jueves, 7 de mayo de 2015

Extender los momentos de eficacia será el gran desafío del nuevo ciclo

AMBICIOSO PLAN. PRESIÓN EN BLOQUE Y AGRESIVIDAD

La idea de Milito es tan seductora como exigente

Por MARTIN MENDINUETA
OPINION

No hay una buena idea, planteo táctico o estrategia de juego que logre ser exitosa prescindiendo de rendimientos individuales eficientes. Aquello que elabora en su cabeza el director técnico necesita, indefectiblemente, de la idoneidad, primero, y de la aplicación inteligente, después, de los intérpretes en cuestión. Aplicando esta máxima al recién nacido ciclo de trabajo liderado por Gabriel Milito en Estudiantes, hay que dejar en claro que ofreció las dos caras de la moneda en una misma noche copera.
En el primer tiempo frente a Independiente Santa Fe de Bogotá, el “Pincha” fue un alumno obediente, práctico, intenso y efectivo. Antes de cumplirse la media hora inicial ganaba dos a cero y ofrecía la seductora imagen de dominar completamente la escena. Guiado por la vocación vertical de Aguirregaray, la picardía de Acosta, el toque fino de Sánchez Miño, algunas trepadas de Pereira por la izquierda (como la que originó el primer alarido), el despliegue incansable de Auzqui y la peligrosidad siempre latente de Carrillo, el local supo establecer claras diferencias que pudo plasmar en el marcador.
Ese lapso lo mostró ejerciendo una presión alta que desarticuló por completo al huésped colombiano. No dejó jugar a su rival. Lo incomodó y le robó la pelota casi en un mismo acto. Allí fue también determinante el equilibrio que ofreció Damonte, participando como primer eslabón de la cadena de pases y solucionando algunos desacoples que empezaba a mostrar la dupla de zagueros.
Los aplausos que abrigaron la caminata de los jugadores albirrojos hacia el vestuario significó una merecida corona para quienes habían cumplido con el flamante “libreto”. La tertulia del entretiempo, tanto en los palcos como en la zona de plateas y en la tribuna popular, compartió el eje de la aprobación contundente. Sin brillar, había hecho lo que debía.

EL APAGON

El cambio fue tan marcado como negativo en el complemento. Creció mucho el que había jugado mal y se apagó casi por completo aquel que había hecho de la presión un rasgo identificatorio. Cansado, al menos eso fue lo que pareció, y con notorias dificultades para ejercer la tenencia de la pelota, Estudiantes borroneó su imagen y sembró el virus de la preocupación.
Sólo Hilario Navarro se destacó en un contexto nada agradable para la visión de los hinchas. Leonardo Jara, el polifuncional que tranquilamente podría ser probado en el lugar de Sebastián Domínguez, ingresó aportando frescura por la banda derecha, pero el pozo colectivo terminó devorándolo.
Volviendo a Domínguez, su nivel actual desentona con claridad. ¿Por qué se lo nota tan lejos de aquel que supo ser bastión y garantía de confianza en un Vélez poderoso? Pareciera no estar en plenitud física y eso jugarle en contra de la estampa segura y atlética que tantos elogios le deparó. Hoy, él y el “Chavo” no están formando una pareja de centrales que irradie seguridad. ¿No será este el momento de juntar la experiencia y el oficio de Desábato con la juventud, el relieve técnico y la velocidad de Leo Jara? El partidazo que se “regaló” el juvenil ante Rosario Central, con gol incluido, asoma como un antecedente positivo a tener en cuenta.
Estudiantes ganó. Eso es muy valioso. Sacó un aprobado indiscutible en el primer tiempo y una calificación baja en la parte final. ¿Y entonces? ¿Qué nota se le pone?
Ninguna, por ahora. Lo aconsejable es esperar. El paso del tiempo será el encargado de elaborar el diagnóstico más certero.
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