viernes, 19 de mayo de 2017

Se floreó en Guayaquil y ahora piensa en la Sudamericana


ESTUDIANTES GOLEO 3-0 A BARCELONA. LA GRAN VICTORIA NO LE SIRVIÓ PORQUE GANÓ BOTAFOGO Y LO ELIMINÓ DE LA LIBERTADORES
Cavallaro y Sánchez, en dos ocasiones, marcaron los goles. Dubarbier fue la figura de la noche

Por MARTIN CABRERA

GUAYAQUIL, ECUADOR Enviado especial

Cuando parecía que tocaba la lona después del golpe en Medellín, Estudiantes sacó dos triunfos y algo más de la galera, para seguir trepando en el torneo e ilusionarse con más partidos internacionales. Anoche, en Guayaquil y por la Copa Libertadores goleó 3-0 a Barcelona en un partido que quedará como el reencuentro con su mejor versión, más allá de la eliminación del Pincha de este certamen por el triunfo 1-0 de Botafogo ante Atlético Nacional.
Juan Cavallaro en el primer tiempo y dos veces Facundo Sánchez en el complemento le dieron el triunfo al equipo de Nelson Vivas, que prolongó su buen momento, tanto en lo grupal como en algunas individualidades. Más allá del sabor amargo de la eliminación, fue una victoria con todas las letras.
Fue emocionante ver a algunos jugadores padeciendo las inclemencias del tiempo pero corriendo como si tuvieran 20 años. El grupo apeló a su mística para ganarle al que, hasta anoche, era la revelación del Grupo 1. Lo derrotó, con una dosis de fortuna es cierto, para besar otra vez ese escudo que varios de los integrantes del equipo defienden como propio.
No la pasó nada bien Estudiantes en el inicio del partido. El local le tiró toda la presión y le hizo sentir la temperatura. No hizo pie y si no quedó debajo en el marcador fue por la buena tarea de Mariano Andújar y, fundamentalmente, por la escasa puntería de los jugadores de Barcelona.
Una mala entrega de Bautista Cascini permitió una contra de Jonathan Alvez que pasó a centímetros del palo del arco albirrojo. Luego fue el propio Andújar el que le sacó el gol a Christian Alemán. Y tras cartón el central Aimar cabeceó afuera desde buena posición. En el boxeo, era momento para escuchar la campana.
Luego de ese vendaval amarillo el Pincha empezó a tomar aire. Y a levantar la cabeza. Entonces en el mediocampo Israel Damonte y Cascini controlaron la pelota para hacer jugar por las bandas a Solari, Cavallaro y Dubarbier. Fue éste quien a los 28 minutos vio la jugada y corrió a espaldas del marcador. Recibió el pase y tras llegar a línea final envió un centro para Javier Toledo, que erró de manera increíble el gol, al rematar al palo izquierdo de Máximo Banguera. Por suerte para el equipo en el rebote apareció Juan Cavallaro, quien con un fuerte remate estableció el gol. Se gritó en la calurosa Guayaquil y también en La Plata.
Promediando ese primer tiempo el equipo de Vivas tuvo unos minutos de control e intensidad. Augusto Solari tuvo el segundo y Facundo Sánchez, desbordando por la derecha, casi llega al gol. Con mucho oportunismo, Estudiantes casi saca más diferencia.
También es cierto que en el final de ese primer tiempo, cuando otra vez el agobio empezó a pasar factura a la defensa, Barcelona tuvo dos chances clarísimas de empatar. En una de ellas Jonatan Schunke se jugó la vida para cortarle la jugada a Alvez y en la otra entre Andújar, el palo y Damonte le quitaron el gol a Alemán.
En el complemento el Pincha hizo culto de su oportunismo. En su primera llegada al arco de Banguera otro centro preciso de Dubarbier terminó en la cabeza de Facundo Sánchez, que se filtró entre los defensores para anotar un gol que empezó a liquidar la historia.
Barcelona intentó reaccionar y tuvo sus aproximaciones, porque si bien tanto el Vasco Aguirregaray como el propio Dubarbier jugaron un tremendo partido en ataque, no fueron tan efectivos en la marca. Por eso el local los desbordó y por momentos, aunque menos que en el primer tiempo, merodearon el arco de Andújar.
Pero anoche Estudiantes tuvo “fuerza espiritual”. Tuvo una mentalidad ganadora para llevarse un triunfo como marca su historia: tercera vez que gana aquí en Guayaquil y sin recibir goles. Victoria necesaria para ponerse de pie.
Para el final dejó la frutilla del postre. Fue la contra que encabezó Juan Sebastián Verón en su rol atípico ingresando en el segundo tiempo. En velocidad, como hace casi 8 años dejó en el camino a Jonatan Bottinelli de San Lorenzo anoche lo hizo con un Aimar. Llegó al fondo de la cancha, levantó la cabeza y metió un preciso centro para que Sánchez, con esfuerzo, decretara el 3-0 y la victoria.
Lamentablemente, un rato después, Botafogo derrotó 1-0 a Atlético Nacional y dejó al Pincha sin chances de acceder al segundo puesto de la tabla, a falta de un partido. Por tanto, ahora buscará terminar tercero, algo que tiene casi en el bolsillo, para clasificarse a la presente edición de la Sudamericana.

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