JONATAN SCHUNKE. PASADO Y PRESENTE DE UN INCANSABLE LUCHADOR
Dijo que el Club tiene dos particularidades con las cuales se siente identificado: el trabajo y el sacrificio
Por MARTIN CABRERA
ENTREVISTA
ENTREVISTA
A Jonatan Schunke el
clásico del domingo todavía se le nota en su cara. No sólo por la
sonrisa que conserva post 3-0, sino por el punto de sutura que recibió
en su labio inferior, producto de un codazo en el segundo tiempo. “Ya
está. Me enojé en el momento porque realmente me dolía. Pero por
supuesto que a la jugada siguiente le acepté las disculpas, no soy de
enojarme así”. De ese modo comienza la charla con el defensor de
Estudiantes, uno de los puntos más altos del equipo, un jugador que
definitivamente aplacó las críticas y las miradas de recelo. Un jugador
que se dejó la barba por gusto y que ahora no se la quiere cortar más.
-El momento más dulce del año...
-Sí, es una semana especial y diferente. Pero hay
que tener cuidado para que no sea peligroso, porque si te pasás en los
festejos te podés pasar para el otro lado. Ganamos el clásico, todo muy
lindo, pero ye pensamos en Defensa, un rival que nos puede complicar si
no estamos muy concentrados.
-¿Cómo manejan eso de que la felicidad no los desvíe del objetivo?
-Primero fue el entrenador, que ya bajó línea sobre
eso. Y después nosotros, sobre todo lo más grandes, tenemos que
concientizar al resto de que el clásico ya quedó atrás. Tuvimos una
semana con una tensión muy alta y ahora que se terminó uno tiende a
bajar, a alojarse... Tenemos que subir nuevamente para estar
concentrados.
-De los clásicos ganados fue uno de los que más festejaron. ¿Por qué?
-Puede ser que éste clásico haya sido especial, por
el resultado y por cómo estaba la cancha. Y porque hacía un tiempo que
no podíamos ganar un clásico en el estadio: los otros habían sido de
visitantes. Entonces por todo eso era importante. Pero igual todos los
festejamos.
Schunke llegó a Estudiantes en 2012, cuando el
técnico era Diego Cagna. De pibe había pasado por City Bell, pero luego
de un año quedó libre. Se volvió a si Misiones natal y un empresario lo
alentó para volver. Jugó en Almirante Brown y luego en Ferro. Con una
mirada desconfiada y poco dinero el Pincha lo compró. En cuatro años
jugó más de 100 partidos, lo hizo con todos los técnicos y superando la
vara que le pusieron los dirigentes a la hora de traer jugadores en su
puesto.
-¿Se puede decir que ya estás identificado con Estudiantes?
-Este Club tiene una particularidad con la cual me
identifico. El sacrificio y el trabajo están presentes siempre, como lo
estuvieron en mi carrera. Estoy hace cuatro años, soy parte del plantel y
es imposible no sentirme adentro de Estudiantes.
-¿Ya llegó el reconocimiento total de los hinchas?
-Me encuentro en un lindo momento, pero sabiendo
que esto lo tenés que revalidar todos los partidos. Mañana pifio una
pelota y me matan (risas). Marco el día a día como lo más importante.
Ojalá pueda seguir creciendo en lo personal y, obvio, en lo grupal.
-¿Te habías ilusionado con una transferencia a San Lorenzo?
-En su momento lo manifesté. La posibilidad estaba y
era interesante, porque el equipo iba a jugar la Copa Libertadores y
porque desde lo económico me hubiese venido muy bien. Pero le dije a
Agustín (Alayes) que no estaba desesperado por irme. Las cosas se dieron
así, seguramente como se tenían que dar.
-Siempre se te definió como un jugador de
revolear la pelota, pero sé que te preocupa mucho darle un buen destino y
trabajás para eso
-Sí, muchas veces me fui de partidos molesto por
haber errado pases. Por más que haya defendido bien, si la pelota no se
la doy a un compañero me jode bastante. Acertar con los pases me genera
una satisfacción personal. Obviamente que el defensor tiene que
defender, eso lo tengo claro, pero en el fútbol de hoy hay que tener
pase, porque con la salida desde el fondo se generan jugadas ofensivas.
Sin ir más lejos, el primer gol contra Gimnasia se gesta en una salida
desde el fondo. Muchas veces cuando los ataques salen desde atrás son
mejores que con un pelotazo.
-¿Estás de acuerdo con la salida sistemática desde el fondo?
-No, pero claro. La salida desde atrás tiene que
ser para complicar al rival y no para complicarte vos. Si vos la hacés
para adelantar unos metros al rival se generan espacios. Pero si te
presionan arriba y bien es más difícil y los espacios están más
adelante, con nuestros delanteros. Lo más difícil en el fútbol es cuándo
sí y cuándo no.
-Sos un tipo muy creyente. ¿Eso te ayudó a superar obstáculos?
- Es fue y es sostén. No sé como lo ven desde
afuera o cómo lo quieren ver. Pero la religión es mi forma de vida y la
que me ha sostenido por este camino que no ha sido fácil.
Ganar el clásico se ha convertido en algo
recurrente para Estudiantes en los últimos años. Pero el último fue más
especial todavía para el plantel por todo lo vivido en Mar del Plata.
“Me encuentro en un lindo momento, pero
sabiendo que esto lo tengo que revalidar todos los partidos. Mañana
pifio una pelota y me van a querer matar”
-¿Les sirvieron las críticas y las sanciones o salió bien de casualidad?
-Sí, creo nos sirvieron de verdad. El partido se
jugó con mucha intensidad y hasta con pierna fuerte. Pero todo quedó
ahí, como tiene que pasar en los clásicos.
-En los últimos clásicos, sobre todo en los que jugaron de visitante, tu hermano estuvo presente. ¿El domingo también?
-Sí, estaba en la platea y me contó que vivió un gran espectáculo. Ojalá que pueda seguir viniendo porque nos da suerte.
-¿Para qué está Estudiantes en este torneo?
-Para tomar con mucha seriedad el partido del
viernes. Vamos a tener enfrente a uno de los rivales más complicados,
que plantea muy bien los partidos, que tiene jugadores rápidos pero
también con posesión de pelota. Defensa nos va a plantear muchas
dificultades que tenemos que saber superarlas. Y para eso tenemos que
estar atentos. Con los tres puntos en casa después veremos.
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