lunes, 1 de junio de 2015

Estudiantes, sin contundencia, no salió del cero ante Colón

DEJO ESCAPAR UNA BUENA POSIBILIDAD. TODAVÍA NO APARECE LA MANO DE SU ENTRENADOR.

Partido con escasas emociones y de muy pobre nivel general

Por ANIBAL GUIDI
COMENTARIO

A esta altura, ya con varios partidos a cuesta del nuevo entrenador de Estudiantes, cabe preguntarse en que cambió aquel equipo de Pellegrino a este de Milito. Y si nos atenemos a lo que sucedió ayer en el Ciudad de La Plata se puede concluir que muy poco, o casi nada.

SINTESIS

El empate en cero (no ha podido aún ganar de local con Milito) ante un necesitado y discreto Colón resultó otro paso atrás para un equipo que parece tener buenas intenciones, algunas hasta se puede decir que saludables, pero finalmente todo termina muriendo en la más absoluta intrascendencia.
Si al final de cuentas los jugadores más valiosos estuvieron en la línea de fondo (Aguirregaray, Domínguez), ya este dato alcanza y sobra para reflejar la pobre actuación que tuvo el equipo local.
Resumiendo, Estudiantes fue una muestra de intenciones pero sin poder dar la estocada final. Que no se le dio cuando intentó jugar ni cuando, en el cierre, con Carrillo y Vera arriba, se aferró al centro para vulnerar a una heroica retaguardia “sabalera”.
Las subidas del Vasco Aguirregaray, la actitud de Acosta rompiendo líneas y algunos relumbrones de Cerutti, que jugó en inferioridad física, parecieron ser los argumentos más efectivos que mostró anoche Estudiantes para poder quebrar a Colón, pero nunca pudo poner cara a cara con Broun a ninguno de sus jugadores, lo que es un dato que ciertamente preocupa.
La visita, que transita por una etapa complicada en lo futbolístico y con una vida interna convulsionada, hizo lo esperado. Se plantó con dos líneas de cuatro, derrochó solvencia con los centrales Lazzaroni y Conti, y solamente se insinuó peligroso en los primeros minutos del partido con la velocidad y determinación de Villarruel, pero en la misma medida en que desapareció de escena Ramírez y Domínguez lo controló bien a Alario, prácticamente dejó de inquietarlo a Navarro.
Estudiantes completó cinco encuentros sin derrotas (dos victorias y tres empates), mientras que de local registra cuatro partidos sin caídas (dos triunfos y tres empates). En lo que hace a los santafesinos, que fueron eliminados de la Copa Argentina, también completaron cinco presentaciones sin caídas (dos triunfos y tres empates).
El equipo Pincha dejó escapar la chance de enhebrar la tercera victoria al hilo, pero lo más llamativo es que no consigue una regularidad en su juego, ya que con buenas intenciones está visto que no alcanza. Generó muy poco en ataque, con el agravante que cuando desbordó y puso algún buen centro al área no lo aprovechó, y cuando apeló al recurso del pelotazo, tampoco le sacó un buen rédito. A los que gustan de las estadísticas, se puede agregar el siguiente dato: de 15 remates (9 dentro del área y 6 desde afuera) efectuados uno solo fue directo al arco. Muy poco como para romper el cero.
A la hora del balance, Milito admitió que “tuvimos muchas llegadas pero pocas situaciones”, como lo reflejaron al final los números.
La intención de jugar, de salir tocando desde el fondo, por ejemplo, se vio muy poco y, algunas de ellas, especialmente esta última, por momentos resultaron peligrosas ante la presión alta que ejerció el rival.
Habrá que ver que resulta del equipo durante el receso, en donde el cuerpo técnico intentará, de una vez por todas, darle su impronta a un equipo que anoche, de local, dejó escapar una buena posibilidad de agregar otra victoria para intentar de escaparle a la mitad de la tabla en donde ha morado desde que se puso en marcha el campeonato largo. Ni siquiera con los cambios que intentó pudo revertir la situación y la pobre actuación del equipo fue reprobada por la gente, incluso muchos de ellos se retiraron antes del pitazo final persuadidos de que ni siquiera le podía salir el tiro del final como otras veces. Habrá que darle crédito nomás a Milito para que termine de darle otra fisonomía al equipo que, hasta aquí, no parece estar emparentado con la capacidad individual que posee.

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