SU FALLECIMIENTO
Incontables muestras de pesar provocó el
fallecimiento de María Sara Mangano, caracterizada vecina que supo
ganarse la admiración y el aprecio en numerosos ámbitos sociales de la
Ciudad, y en especial en el Club Estudiantes de La Plata, con el que se
mantuvo estrechamente ligada por haber sido hija y madre de dirigentes
de la institución. Tenía 64 años.
Había nacido en La Plata, el 30 de marzo
de 1951, fruto del matrimonio formado por María Elena Cardelli y Mariano
Mangano, empresario de la construcción reconocido en la Ciudad por su
destacada actuación al frente del club albirrojo.
“Sarita”, como la llamaban sus más íntimos
allegados, tuvo una hermana, Ester, y creció entre el barrio de La Loma
y el centro platense.
Se formó en el colegio María Auxiliadora,
institución en la que cumplió todas las instancias educativas y donde se
recibió de maestra.
Durante varios años ejerció la docencia en las aulas del colegio José Manuel Estrada de La Plata.
Dueña de una vida social intensa, cosechó
largas y profundas amistades, estableciendo relaciones que con el tiempo
se volvieron entrañables, como con Cecilia Malagamba, Cristina Martínez
y Elena Suárez. También mantuvo fuertes lazos con el grupo de
compañeras de clase de María Auxiliadora, “Las caléndulas”, con el que
solía reunirse, sin faltar nunca a la cita, por lo menos una vez por
semana.
Formó su hogar con Luis “El Gordo”
Vázquez, fallecido en 2009. Estuvo unida al empresario gastronómico a lo
largo de cuarenta años y con él tuvo a su único hijo, Mariano, hoy
vicepresidente de Estudiantes.
Muy generosa para brindarse a los afectos,
acompañó también, con dedicación de madre, el crecimiento de Miguel,
Pablo y María Laura, los hijos del primer matrimonio de su marido.
A Vázquez lo siguió además en los negocios
y colaboró, en tareas para las que resultó irremplazable, en los
distintos restaurantes que su esposo regenteó.
Alegre, jovial y excelente compañera, fue
una persona para quien la solidaridad era una actitud cotidiana. Tanto,
que durante años integró un grupo de mujeres que tejía prendas para
entregar en las entidades dedicadas a cubrir las demandas de los
sectores más necesitados.
Viajar fue uno de sus pasatiempos preferidos y conoció diversos destinos tanto con su familia como con amigas.
En la última etapa de su vida disfrutó con
un singular entusiasmo la relación con sus nietos Pedro, Tomás, María
Belén, Juliana y Santiago.
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