COPA ARGENTINA. EN “EL REINO DEL REVÉS”, ESTA VEZ EL QUE QUEDÓ PAGANDO FUE EL PINCHA
Lo que debió ser poco menos que un trámite, al final, se convirtió en una verdadera pesadilla
Por CESAR VEIGA
La
lógica, cada vez más distanciada del fútbol, permitía imaginar que era
cuestión de esperar para dar cuenta de cuántos minutos podían
transcurrir antes de Estudiantes empezara a marcar, en goles, la
distancia futbolística que lo separa de Sport Club Pacífico de General
Alvear, Mendoza, con quien se cruzó ayer por la Copa Argentina, en
cancha de Banfield, a la que llegaron al cabo de una increíble cantidad
de veces en la que se modificó el horario de comienzo.
No
solamente aguantó más de lo imaginado el representante del Torneo
Federal B, sino que se plantó en igualdad de condiciones y contra todos
los pronósticos se puso rápidamente dos goles arriba, conmoviendo
verdaderamente a un Pincha que de repente se encontró en una situación
inesperada, la cual se extendió hasta el final mismo.
Claro,
porque al cabo de los intensos 90 minutos, el partido finalizó en un 3 a
2 para quien llegó con todas las de perder y terminó causándole a los
albirrojos una derrota que entró en la lista de las más dolorosas, a la
altura de un gran papelón futbolístico.
Descontó
el conjunto de Nelson Vivas, quien atento a las sorpresas que han
pasado a ser corrientes en esta competencia, y que certifican la
diferencia cada vez menor que separa a los grandes de Primera sobre el
resto, puso en cancha lo mejor que tenía a mano en un tramo final de
temporada en la cual el desgaste le está causando serias complicaciones,
que se trasladaron ayer en forma increíble contra un rival de una
estatura inferior.
“Deben ser los mejores 90
minutos de la historia”, planteó Andrés Villafañe, el entrenador de la
escuadra mendocina antes de viajar, y en referencia a lo que debía
suceder con su equipo para avanzar dejando en el camino al Pincha, y no
desesperó ni siquiera tras el descuento, porque se mantuvo ordenado, a
la espera de otra posibilidad en ataque, la cual encontró ni bien
comenzado el segundo tiempo.
Con más de medio
partido en el pasado, Estudiantes debió salir a “poner las cosas en su
lugar”, pero se encontró con un rival equilibrado, que achicó bien los
espacios, presionó en todos los sectores, y terminó jugando el partido
que vino a jugar a la cancha de Banfield, ese que va a ocupar una de las
páginas más destacadas de su historia.
No
apareció en el Pincha alguien para clarificar, parar la pelota y elegir
las mejores opciones. El vértigo se hizo contagioso, y como los
encargados de llevar la pelota por afuera tampoco pudieron imponer
condiciones, el pelotazo se convirtió en la única forma de llegar hasta
el área de enfrente, ahí donde los mendocinos desarrollaron el juego que
más les gusta, el que se acostumbra en los campeonatos del ascenso.
Terminó
siendo poco menos que el reino del revés, con un Pacífico agrupado en
terreno propio, saliendo de contra, con peligro, frente a un Estudiantes
desconocido, que chocó y volvió a chocar, porque nadie aportó las ideas
necesarias, y el aporte de los que llegaron desde el fondo, en vez de
sumar casi que terminaron complicando, porque el área terminó
superpoblada.
El descuento final, para el 3 a 2,
le aportó un toque de dramatismo a los últimos minutos, donde el
conjunto de Mendoza sacó pecho y tras el pitazo del árbitro vivió una
fiesta increíble, con los jugadores separados por el alambrado y
mientras los seguidores de Estudiantes abandonaban el estadio masticando
la bronca por haber perdido un partido insólito.
Tan
insólito que antes de abandonar el estadio, todos y cada uno de los
protagonistas aceptaron colocar esta derrota entre las más dolorosas de
sus trayectorias, de muchos años como el caso de Leandro Desábato, uno
de los tantos que fracasó en una tarde donde todo le salió mal a
Estudiantes, al punto de haber complicado incluso el final de una
temporada a la que ahora le quedan tres presentaciones.
Afuera
de la Copa Argentina, más rápido de lo pensado, y a manos de un rival
sin pergaminos, el equipo de Vivas quedó en medio de una situación por
demás comprometida, a la que solamente el pasaje a la Copa Libertadores,
por estos días complicado, podría llegar a minimizar en algo esta
eliminación que hará mucho ruido de puertas para adentro, en la
intimidad del plantel en City Bell y también a nivel dirigencial.
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