jueves, 25 de enero de 2018

Laba llega como una apuesta a futuro, política con más grises que aciertos

El volante central, que se inició en Argentinos y estaba jugando en la MLS, firmó en Estudiantes por un año
Arriba con una lesión ligamentaria. Tendrá para dos meses de recuperación. Está pensado como una alternativa a futuro

En el tramo final del mercado de pases, la secretaría técnica de Estudiantes confirmó la llegada de un nuevo jugador para este mercado de pases. Se trata de Matías Laba, volante central de 26 años, formado en Argentinos Juniors y actualmente en Montreal Impact de Canadá, equipo de la Major League Soccer.


Matías Laba llegará a Estudiantes. Una nueva apuesta que los dirigentes esperan salga mejor que las anteriores
El jugador es otra de las apuestas de la dirigencia pero más que nada para la próxima temporada ya que le queda poco más de un mes de recuperación por una lesión ligamentaria en una de sus rodillas. Creen que estará listo para jugar para el mes de abril. Si supera la revisión médica firmará como jugador libre por un año con opción a renovarle su contrato.
Su llegada causó algo de sorpresa, ya que es un jugador para ocupar el lugar de dos jugadores del Club que recientemente fueron transferidos: Gastón Gil Romero e Israel Damonte.

Juan Otero

Además sorprendió porque antes se había dicho oficialmente que la secretaría técnica buscaba un delantero y no otro volante central, un sector del campo superpoblado. Al menos podría ser una opción para cuando el año próximo ya no esté Rodrigo Braña.
De alguna manera también arribaron como apuestas el extremo Jacob Murillo y el colombiano Andrés Escobar, más allá de tener cierto recorrido. Hoy no aparecen como titulares en el corto plazo.

Facundo Quintana

Balance de las apuestas en los últimos años
Una de las mejores apuestas realizadas fue la de Juan Otero. Llegó por un monto mínimo, un salario razonable y una opción de compra accesible. Jugó muchos partidos, marcó algunos goles y si bien no tiene mucha claridad en su juego será muy tenido en cuenta por Lucas Bernardi. En su caso rindió por encima de lo invertido y hasta podría ser un negocio a futuro.

Christian Alemán

Pero otros casos (los más) no superaron las expectativas medias. Uno de los más resonantes fue el de Jeisson Vargas, el volante chileno de la selección sub 20 de su país, vendido al Bologna que firmó por un año en el Pincha. Los italianos lo querían un año en Argentina para su puesta a punto y en Estudiantes creyeron hacer un negocio para ser parte (minoritario) en un futuro, a costa de un contrato generoso. El jugador nunca rindió, tuvo problemas de conducta y por eso regresó 12 meses después a Universidad Católica. Hoy juega en una filial del equipo italiano: Montreal Impact.
Parecido es el caso Christian Alemán. Lo trajo la dirigencia por recomendación de un empresario. No lo había pedido el técnico. Mostró cosas interesantes en sus primeros partidos pero luego quedó en el olvido.

David Barbona

Tampoco rindieron Ignacio Bailone, Gonzalo Bueno, Javier Iritier Nahuel Estévez, ni Marco Borgnino. Los tres primeros rescindieron, el cuarto se fue a préstamo y el quinto se entrena diferenciado.
Un caso que generó debate fue la llegada del lateral izquierdo Diogo Silvestre. Lo hizo en condición de libre para cubrir un sector del campo desprotegido. Estuvo apenas seis meses, nunca se puso bien físicamente y se fue en silencio seis meses después.

Diogo Silvestre

Tres apuestas que pudieron rendir más de lo que finalemente hicieron fueron David Barbona, Agustín Rossi y Matías Rosso. Estudiantes, en el primer mercado de pases con Juan Sebastián Verón como presidente invirtió 1,5 millones de dólares por estas tres promesas del fútbol del ascenso. Jugaron muy pero muy poco. Rossi, por problemas de conducta se fue a Defensa y Justicia. Luego lo compró Boca. El Pincha recuperó el dinero invertido, nada más. Algo parecido ocurrió con Barbona, quien su gran temporada en Atlético Tucumán le elevó la cotización. El Decano hizo uso de la opción de compra y hoy lo está disfrutando.
En sintonía con los tres jugadores del ascenso en aquel verano de 2015 arribó Facundo Quintana, un jugador que había quedado libre de la U. de Chile. Jugó mucho en Reserva y tuvo minutos (con goles incluídos) en Primera. Pero ahora se fue sin demasiadas explicaciones.

Jeisson Vargas

Las apuestas continuaron el mercado de pases anterior, con las llegadas de dos jugadores de la Reserva de River, que se sumaron al equipo de Reserva de Estudiantes: Lautaro Arellano y Mauricio Vera. Jugaron unos partidos en dicha categoría y nada más. Lo curioso es que tienen contratos profesionales.
También llegaron en este receso -como profesionales- dos jugadores que ya dejaron de ser juveniles. Se trata de Alexis Vega, ex Villa Mitre y John Arteaga, ex Atlético Nacional de Medellín. Los dos, como los anteriores casos mencionados, se entrenan con el plantel de Leandro Benítez.
Más atrás en el tiempo, cuando el técnico era Diego Cagna, tuvieron un paso fugaz por Estudiantes dos apuestas que ni siquiera fueron al banco de los suplentes: Kevin Rendon y Alessio Innocenti. Peor le fue a un defensor ecuatoriano Cesar Mena: duró tres entrenamientos.
En los últimos años Estudiantes ha apostado por esta política de apuestas un tanto polémicas. La mayoría no dio sus frutos ni fueron un negocio. El rédito, como siempre, lo encontró en sus divisiones menores. ¿Por qué, entonces, no se apuesta a la formación en lugar de traer tantos jugadores de paso que no dejan demasiado? Hoy Agustín Alayes hablará en conferencia de prensa de esto y otras yerbas del mercado.

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