LAS VARIANTES DE LOS QUE NO FUERON A LA CANCHA
Sin la posibilidad de ir a la cancha, porque el clásico de anoche fue exclusivo para la parcialidad de Gimnasia, los fanáticos de Estudiantes utilizaron el ingenio para movilizarse y de alguna forma ser también parte de una noche muy particular.
Un grupo significativo eligió trasladarse hasta la concentración albirroja de City Bell para estar con el equipo, en la previa, y despedir a la delegación cuando abordó el ómnibus camino al estadio albiazul del Bosque.
Mucho color hubo en el Country Club,
desde la mañana, y el clima ganó intensidad a medida que pasaron las
horas. Banderas, camisetas, bombos y mucho grito, para llegar hasta el
plantel que a este ritmo empezó a vivir el nuevo clásico platense.
Las emociones alcanzaron su máximo nivel
pasadas las 18, cuando empezaron los preparativos para la salida de la
delegación camino al estadio.
Los bombos sonaron más fuerte, los saltos
ganaron una mayor altura... Gritos, banderas, manos en alto, y cuando
los jugadores elegidos por Nelson Vivas
para representar al club anoche en 60 y 118 salieron de la
concentración para subirse al micro, se escuchó una verdadera explosión.
COMO EN LAS TRIBUNAS
Los hinchas se comportaron como si estuvieran
instalados en las tribunas, y la despedida fue verdaderamente
impresionante, con una buena parte de los presentes decidiendo acompañar
a la delegación en una caravana albirroja que se movilizó desde City
Bell en dirección a La Plata.
Hombre, mujeres, chicos, chicas... Familias
completas alentaron a Estudiantes en una previa repetida en cada uno de
los clásicos que el equipo disputa como visitante, pero que siempre
muestra detalles especiales.
Otro fanáticos del Pincha palpitaron el
encuentro de anoche contra el Lobo a través de las pantallas gigantes
que se instalaron en la filial Miguel Angel Lauri, de Berisso, y en el club 9 de Julio, de Villa Catela, en 123 y 36.
Las camisetas rojiblancas fueron el común
denominador, en ambos escenarios, con vecinos que eligieron ver el
clásico junto a fanáticos del barrio, que se transformaron en hinchas
furiosos cuando la pelota se movió en el Bosque.
Hubo también muchos gritos, de aliento y de
reclamos, y una fatiga propia de hinchas que sin la posibilidad de
expresarse en una tribuna, una vez más debieron elegir alternativas...
Las reuniones familiares en las que el
Gimnasia-Estudiantes fue centro de mesa se multiplicaron a lo largo y
ancho de la ciudad en la noche del clásico platense 156 del
profesionalismo.
www.eldia.com.ar
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