DE CAPA CAIDA. LA ELIMINACIÓN DE LA COPA LIBERTADORES PEGÓ MUY FUERTE
Una mezcla de decepción y tristeza se metió en un grupo que busca nuevos objetivos

La despedida del Pincha en la Copa Libertadores
dejó un dolor muy grande en el plantel
Por MARTIN CABRERA
INFORME
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BOGOTA, COLOMBIA
Enviados especiales
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Las últimas horas de
Estudiantes en Bogotá fueron tediosas para los jugadores y cuerpo
técnico, porque todavía no terminaron de digerir la derrota -con
eliminación incluida- en la Copa Libertadores.
Silencio, caras largas, gestos de preocupación. Así
se fueron los jugadores la noche del martes de El Campín, donde ni
siquiera se pudieron bañar por la falta de agua caliente en el
vestuario. Y les duró hasta que abandonaron la ciudad.
Del camarín al colectivo y de ahí al hotel Wyndham.
Los jugadores subieron a sus habitaciones y algunos cenaron allí. Un
semblante tenso acompañó esa noche de bronca, decepción y tristeza.
Osvaldo Lombardi y Diego Ronderos tomaron un café
en la planta baja y luego de unos minutos subieron para estar cerca de
los jugadores. Fue una noche donde los silencios dominaron por goleada, y
una noche que marcó un antes y un después en un grupo que se quedó sin
objetivos jugosos por delante.
Pocas horas de sueño y al ruedo otra vez. Los
despertadores sonaron muy temprano y todos fueron hasta el piso 9 para
desayunar. En la TV pasaron el partido del martes y la mayoría quiso
verlo otra vez. En silencio, con pocos comentarios, se vio un compacto.
Se supo luego que anoche todo el cuerpo técnico se
juntó en una habitación para ver el partido otra vez, con pausas y
muchos comentarios. Si bien ya era tarde para lamentos, Gabriel Milito y
sus ayudantes tomaron nota de los múltiples errores del equipo luego
del 1-0 en contra que dio inicio a una noche bien negra.
Con la calentura a cuestas los jugadores tuvieron
que volver a subirse a un colectivo para la práctica en El Campincito,
que fue un regenerativo para quienes habían jugado más de 60 minutos y
un entrenamiento en espacios reducidos y definición para los demás. En
la cabeza está Rafaela, más allá que los fantasmas de Santa Fe todavía
están presentes.
Luego de poco más de una hora el micro de la
empresa Dolphin regresó al hotel. Los jugadores bajaron rápidamente y,
casi sin saludar a hinchas y periodistas, ingresaron en los ascensores.
Almuerzo, dos horas libres y al aeropuerto para emprender el regreso a
Buenos Aires primero, y La Plata después.
Leandro Desábato, Israel Damonte y Guido Carrillo
fueron los tres jugadores más golpeados. Seguramente los tres, de cuna
albirroja, sintieron que si bien jugaron una Libertadores aceptable,
difícilmente tengan otra chance, los dos primeros por edad y contrato y
el tercero porque en junio se irá a jugar a Europa.
Los tres encabezaron el martes el pedido de
disculpas a los hinchas presentes en Bogotá, arrojando sus camisetas a
la tribuna. Era tal el grado de aturdimiento de los jugadores en el
final del partido que fueron los hinchas los que tuvieron que pedirles
el gesto. Y ellos luego no dudaron.
Se acabó el sueño del equipo en esta Copa
Libertadores, que quedará en el recuerdo por los vaivenes del equipo,
con 10 partidos jugados, con 5 ganados, 4 perdidos y un solo empate. Más
de 40 mil kilómetros recorridos, algunos buenos partidos y otros
bastante flojos. La Copa consagratoria para Carrillo. La Copa que deberá
esforzarse otra vez para volver a jugarla.
UN CAMBIO DE DT APRESURADO
Los resultados recientes terminaron de ratificar
que la salida de Mauricio Pellegrino fue apresurada. No parecía ser una
medida inteligente unas semanas atrás y hoy directamente se ve como un
arrebato donde no se midieron las consecuencias.
Gabriel Milito tiene una responsabilidad mínima en
esta eliminación de Estudiantes, porque heredó un plantel con flaquezas
físicas, con carencias en su armado y con individualidades por el piso.
Pudo haberse equivocado en algún planteo y hasta pifiarle en los
cambios, pero la coyuntura que vive este plantel marca el rumbo
extraviado.
Ahora faltan siete largos meses para que se termine
el año. El equipo está muy relegado en el torneo y los únicos objetivos
parecen ser terminar lo más arriba posible y tener un buen desempeño en
la Copa Argentina. Poco para lo mucho que se soñaba a principios de
año.
¿No hubiese sido mejor empezar un ciclo nuevo
consumada la eliminación en la Copa? ¿No se debilitó la imagen de Milito
en apenas cinco partidos y a pesar de tener una sola derrota? ¿No se
están tomando decisiones apresuradas en Estudiantes? Todo hace indicar
que sí.
www.eldia.com.ar
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