domingo, 3 de septiembre de 2017

La perla negra

Christian Alemán se transformó en un par de partidos en el jugador mimado del hincha. Su desparpajo para jugar lo llevó a darle un aire fresco al ataque y a ser fundamental para ganar el partido del otro día ante Arsenal. Como fueron sus inicios, quién es su ídolo y cuál es el tatuaje más le gusta mostrar. El desequilibrio que buscaba Matosas brilla en su mejor versión y va por la titularidad.

Pocos jugadores logran generar expectativa en el público como sucedió con Alemán en el encuentro ante Arsenal. No bien saltó del banco para comenzar con los movimientos precompetitivos, los hinchas en la zona de plateas se codeaban sin parar. Un poco incrédulos por lo mal que jugaba el equipo y otro poco por el pequeño físico del ecuatoriano, que mostró un enorme grado de desequilibrio en velocidad en los minutos que jugó en Paraguay ante Nacional. Justamente ese pequeño envase de no más de 1,75 fue la clave para que el equipo de Matosas consiga una victoria tan dura como impensada minutos antes de su ingreso. No por sea Messi o Maradona, sino porque a partir de sus manejos, el equipo encontró el desborde y la movilidad necesaria para encontrar la llave al gol.

“Yo me fui muy contento por el resultado y por lo que se generó con la victoria. La verdad es que debo seguir mejorando porque me sentí impreciso, pero en Argentina se entrena como se juega y eso me va a ayudar”, dijo Alemán tras la victoria.

Alemán se formó en Emelec. Llegó al club a los 5 años y se fue recién a los 19. Con “Los Eléctricos” ganó dos títulos: en 2013 y 2014. Con apenas 19 años y sin tanta continuidad decidió irse a probar suerte a Universitario, dónde no le fue nada bien, ya que jugó 4 partidos en seis meses. Luego jugó en Manta (14 PJ y 5 goles) y Deportivo Quito (16 PJ y 9 goles). Justamente por esa última campaña lo fue a buscar Barcelona. Llegó al club en 2016 con sobrepeso. Tenía 4 kilos más de lo que aconsejaban los médicos. Hizo un plan especial para ponerse en forma y no le fue nada mal: jugó 23 partidos y, aunque convirtió un solo gol, tuvo un rendimiento sumamente destacado. La diferencia en la cantidad de goles está centrada en la posición: mientras al principio era delantero, en Barcelona jugó como volante. Allí no hizo goles, los hacía hacer.


El ecuatoriano llegó al país acompañado de su agente y está en pleno proceso de adaptación. Tiene varios tatuajes en su cuerpo y el que más le gusta es el que tiene en su brazo izquierdo. Es un retrato de su hijo, a quien llamó Christian Denilson. En su cuenta de Insatagram, que usa activamente, pueden verse varias fotos en la que comparte varias imágenes a su lado. 
Como cualquier jugador, Alemán tiene un ídolo. Y ese ídolo es Ronaldinho. Hace un tiempo su representante coincidió con el crack brasileño en un evento y el 10 le dejó un saludo que lo emocionó hasta las lágrimas. 
Con apenas 21 años, Alemán parece tener los pies sobre la tierra. Lejos de creérsela, busca ganar confianza en nuestro país para afianzarse en un equipo que parece precisarlo como el agua. Por su desfachatez, por su desequilibrio y, principalmente, por su juventud. Su gran desafío es encontrar continuidad para ganarse el puesto entre los 11.

Fuente: Revista Animals

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