REPETITIVO Y SIN VARIANTES. EL EQUIPO NO TUVO FRESCURA EN LA ZONA OFENSIVA
Ante un adversario que apeló al juego brusco, sufrió más de la cuenta
Por NICOLAS NARDINI - ANALISIS
Que Estudiantes fue más
que Nueva Chicago y ganó de manera inobjetable no hay ninguna duda.
Contó con las mejores situaciones de gol ante un adversario que,
jaqueado por la expulsión, jugó durante casi una hora sin cruzar la
mitad de la cancha con el balón dominado.
Ahora bien, tan cierto como aquello es que el
equipo de Gabriel Milito sigue sin encontrar fluidez en el juego y se
repite, muchas veces, en un juego de toque intrascendente que, lejos de
producir situaciones riesgosas para su oponente, muchas veces le
facilita el trabajo por lo anunciado y reiterado de los movimientos del
balón.
Las rupturas por los laterales se produjeron, en la
mayoría de las ocasiones, más por arrestos individuales que por
triangulaciones o asociaciones. Así, se notó la soledad de los hombres
de punta que, al levantar la cabeza, se encontraron en reiteradas
oportunidades sin un compañero con quien dialogar futbolísticamente.
¿Y QUIEN MARCA LOS TIEMPOS?
Resultó difícil dilucidar quién marcó los tiempos
en el juego de Estudiantes. Las pausas, cuando se produjeron, fueron muy
largas y, cuando el equipo aceleró, no lo hizo en bloque. Ergo, los
delanteros quedaron desconectados y le hicieron la vida más fácil al
rústico fondo de Nueva Chicago.
La posesión de la pelota, cuando se torna monótona,
se convierte en un elemento inocuo. Contar con el manejo del esférico
si el destino no produce daño sobre el arco rival, deja este rubro del
juego como algo insípido, no determinante.
Ni siquiera la superioridad numérica ante un rival que es el peor equipo del campeonato produjo una supremacía clara.
La cara positiva de la tarde-noche del estadio
Ciudad de La Plata para el Pincha la entregó la producción de Diego
Mendoza. El punta, aún carente de abastecimiento, se las ingenió para
llevar peligro sobre la valla del conjunto de Mataderos. Además del gol
de tiro penal, estrelló una pelota en el palo y exigió, con sus
movimientos, a los zagueros del equipo visitante. Esto, en el marco de
las salidas de Carrillo y Vera de la nómina de personal albirrojo, no
deja de ser un factor de relevancia en el corto y el mediano plazo.
Quizás, estemos en presencia de un proceso similar al de Carrillo tras
la venta de Zapata al Nápoli. El tiempo dirá si le da el piné.
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