ENTREVISTA. JUAN GERÓNIMO COLOMBO, EX COMBATIENTE DE MALVINAS Y EX JUGADOR DEL PINCHA ENTRE 1981 Y 1985
La Guerra lo alejó del deporte pero le hizo conocer un Club que lleva en su corazón
Por MARTIN CABRERA
Del otro lado del
teléfono se escucha el típico ruido de entrenamiento infantil. El hombre
pide unos segundos para apartarse. Está en el Club Atlético Roque Pérez,
del cual es uno de los entrenadores. Juan Colombo, el héroe
desconocido, se toma unos minutos para contar su historia en la Guerra
de Malvinas y su eterno agradecimiento a Carlos Salvador Bilardo y al Club Estudiantes.
“Me parece que fue ayer. Los recuerdos siguen vivos
y fundamentalmente el recuerdo de todos los que murieron en Malvinas.
En mi caso no hay bronca sino dolor por todos los que murieron”, arranca
su diálogo este ex delantero izquierdo de Estudiantes, que en el
momento que su carrera estaba por comenzar recibió un llamado que le
cambió la vida.
-¿Cuándo te enteraste que tenías que ir a Malvinas?
-Soy clase 1962 y había hecho la Colimba en 1981. Ya estaba de baja y entrenando en la Tercera de Estudiantes, con el Negro Antonio,
que me había dicho que Carlos (Bilardo) me quería llevar a entrenar con
la Primera. Me acuerdo que jugamos el 8 de abril un amistoso contra la
selección de Brandsen, de preliminar de la Primera. Ganamos 5-2 y como
era Semana Santa nos dieron unos días libres. Me fui a mi casa en Buenos Aires y escuché en la radio que todos los que habían realizado el Servicio Militar debían presentarse. Pensé en mis compañeros y fui. Lo hice el lunes 9 de abril, pero no figuraba en la lista.
-¿Entonces?
-De madrugada nos llevaron a la base de El Palomar y, sin decirnos nada, nos subieron a unos aviones militares. En el camino nos dijeron que íbamos a Río Gallegos. A los dos días ya estaba en Malvinas junto a todos mis compañeros del Regimiento 7.
-¿En qué lugar de la Isla te tocó?
-En la Compañía C, en primera línea, en las colinas
Wireless Ridge, a la derecha del Monte Longdon, el lugar que eligieron
los ingleses para desembarcar. Ahí se produjeron los enfrentamientos y
murieron varios de mis compañeros. Estuve ahí los dos meses.
-Frío, hambre, incomunicados...
-El frío no lo sufrí tanto como otros. Lo de la
comida fue un brusco cambio, de mayor a menor. Y las mudas de ropa que
teníamos eran dos. En los últimos días empezó a nevar, pero ya nos
volvíamos.
Juan Colombo dejó aquí el plantel, el equipo y su
club. Pensó también que su chance de seguir en el fútbol había quedado
en el camino. Pero la vida la dio un guiño en medio de tantas malas
noticias.
-¿Cómo fue ese regreso?
-La Guerra me cortó la mejor parte de mi carrera.
Volví con 14 kilos menos y en el afán de recuperarlos rápidamente me
agarré hepatitis, que me dejó dos meses en cama y un mes en
rehabilitación. Recién pude entrenarme en diciembre de 1982. Me quedaba
un mes para firmar contrato o no.
-¿Qué hizo Estudiantes?
-Los dirigentes hicieron un pedido especial a la
AFA para que los dejaran evaluarme física y futbolísticamente seis meses
más. Les dijeron que no. Recién en ese momento me di cuenta lo difícil
que iba a ser la post Guerra. ¡No me había ido de vacaciones, estuve en
la Guerra y la AFA no me dio ni seis meses!
-¿Qué hizo Estudiantes?
-En la última práctica antes de la decisión jugué
para los suplentes y Claudio Gugnali me dijo que había jugado muy bien.
Fue la primera señal. Al día siguiente, entre Carlos Bilardo y el Dr.
Caffé decidieron hacerme el primer contrato. Empecé una nueva vida. Por
eso siempre digo que Estudiantes, Bilardo y el fútbol me salvaron la
vida. Si en ese momento no firmaba contrato, creo que no estaría ahora
hablando con vos. Hubo mucho abandono. El Estado no se hizo cargo de
nosotros.
En enero de 1983 Colombo empezó a entrenar con el
plantel de Primera, que se preparaba para las últimas fechas del Metro.
Luego del festejo y la salida de Bilardo a la Selección, le llegó la
chance de debutar contra Unión San Vicente de Córdoba.
“Ese día debutaron Luis Islas, Craviotto,
Jeanotegui y Daniel Astudillo”, recuerda con mucho orgullo. Y enseguida
tira: “También jugué un partido contra Talleres, justo en esa época que
había ocurrido lo de Gremio”.
-¿Cómo te fue después?
-En total debo haber jugado 10 partidos de titular y
suplente. Y también jugué un torneo que se televisaba, el Esperanza
‘84. Pero para mí el paso por Estudiantes fue como haber dado la vuelta
en Old Trafford con Zubeldía. Mirá que soy hincha de San Lorenzo y hasta
tengo un programa de radio, pero Estudiantes me puede, lo quiero
muchísimo. Este club también es mi casa, es demasiado especial. Cuando
salió campeón de América salí con mis amigos de Roque Pérez a tocar
bocina como un hincha más.
-¿Tuviste mala suerte o no rendiste?
-Me pasó de todo. En mi tercer partido contra Unión
me desgarré. Después volví y en el último partido del campeonato contra
Chicago sufrí otra lesión en un ligamento. La Guerra me pasó factura. Y
para colmo a finales del ‘84 en un partido contra Instituto caigo mal y
me rompo toda la rodilla. Tardé 10 meses en volver, ya estaba Ramos
Delgado y los dirigentes tuvieron otro gesto noble: me dieron el pase
pero si no conseguía club podía volver. No pasa en ningún lado eso.
-¿A Bilardo lo volviste a ver?
-Hace muchos años que no lo veo. La última vez fue
en 1986, cuando le pedí que me recomendara. A la semana me llamó Jorge
Ginarte para llevarme a Ferro de General Pico, que jugaba el Nacional B.
A los 26 años dejé el fútbol, entreno pibes y trabajo en el rubro
inmobiliario. Y no me olvido de Malvinas ni de Estudiantes.
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