la ira y el rechazo a una manera de realizar los cambios
Ezequiel Cerutti parece ser el jugador más picante del equipo.
Pero solo no puede, necesita que lo hagan jugar
Por MARTIN MENDINUETA
OPINION
OPINION
A mediados del próximo mes, Mauricio
Pellegrino cumplirá dos años ininterrumpidos como director técnico de
Estudiantes. No es poco. Al contrario, por la locura imperante en
nuestro fútbol, concebida a partir de un altísimo nivel de intolerancia a
los resultados adversos, este es un ciclo de trabajo que roza lo
ejemplar.
Sin dudas, sus modos (educados, pulcros e
irreprochables en el ejercicio cotidiano de la función para la que fue
contratado) y una estadística global que juega claramente a su favor
(dirigió 91 partidos, sumando copa internacionales y torneo local; de
los cuales ganó 39, empató 29 y perdió 23) vienen sosteniendo una etapa
que todavía no ha podido cautivar, mayoritariamente, el corazón de los
hinchas. Hoy la Copa Libertadores de América no sólo es la obsesión
popular que mantiene viva la ilusión, sino también el gran sostén de
este cuerpo técnico en permanente observación.
Con el equipo bien perfilado para avanzar a los
octavos de final de la competencia más prestigiosa a nivel continental,
son muchos los que protestan por algunas carencias muy marcadas. El
juego no convence y la propuesta asoma inconsistente; aunque todo sigue
su curso normal porque “hay vida” en la agenda de mitad de semana.
La falta de elaboración, los alarmantes signos de
su precaria tenencia de pelota en la zona media, algunas fallas en el
modo de defender y la tan particular manera que tiene el entrenador de
realizar los cambios, son temario permanente de los más encendidos
debates. Cierta falta de ambición en determinados momentos, ingenuidad
en otros así como también rasgos de una personalidad colectiva
gelatinosa, a la que le falta un “golpe de horno”, constituyen aspectos
esenciales donde el máximo conductor debe bajar una línea definida
acorde a su convicción. Que las prestaciones de Estudiantes se vuelvan
impredecibles, en cuanto a la consistencia de su juego, es un tema que
involucra directamente al hombre que arma el equipo, elige la táctica,
dispone la estrategia y, ya con el partido en pleno desarrollo, decide
cuándo y cuáles serán las modificaciones.
La falta de tenencia es alarmante. Hoy, Cerutti es una especie de superhéroe del que se espera que aporte todas las soluciones
Las cosas por su nombre. Mauricio Pellegrino es un
Señor, genuino caballero que goza del respeto unánime en cada rincón del
universo “Pincha”. Todo eso es tan cierto como que no consigue
enamorar. A sus buenas intenciones les falta plasmar un salto de calidad
contundente. Ahora maneja un plantel muy bueno y, sin embargo, fracasa
en la tarea de quitarle de encima el virus de la irregularidad. Los
vibrantes choques ante River en la Sudamericana 2014 significaron uno de
los puntos más altos de su gestión. Quedó eliminado, es verdad, pero
dejando una imagen saludable y ambiciosa que ahora no puede imponer.
JUGO A NADA
El “Chavo” Desábato no exageró cuando vomitó
textualmente que “en el segundo tiempo no jugamos a nada”. Banfield
resultó un justo ganador porque sí jugó a algo; al ataque. Arremetió con
decisión hacia el arco de Hilario Navarro y hasta podría haber llegado
al gol bastante antes. Ejecutó acertadamente un plan y obtuvo
recompensa. Estudiantes, en cambio, corrió detrás de los rivales que
trasladaban o tocaban la pelota. Una vez más, nadie se hizo dueño ni
patrón de la mitad de la cancha. Juan Manuel Sánchez Miño, un poco por
la posición en la que se lo ubica, y otro tanto por su estilo
indulgente, volvió a ser de los más flojos.
La falta de tenencia es alarmante. Hoy, el “Pocho”
Cerutti es una especie de superhéroe del que se espera que aporte todas
las soluciones. Hace mucho. Corre, encara, gambetea, desequilibra, pero
Superman está claro que no es.
LLEGA UNA PRUEBA CLAVE: ATL. NACIONAL
El próximo 9 de abril, cuando el “Pincha” reciba a
Atlético Nacional de Medellín, será una jornada decisiva. Ese jueves el
cuerpo técnico estará mucho más cerca de cumplir los dos años de trabajo
en el club y pondrá en juego buena parte de su continuidad. Si el
equipo gana, la actual etapa de trabajo continuará disfrutando de un
desahogo fundamental. En caso de no lograr el pase a la próxima ronda
(recordemos que también deberá ir a Guayaquil para visitar a Barcelona),
el curso de la historia será una incógnita.
Este ciclo necesita más y mejores impactos
positivos amparados en un funcionamiento que crezca. Justamente por eso
es que Pellegrino no consigue, por ahora, más adeptos en las tribunas.
Hay momentos en que al equipo lo atrapa la tibieza. Y al conductor le
ocurre lo mismo en la relación con los hinchas. Se queda ahí, a mitad de
camino. A veces avanza dos casilleros; y en otras, retrocede tres.
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