ANALISIS. Las virtudes de Estudiantes, que se clasificó a la Copa Libertadores 2017
Los refuerzos y los juveniles promovidos, aliados de Nelson Vivas, el padre de la criatura
Por MARTIN CABRERA Analisis
Estudiantes se convirtió el sábado en el tercer equipo argentino en asegurar su participación en la próxima Copa Libertadores,
la máxima competencia sudamericana, un premio más que importante que
avala un proyecto futbolístico que comenzó con más dudas que certezas, y
que cinco meses después alcanzó un objetivo importante, envidia de los
otros 27 equipos, entre ellos los más grandes Boca y River.
Para tomar una mejor dimensión del presente de Estudiantes hay que remitirse al inicio del año, cuando Nelson Vivas arrancó un ciclo casi en silencio, con múltiples bajas en su plantel y la promoción de juveniles desconocidos.
Como sostuvieron los propios protagonistas en los
últimos días, eran pocos los que creían que este equipo iba a terminar
como terminó. En alguna medida es cierto.
Entre fines del año pasado y comienzos del actual se fueron Juan Sánchez Miño, Sebastián Domínguez, Gastón Gil Romero, Ezequiel Cerutti, Alvaro Pereira, Leonardo Jara, Diego Mendoza,
Hilario Navarro y Federico Anselmo. ¿Alguien los extraña actualmente?
No. Pero sí es justo contextualizar dicha particularidad, ya que en su
momento fue una decisión muy jugada transferirlos o dejarlos salir. Hoy
puede decirse que la apuesta salió bien.
Y salió bien porque el cuerpo técnico supo trabajar
de la mejor manera, encontró la forma de llegarles a los jugadores,
hizo jugar al equipo con simpleza e inteligencia y transformó en simple
lo complejo. Méritos sencillos para logros importantes.
Pero básicamente hubo un fuerte mérito en el
recambio para entender esta medalla de bronce. Se fueron jugadores de
peso y muy costosos. Y llegaron otros con menos cartel y más económicos
pero con hambre de gloria. Punto a favor de la secretaría técnica, que
después de algunas equivocaciones encontró a los jugadores adecuados
para el momento justo.
Facundo Sánchez, salvo algunos partidos, plantó
bandera en la punta derecha, lo mismo que Augusto Solari, quien
impresionó gratamente en el comienzo y luego bajó su rendimiento. Los
dos “extranjeros” pueden considerarse las piezas que mejor se adaptaron
en el equipo de Vivas.
También terminó siendo un acierto la llegada de
Juan Ignacio Cavallaro, que cuando jugó por el centro del ataque
recuperó el brillo que había mostrado en sus inicios en Unión. Goles y
buenas actuaciones para convencer a la dirigencia que puede ser el nuevo
Gastón Fernández.
Está claro que en este ítem de refuerzos no se
incluye a Mariano Andújar, quien llegó el año pasado pero recién jugó a
partir de la 6ta fecha. El arquero, un viejo conocido de la casa, fue el
mejor jugador del plantel y su continuidad desvela a la dirigencia,
cuerpo técnico e hinchas. Su presencia también le aportó un salto de
calidad.
Además de sumarse y rendir, los nuevos jugadores le
dieron un poco de oxígeno financiero al Club, ya que se redujo el
presupuesto para el fútbol profesional. El año pasado el Club pagó
contratos muy altos para resultados regulares.
Sánchez, Cavallaro, Solari llegaron a préstamo y
será tarea de la dirigencia saber asegurarse porcentajes de las fichas
antes de que sea demasiado tarde, como parece ocurrir hoy con el
arquero, que llegó con cierta inactividad y hoy nuevamente es integrante
de la Selección Nacional.
DESDE ABAJO CON AMOR
Pero no solo los refuerzos anduvieron bien.
También las promociones de juveniles cumplieron. El paradigma es
Santiago Ascacibar, la más grata aparición del año. En cinco meses pasó
de ser un absoluto desconocido para el público general a estar en la
verdadera consideración de Gerardo Martino para los Juegos Olímpicos.
También tuvieron sus primeros partidos el
arquero Daniel Sappa, el defensor Lucas Diarte, el polifuncional Julián
Marchioni y los ligeritos Lucas Rodríguez, Elías Umeres y Facundo
Quintana. No puede decirse que ya se ganaron un lugar, pero sí que
tranquilamente ya son alternativa para el futuro.
Estos chicos le van a aportar un guiño económico
al Club dentro de pocos años, como en su momento lo hicieron Gerónimo
Rulli, Guido Carrillo, Jonathan Silva y Joaquín Correa, paso fundamental
e imprescindible para cualquier institución argentina.
Después de varios años de sinsabores,
Estudiantes acertó con las compras... y también con las salidas. La
rescisión de contratos de Sánchez Miño y Domínguez hoy pueden verse como
una decisión destacada, ideal para subsanar el error de haberlos
contratado en su momento.
De los préstamos de jugadores sólo dejó dudas el
delantero Anselmo, ya que algunas lesiones de Lucas Viatri dejaron en
evidencia algunos errores de armado del plantel. Ni siquiera se extrañó
demasiado a Gil Romero, un mimado de los hinchas, seguramente por el
buen andar de Ascacibar, Damonte y compañía.
Ahora se vendrá otro recambio. Tal vez menos
drástico que el anterior, pero con una billetera flaca tendrá que
ingeniárselas para armar un plantel bien competitivo de cara a una
agenda con una gran cantidad de partidos.
www.eldia.com.ar
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