ESTUDIANTES LE GANO 2-0 A SAN MARTIN. Sigue siendo escolta de Lanús a solo tres puntos
Dos goles de Viatri en el segundo tiempo le dieron la merecida victoria al equipo de Nelson Vivas
Por Martin Cabrera Comentario San Juan - Enviados especiales
Otra vez, el quinto consecutivo,
Estudiantes ganó un nuevo partido para seguir en la lucha por el pimer
puesto de la zona 2. Derrotó 2-0 a San Martín de San Juan, con dos goles de Lucas Viatri
en el segundo tiempo, el período en el cual fue claramente superior a
su rival y en donde justificó el haberse quedado con los tres puntos.
Con este triunfo el equipo de Nelson Vivas
llegó a los 25 unidades y mantuvo la diferencia de tres con Lanús.
Faltan cinco fechas y el fixture es diferente para cada uno, pero a base
de triunfos y jugo compacto el Pincha se permite soñar despierto.
En el primer tiempo Estudiantes mostró algunos
problemas que había dejado ver en el partido de la semana pasada: la
banda derecha. Tanto Facundo Sánchez en la marca como Augusto Solari
en el ataque jugaron de regular para abajo. Entonces, por ese sector,
el equipo local empezó a lastimar, lo mismo que con los lanzamientos
frontales y cruzados de Jorge Luna para Javier Toledo, que fue un dolor de cabeza para los centrales, en especial para González Pirez.
En esos 45 minutos iniciales el local tuvo un par
de oportunidades muy claras. Una a los 2 minutos, cuando Mariano Andujar
le sacó el gol con su brazo derecho a Luna, que pisó el área sin marca
por la punta de Sánchez. La otra a los 32, cuando Schunke salvó en la
línea después de que Toledo había superado al arquero.
Estudiantes, por su parte, además de pasarla mal en
defensa, sufrió la desconexión de sus jugadores más habilidosos, que
obligó a Lucas Viatri a retroceder demasiado. De todos modos, tuvo una
chance muy clara que pudo haberle dado el gol. Fue a los 18 minutos,
cuando Gastón Fernández tiró un centro al área para que Schunke, de
cabeza, le hiciera rozar el palo del arco de Luis Ardente, quien minutos
más tarde tuvo que revolcarse para sacar al córner un despeje de su
compañero Cappelli en contra.
Pero como en el clima cuyano, que pasó de una
soleada y calurosa jornada de sábado a un frío y desapacible domingo,
Estudiantes fue otro en el complemento. Pero totalmente otro equipo.
Gastón Fernández bajó para adueñarse de la pelota y no sólo que la ganó,
sino que se la llevó a su casa. Fue tan o más importante que el héroe
de los goles.
A los 3 minutos Viatri le avisó a Ardente de lo que
era capaz, con un cabezazo que el arquero mandó al córner. Tres minutos
después, luego de un tiro de esquina de la Gata desde la derecha del
ataque, el ex Boca metió un tremendo y lapidario cabezazo, que le sacó
pintura al travesaño. Silencio en la cancha para la explosión de los
once jugadores Pinchas, que empezaron a sentir que el triunfo era
posible. Golazo de cabeza para ratificar la levantada.
Y para que el local no reaccionara, en una contra
que inició Gastón Fernández, llegó el segundo gol. La Gata, desde
afuera, remató fuerte para que el arquero la despeje, pegue en el
travesaño y en el rebote el goleador Viatri la empujase. Festejo de
todos los jugadores en el banco de suplentes, como intuyendo que los
tres puntos se iban para La Plata.
San Martín sintió en primera persona esas dos
trompadas de Estudiantes, que lejos de ser el equipo timorato del primer
tiempo sacó pecho para manejar el partido a su antojo, con las contras
de Gastón Fernández , el quite de Santiago Ascacibar y la solidez de sus
centrales. Fueron pasando los minutos y, además del silencio de todo el
pueblo sanjuanino, se fortaleció el juego del equipo de Nelson Vivas,
que en una muestra de suma confianza dejó en cancha a Ascacibar a pesar
de estar amonestado y con el clásico por delante.
Entonces se terminó el partido, con otro triunfo de
Estudiantes, el quinto en forma consecutiva para seguir soplándole la
nuca a Lanús, alimentar su sueño de jugar la copa Libertadores 2017 y
esa ilusión de volver a ser campeón o al menos disputar la final con el
mejor de la otra zona. Muchísimos motivos como para volverse de San Juan
con una sonrisa más grande que la Cordillera de los Andes.
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