Leandro Desábato a fondo: sus últimos meses como jugador, su relación con Verón y el técnico que se viene

Leandro Desábato en el
Country, lugar en donde ya pasó más parte de su vida que en su
Cafferatta natal. Mano a mano a fondo con este medio
Por MARTIN CABRERA
De
Cafferata a Rosario hay 196 kilómetros. No parece mucho para un adulto,
pero para un pibe de 12 años era como subirse al Transiberiano. Hoy lo
cuenta con una sonrisa, pero aquellos días no fueron tan felices para el
pequeño Leandro Desábato, que dejaba dos veces por semana la casa de
sus padres para ir a entrenarse a Newell’s. Pasó el tiempo, esas dos
veces se convirtieron en vivir de lunes a viernes con unas primas y
luego plantar bandera, volver al pago e imaginarse un futuro en el
campo. Nada más errado a lo que luego le pasó.
“El
camino recorrido fue largo, me pasó de todo. Llegué a Estudiantes de
grande y todavía hoy, con 38 años, sigo jugando. Pero esta vez sí ya
estoy empezando a despedirme”. Así arranca con el diálogo el capitán
albirrojo, que debutó en la Primera hace 20 años y que va por el récord
de Miguel Russo para quedar dentro de los tres jugadores que más veces
se pusieron la camiseta del Club.
-¿Quién te llevó a Newell’s?
-Un
día llamaron al club del pueblo preguntando por “el Chavo”. Era Jorge
Griffa, que estaba haciendo un rastrillaje por el Interior. Tenía 12
años y jugaba en el equipo de la liga rosarina. Los primeros meses me
quedaba a dormir en la casa de Raúl Damiani. Me tomaba el colectivo en
la ruta y él me espara en la rotonda que está en el ingreso a la ciudad.
Me volvía en micro o con mi papá, que tenía camión.
-¿Tanto te gustaba el fútbol como para irte lejos de tus padres a esa edad?
-Sí,
era lo único que teníamos en Cafferatta. Pero a los siete meses me
cansé y no fui más. Al otro año me fueron a buscar. Empecé en Sexta y me
quedaba de martes a sábado en la casa de unas primas que estaban
estudiando. Tenía 14 años y me acuerdo lo que extrañaba de noche. Ni
teléfono había para hablar con mi vieja.
Jorge
Priotti, a mediados de los ‘90, fue el primer ilustre de Cafferatta en
llegar a Estudiantes. Amigo de la familia Desábato, le consiguió una
prueba, que superó y le abrió las puertas del Demo. Jugó parte del
torneo de Quinta y tras unos partidos en Reserva debutó en Primera. Fue
el 13 de julio de 1997.
Del ‘97 al 2001 jugó
poco y nada en el Pincha. Por eso recibió un llamado de Gustavo Alfaro
para ir a Olimpo y luego a Quilmes, equipo con el que ascendió tras
romper un largo maleficio. Más tarde jugó una temporada en Argentinos.
“Por todo ese esfuerzo es que ahora decidí jugar seis meses más”.
-Si no fuera porque estás en Estudiantes ¿hubieras seguido hasta esta edad?
-Seguro
que no. Cuando en 2010 me vino a buscar Boca y decidí quedarme, supe
que era donde me iba a retirar. Tal vez aquella vez no imaginé que iba a
jugar hasta los 38, pero sí hasta los 34 o 35...
-¿Nunca te arrepentiste?
-No.
Es verdad que a veces te cuesta levantarte para venir a entrenar y
rendir a la par de chicos 20 años menores. Pero no me quejo. Si tuviera
que volver el tiempo atrás elegiría lo mismo.
-¿Quién te convenció en esta última oportunidad?
-Siempre
lo dije, que primero quería terminar el torneo, hablar con el técnico y
los dirigentes. Hice el balance y fue positivo, terminamos terceros,
clasificamos a la Copa y me sentí bien. Entre todas las partes decidimos
que lo mejor era dar todo los próximos seis meses...
-¿Por qué hablás de seis meses y no de un año?
-Firmé
por un año, pero no quiero plantear un objetivo tan largo. Si veo que
le soy útil al entrenador, al equipo y me siento bien seguiré, de lo
contrario serán sólo seis meses.
-En el
último tiempo hablaste de seguir pero sin presionar para ser titular,
pero siempre sostuviste que si no jugás, a tu edad, perdés el ritmo por
completo...
-Es algo contradictorio,
pero es así. Yo me entreno para jugar. Doy la vida por ser titular. Lo
que pasa es que luego deciden los técnicos. Algunos creen que porque
tengo un nombre tienen la obligación de ponerme. A Gustavo (Matosas) le
fui de frente, “sufro mucho jugar en la altura”, le dije. Está claro que
ese partido, cuatro años atrás, lo jugaba, y que otros partidos cuando
era joven los jugaba aunque me sintiera mal.
-¿No te molesta ser suplente?
-En
este momento de mi carrera no. Está claro que no me pone contento y es
mentira que el jugador que sale no le moleste, pero ahora es distinto.
Lo que no puedo perder es la entrega, porque si construí mi carrera con
garra y corazón, es eso lo que me sostiene.
