DEJO PASAR EL TREN. ESTUDIANTES DILAPIDÓ LA CHANCE DE QUEDAR A CUATRO PUNTOS DEL LÍDER
Las buenas intenciones no fueron suficientes para lograr la victoria. El 1 a 1 le dejó sabor a poco
Por NICOLAS NARDINI - COMENTARIO
La
tarde dejó como único aliciente para Estudiantes la loable actitud
relacionada con la búsqueda constante del protagonismo y la clara
postura ofensiva en pos de lograr el objetivo, que no era otro que
ganar. Eso sí, contrapuesto a este intangible, aparece lo estríctamente
numérico, lo matemático: el empate le arrebató al equipo de Vivas la
oportunidad propicia para acercarse al debutativo líder que tiene el
fútbol argentino. Pocos minutos depués del pitazo final del deslucido
Nicolás Lamolina, se consumaba la igualdad xeneize en Rafaela. En ese
instante, cuando se hizo realidad la (nueva) pérdida de puntos del
puntero, con seguridad creció la bronca (o hasta impotencia) que gobernó
la intimidad del plantel pincharrata.
Es que en
una rápida cuenta en el aire, Vivas y sus dirigidos vieron cómo ese 1 a
1 con sabor a poco ante Huracán, se convirtió en un paso en falso que
no les permitió descontar distancia con el primero de la tabla, de quien
se hubieran puesto a sólo cuatro unidades de haberse dado el resultado
que todos soñaban en la previa. Y para el cual trabajaron, aunque con
evidentes falencias que, en definitiva, derivaron en el reparto de
puntos.
SIN EQUILIBRIO NO HAY PARAISO
¿Quién
propuso más? Estudiantes ¿Quién generó más y mejores situaciones de
gol? Estudiantes. ¿Quién manejó mejor la pelota? Estudiantes. Entonces,
el interrogante se cae de maduro: ¿por qué no lo ganó? Por la falta de
equilibrio y la ingenuidad que lo llevó a ocupar mal los espacios en el
retroceso defensivo, en los instantes posteriores al gol que le había
abierto la puerta del transitorio y efímero triunfo. Resulta, como
mínimo, cuestionable, que un equipo con aspiraciones de pelea grande
(mote que se ganó por su propio mérito, sin que nadie le regalara nada)
no pueda sostener siquiera un minuto y fracción una ventaja en el
marcador.
En esas máximas futboleras de
cualquier estamento, el primer grito de los protagonistas de un equipo
que acaba de marcar es el viejo y trillado “ahora seguimos igual, a no
confiarse”. El Pincha, por el contrario, tuvo su instante fatal y la
victoria transitoria no le duró ni dos minutos. Hubo una fisura en el
fondo, a espaldas de los centrales y del lateral izquierdo, bien
aprovechada por Mariano González, quien puso toda su jerarquía a
disposición del Globo para el 1 a 1 que resultó definitivo.
Poco
duró el 1 a 0 que había logrado Matías Aguirregaray tras una acción
inciada por una guapeada individual Leandro Desábato en el juego aéreo.
Cuando el equipo se estaba reacomodando, el Globo le asestó un golpe
inesperado que volvió a trastocar todos los papeles.
NI LA PACIENCIA FUE SUFICIENTE
A
este Huracán aquejado por los promedios se le quemaron los papeles de
la historia. Su plan fue defender lo más cerca posible de su arquero y,
después del 1 a 1, perder el máximo de tiempo posible en cada corte del
juego. Con este panorama, a Estudiantes no le quedó otra que apelar a la
paciencia, intentar salir por un lado y, ante la falta de espacios,
volver a tirar la pelota hacia atrás para dar toda la vuelta al campo en
el afán de conseguir una mejor opción de pase. La paciencia se vio,
pero no fue acompañada de lucidez, faltaron pases entre líneas, cambio
de ritmo o inventiva individual para romper al fondo quemero.
El
Pincha no tuvo conductor. Tomó instintivamente por momentos ese rol
Viatri, quizás también contrariado por no hallarse cómodo al lado de
Toledo, en una apuesta por el doble centrodelantero que no salió bien.
De
a ratos logró hacerse de la pelota Lucas Rodríguez en la parte final,
pero Tití no pudo coincidir en campo con Viatri y, así, la sociedad que
muchos pedían desde la tribuna no se pudo plasmar por la decisión de
Vivas.
El juego de bandas del lado albirrojo
tuvo algunos chispazos de Solari en el primer tiempo y las embestidas de
Aguirregaray en el segundo. Contrariamente, brilló por su ausencia Juan
Otero, sobre quien el DT dijo que “no se siente cómodo por las bandas”,
lo cual denotaría un importante dolor de cabeza a futuro, puesto que al
colombiano tampoco se lo ve como “9” puro. En ese caso: ¿cuál sería
entonces el lugar ideal en el campo para el cafetero?
Estudiantes
debía meter más balones desde los costados hacia el área para
aprovechar a los dos puntas netos. Por momentos lo logró, pero le faltó
la última puntada. Y en otros no tuvo capacidad de desnivel en el uno
contra uno.
Con un panorama complicado, ante un
rival cerrado y en una tarde donde no abundó la lucidez, el mayor pecado
para el Pincha fue carecer de astucia para cuidar la ventaja. El punto
le dejó sabor a poco a Estudiantes. El torneo está abierto para varios,
no hay equipo que sea una garantía, por eso, de seguro, le duelen las
das unidades perdidas.
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