ESTUDIANTES. EMPATÓ 0-0 CON SAN MARTÍN DE SAN JUAN EN UN PARTIDO PARA EL OLVIDO
El Pincha casi no pateó al arco. Pereira se enojó con sus compañeros y se fue sin saludar
La imagen del final del
partido, con Alvaro Pereira reclamando más actitud y yéndose sin
saludar, puede resumir lo que hizo Estudiantes anoche en su empate 0-0
con San Martín de San Juan: un equipo que jugó mal, no tuvo frescura ni
actitud y se retiró con una sensación negativa. La única certeza es que
si repite esta actuación no podrá aspirar a nada pretencioso.
Sin peso en la mitad de cancha y sufriendo la falta
de un delantero de área, el Pincha no pareció saber a qué jugó. Por
momentos los movimientos fueron lentos y anunciados, típicos de
jugadores confundidos. Y lo peor de todo, algo que no se perdona para un
equipo profesional: pateó dos veces en toda la noche al arco.
Lo único positivo de la noche para Estudiantes es
que no pasó sobresaltos defensivos, ya que enfrente tuvo un rival que no
vino a La Plata más que para llevarse un punto. Distinta hubiese sido
su suerte de haber tenido un oponente más ambicioso.
El plantel albirrojo está mal armado, sin volantes
interiores que puedan explotar de mitad de cancha para adelante y con
una alarmante carencia de delanteros. Así, y con un estilo futbolístico
que pretende ir más alto de lo que puede volar, indudablemente tendrá un
semestre complicado.
MUY TIBIO
En el primer tiempo el partido fue muy tibio, casi
sin situaciones de riesgo en los arcos. En ese contexto Estudiantes
estuvo un poco mejor, siempre con la iniciativa de querer generar buen
juego en la mitad de la cancha. Pero como Luciano Acosta nunca pudo
prosperar por el medio, las llegadas se dieron por las bandas, con
desbordes de Alvaro Pereira y Mauricio Rosales. Y entonces ahí quedaron
en evidencia todas las carencias del equipo, sin delanteros de área ni
altura. Todas las pelotas fueron a las manos del arquero Luis Ardente o a
la cabeza calva de Renzo Vera, que se divirtió despejando.
De todos modos, el Pincha tuvo un par de
oportunidades como para desnivelar. La más clara en la cabeza de Jonatan
Schunke, que reventó el travesaño. La otra en los pies de Leandro
Desábato, que en una segunda jugada remató por arriba del arco desde una
buena posición dentro del área. Ambas jugadas se iniciaron con sendas
pelotas paradas desde la izquierda.
Pero si el primer tiempo había sido malo, el
complemento fue infinitamente peor. En 45 minutos no hubo una jugada de
riesgo para el local, que ni siquiera tuvo esa rebeldía de querer torcer
la historia aunque sea con un pelotazo al área. Pases laterales y
jugadas tan anunciadas hicieron que los hinchas fueran mutando del
aburrimiento a la enorme preocupación al ver un equipo un par de
escalones por debajo del semestre pasado, que ya había sido apenas
regular.
Recién en los últimos cinco minutos, cuando el
uruguayo Alvaro Pereira empujó de “guapo”, el equipo pudo mostrar sus
dientes. Ya con un delantero de área (Diego Mendoza estuvo 20 minutos en
cancha) y una mínima de actitud, cayeron dos o tres pelotas al punto de
penal cuyano que hicieron levantar a los plateístas. Una pizca de
emoción para un partido que a esta altura seguramente ya debe haber
quedado en el olvido de los hinchas. O no, pero por lo malo.
En definitiva, el regreso a la actividad de
Estudiantes fue poco alentador. Sin juego ni amor propio. Sin variantes
ni individualidades. El Pincha dejó a su gente desmoralizada, porque la
realidad dijo presente: así no va a ningún lado.
www.eldia.com.ar
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