En
20 años como jugador de Estudiantes, Leandro Desábato compartió todo
tipo de momentos, entrenadores y jugadores. A la hora de elegir uno no
dudó en señalar a Sebastián Verón. “Compartí cancha con él en plenitud,
no me puedo quejar”.
-¿Quiénes más?
-El
Chapu Braña. Yo había jugado con él en 2002 en Quilmes y cuando me
reencontré en 2007 había progresado una barbaridad. Después tuve la
suerte de jugar con grandes jugadores, como Enzo Pérez, José Sosa, el
Chino Benítez, la Gata Fernández. Pero además de esos jugadores que dan
gusto a la vista tuve la suerte de jugar con el Flaco Schiavi, el Colo
Ré y tantísimos más. En un equipo vos necesitás de los primeros, pero
también de un matungo que te saque la pelota, uno que gane de arriba y
un arquero que ataje. Un equipo es todo. Si todos juegan bonito ¿quién
hace el resto del trabajo?
-¿Y en la Selección?
-Ahí conocí los Fórmula Uno. Fueron siete convocatorias que me permitieron ver otra realidad.
-¿Tus amigos en el fútbol?
-Siempre
lo dije. El Chapu (Braña), el Chino (Benítez), el Flaco (Alayes), ahora
Isra (Damonte), con quien me volví a encontrar ahora en Estudiantes
después de casi una década separados. Viví con él en el Demo, jugamos en
Reserva y después el fútbol nos llevó por otros lados. Y también
Sebastián (Verón), que parece tener una manera de ser complicada pero
conmigo siempre fue extraordinario.
-¿Te costó entenderlo?
-Nunca
tuve problema. Es verdad que su presencia es imponente, cuando entra en
escena el clima cambia. Hay mucho respeto. A mí me dio un montón sin
demostrármerlo. Es así y la verdad es que nos llevamos bien.
-¿Cómo te estás preparando para ser técnico?
-Trato de hablar con otros técnicos, profes y gente vinculada al fútbol. Empecé a ir a un psicoanalista.
-¿Cómo es eso?
-Hace
un tiempo, cuando empecé a pensar en dejar el fútbol mi señora leyó una
nota en la cual Héctor Baldassi hablaba de eso. Y la verdad es que
nadie está preparado para dejar una actividad de tantos años de un día
para el otro. El Dr. Ermilli me recomendó un psicoanalista y empecé a
ir. Me gustó mucho. Ahora estoy tratando otros temas, como la relación
con los más jóvenes y mi aceptación a cierta clase de personas. Por
ejemplo, los soberbios no van conmigo y los rechazo. Me pongo ciego y ni
los escucho. Quiero estar preparado para cuando me toque enfrentarlos
en mi nueva etapa. A veces parece todo muy fácil, “voy y pongo once
jugadores”. Pero no es así. Hay que saber armar grupos y tener contentos
a todos.
-¿Te gustaría hablar con técnicos que tuviste?
-Sí, claro, Lo voy a llamar a Gabriel (Milito). Es un tipo que me enseñó mucho.
-¿Te gustaría arrancar como DT en inferiores, Reserva o ayudante de campo?
-Me
gustaría en Reserva y si puedo en Estudiantes mejor, con mucha
vinculación con inferiores. No aceptaría ir ya a Primera porque me
quiero terminar de preparar y si me tengo que equivocar prefiero hacerlo
en Reserva. En ese sentido este club es espectacular. Ayudante de campo
sería sólo de Alejandro Sabella.
-Tu equipo ¿con salida larga del fondo o con pelota dominada?
-Ni
una cosa ni otra. Primero tenés que tener en cuenta los jugadores y las
circunstancias. Si tenés a Carrillo y Vera, ¿para qué arriesgar? Ahora,
tengo dos laterales que la rompen y un cinco bárbaro, busquemos una
salida al ras del piso, pero cuando el rival no me presione tanto.
Cuando Milito y Pellegrino me pidieron que salga con la pelota lo
intenté hacer. Cuando sea técnico buscaré aportar varias cosas que ellos
me enseñaron. No me gustan los técnicos que dicen “yo juego así”.
Aunque tuve muy buenos técnicos, el mejor de todos fue Sabella, que
siempre supo adaptarse al equipo.
-¿Te sorprendió la llegada de Matosas por su perfil de técnico?
-No.
Es un técnico con experiencia que nos va a aportar su conocimiento. Es
verdad que difiere con los anteriores entrenadores, pero tampoco es para
tanto. Son distintas edades edades y perfiles, el tiempo dirá si fue
mejor, igual o peor.
Cifras
20 - Años
hace que debutó en la Primera de Estudiantes. Fue el 13 de julio de
1997, en el empate 3-3 de visitante contra Unión. El técnico del equipo
era Daniel Córdoba.
397 - Partidos
tiene en la Primera de Estudiantes. Va por el récord de 418 de Miguel
Russo para meterse en el podio, que lidera Abel Herrera con 467
participaciones.
76 - Veces
defendió la camiseta de Estudiantes en torneos internacionales (copas,
recopas y Mundial de Clubes). Es el jugador que más partidos coperos
tiene en la historia del club.
20 - Goles
tiene en Estudiantes y está dentro de los defensores más goleadores. El
primero lo hizo en 2007, en la victoria 2-1 a Racing. El arquero era
Hilario Navarro.
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