lunes, 24 de abril de 2017

No tuvo equilibrio y el empate fue su castigo

DEJO PASAR EL TREN. ESTUDIANTES DILAPIDÓ LA CHANCE DE QUEDAR A CUATRO PUNTOS DEL LÍDER
Las buenas intenciones no fueron suficientes para lograr la victoria. El 1 a 1 le dejó sabor a poco

Por NICOLAS NARDINI - COMENTARIO

La tarde dejó como único aliciente para Estudiantes la loable actitud relacionada con la búsqueda constante del protagonismo y la clara postura ofensiva en pos de lograr el objetivo, que no era otro que ganar. Eso sí, contrapuesto a este intangible, aparece lo estríctamente numérico, lo matemático: el empate le arrebató al equipo de Vivas la oportunidad propicia para acercarse al debutativo líder que tiene el fútbol argentino. Pocos minutos depués del pitazo final del deslucido Nicolás Lamolina, se consumaba la igualdad xeneize en Rafaela. En ese instante, cuando se hizo realidad la (nueva) pérdida de puntos del puntero, con seguridad creció la bronca (o hasta impotencia) que gobernó la intimidad del plantel pincharrata.
Es que en una rápida cuenta en el aire, Vivas y sus dirigidos vieron cómo ese 1 a 1 con sabor a poco ante Huracán, se convirtió en un paso en falso que no les permitió descontar distancia con el primero de la tabla, de quien se hubieran puesto a sólo cuatro unidades de haberse dado el resultado que todos soñaban en la previa. Y para el cual trabajaron, aunque con evidentes falencias que, en definitiva, derivaron en el reparto de puntos.
SIN EQUILIBRIO NO HAY PARAISO
¿Quién propuso más? Estudiantes ¿Quién generó más y mejores situaciones de gol? Estudiantes. ¿Quién manejó mejor la pelota? Estudiantes. Entonces, el interrogante se cae de maduro: ¿por qué no lo ganó? Por la falta de equilibrio y la ingenuidad que lo llevó a ocupar mal los espacios en el retroceso defensivo, en los instantes posteriores al gol que le había abierto la puerta del transitorio y efímero triunfo. Resulta, como mínimo, cuestionable, que un equipo con aspiraciones de pelea grande (mote que se ganó por su propio mérito, sin que nadie le regalara nada) no pueda sostener siquiera un minuto y fracción una ventaja en el marcador.
En esas máximas futboleras de cualquier estamento, el primer grito de los protagonistas de un equipo que acaba de marcar es el viejo y trillado “ahora seguimos igual, a no confiarse”. El Pincha, por el contrario, tuvo su instante fatal y la victoria transitoria no le duró ni dos minutos. Hubo una fisura en el fondo, a espaldas de los centrales y del lateral izquierdo, bien aprovechada por Mariano González, quien puso toda su jerarquía a disposición del Globo para el 1 a 1 que resultó definitivo.
Poco duró el 1 a 0 que había logrado Matías Aguirregaray tras una acción inciada por una guapeada individual Leandro Desábato en el juego aéreo. Cuando el equipo se estaba reacomodando, el Globo le asestó un golpe inesperado que volvió a trastocar todos los papeles.
NI LA PACIENCIA FUE SUFICIENTE
A este Huracán aquejado por los promedios se le quemaron los papeles de la historia. Su plan fue defender lo más cerca posible de su arquero y, después del 1 a 1, perder el máximo de tiempo posible en cada corte del juego. Con este panorama, a Estudiantes no le quedó otra que apelar a la paciencia, intentar salir por un lado y, ante la falta de espacios, volver a tirar la pelota hacia atrás para dar toda la vuelta al campo en el afán de conseguir una mejor opción de pase. La paciencia se vio, pero no fue acompañada de lucidez, faltaron pases entre líneas, cambio de ritmo o inventiva individual para romper al fondo quemero.
El Pincha no tuvo conductor. Tomó instintivamente por momentos ese rol Viatri, quizás también contrariado por no hallarse cómodo al lado de Toledo, en una apuesta por el doble centrodelantero que no salió bien.
De a ratos logró hacerse de la pelota Lucas Rodríguez en la parte final, pero Tití no pudo coincidir en campo con Viatri y, así, la sociedad que muchos pedían desde la tribuna no se pudo plasmar por la decisión de Vivas.
El juego de bandas del lado albirrojo tuvo algunos chispazos de Solari en el primer tiempo y las embestidas de Aguirregaray en el segundo. Contrariamente, brilló por su ausencia Juan Otero, sobre quien el DT dijo que “no se siente cómodo por las bandas”, lo cual denotaría un importante dolor de cabeza a futuro, puesto que al colombiano tampoco se lo ve como “9” puro. En ese caso: ¿cuál sería entonces el lugar ideal en el campo para el cafetero?
Estudiantes debía meter más balones desde los costados hacia el área para aprovechar a los dos puntas netos. Por momentos lo logró, pero le faltó la última puntada. Y en otros no tuvo capacidad de desnivel en el uno contra uno.
Con un panorama complicado, ante un rival cerrado y en una tarde donde no abundó la lucidez, el mayor pecado para el Pincha fue carecer de astucia para cuidar la ventaja. El punto le dejó sabor a poco a Estudiantes. El torneo está abierto para varios, no hay equipo que sea una garantía, por eso, de seguro, le duelen las das unidades perdidas.

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