Tras la ida de Alejandro Sabella, esta Selección sigue
teniendo raíces vinculadas a nuestra ciudad y más aún albirrojas, porque
Marcos Rojo se ha convertido en una pieza fundamental de la defensa
ratificando su rol con grandes actuaciones y goles.
Ayer, el hombre del barrio El Triunfo, fue el responsable de torcer
el rumbo de un encuentro que había arrancado parejo cuando aprovechó un
rebote en el área rival y, de media vuelta, facturó. Vale destacar que
el zurdo del Manchester United, previo a ese tiro libre ejecutado por
Messi, había ido a cambiarse los botines y casi se pierde el centro.
Tal como lo representa la imagen, Marquitos lo gritó con alma y vida,
porque fue en una semifinal que le permitiría encaminar el rumbo
directo a la definición.
Para colmo, esa conquista significó la segunda con la camiseta
albiceleste tras aquel tanto que le había marcado a Nigeria en la fase
de grupos de la Copa del Mundo, cuando Argentina se impuso 3-2.
Previamente, el ex Estudiantes había recibido la tarjeta amarilla y
en el segundo tiempo zafó de irse expulsado cuando el árbitro Sandro
Ricci cobró una infracción suya afuera del área contra el delantero
paraguayo Edgar Benítez.
Marcos volvió a cumplir por su banda, participó en la victoria y este
sábado tendrá la chance de jugar su segunda final en busca de un título
con la camiseta albiceleste tras quedarse con la espina del Mundial.
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