El volante central, que se inició en Argentinos y estaba jugando en la MLS, firmó en Estudiantes por un año
Arriba con una lesión ligamentaria. Tendrá para dos meses de recuperación. Está pensado como una alternativa a futuro
En el tramo final del mercado de pases, la secretaría
técnica de Estudiantes confirmó la llegada de un nuevo jugador para este
mercado de pases. Se trata de Matías Laba, volante central de 26 años,
formado en Argentinos Juniors y actualmente en Montreal Impact de
Canadá, equipo de la Major League Soccer.
Matías Laba llegará a Estudiantes. Una nueva apuesta que los dirigentes esperan salga mejor que las anteriores
El jugador es otra de las apuestas de la
dirigencia pero más que nada para la próxima temporada ya que le queda
poco más de un mes de recuperación por una lesión ligamentaria en una de
sus rodillas. Creen que estará listo para jugar para el mes de abril.
Si supera la revisión médica firmará como jugador libre por un año con
opción a renovarle su contrato.
Su llegada causó algo de sorpresa,
ya que es un jugador para ocupar el lugar de dos jugadores del Club que
recientemente fueron transferidos: Gastón Gil Romero e Israel Damonte.
Además sorprendió porque antes se había
dicho oficialmente que la secretaría técnica buscaba un delantero y no
otro volante central, un sector del campo superpoblado. Al menos podría
ser una opción para cuando el año próximo ya no esté Rodrigo Braña.
De
alguna manera también arribaron como apuestas el extremo Jacob Murillo y
el colombiano Andrés Escobar, más allá de tener cierto recorrido. Hoy
no aparecen como titulares en el corto plazo.
Balance de las apuestas en los últimos años
Una de las mejores apuestas realizadas fue la de Juan Otero.
Llegó por un monto mínimo, un salario razonable y una opción de compra
accesible. Jugó muchos partidos, marcó algunos goles y si bien no tiene
mucha claridad en su juego será muy tenido en cuenta por Lucas Bernardi.
En su caso rindió por encima de lo invertido y hasta podría ser un
negocio a futuro.
Pero otros casos (los más) no superaron las expectativas medias. Uno de los más resonantes fue el de Jeisson Vargas,
el volante chileno de la selección sub 20 de su país, vendido al
Bologna que firmó por un año en el Pincha. Los italianos lo querían un
año en Argentina para su puesta a punto y en Estudiantes creyeron hacer
un negocio para ser parte (minoritario) en un futuro, a costa de un
contrato generoso. El jugador nunca rindió, tuvo problemas de conducta y
por eso regresó 12 meses después a Universidad Católica. Hoy juega en
una filial del equipo italiano: Montreal Impact.
Parecido es el caso Christian Alemán.
Lo trajo la dirigencia por recomendación de un empresario. No lo había
pedido el técnico. Mostró cosas interesantes en sus primeros partidos
pero luego quedó en el olvido.
Tampoco rindieron Ignacio Bailone, Gonzalo Bueno, Javier Iritier Nahuel Estévez, ni Marco Borgnino. Los tres primeros rescindieron, el cuarto se fue a préstamo y el quinto se entrena diferenciado.
Un caso que generó debate fue la llegada del lateral izquierdo Diogo Silvestre.
Lo hizo en condición de libre para cubrir un sector del campo
desprotegido. Estuvo apenas seis meses, nunca se puso bien físicamente y
se fue en silencio seis meses después.
Tres apuestas que pudieron rendir más de lo que finalemente hicieron fueron David Barbona, Agustín Rossi y Matías Rosso.
Estudiantes, en el primer mercado de pases con Juan Sebastián Verón
como presidente invirtió 1,5 millones de dólares por estas tres promesas
del fútbol del ascenso. Jugaron muy pero muy poco. Rossi, por problemas
de conducta se fue a Defensa y Justicia. Luego lo compró Boca. El
Pincha recuperó el dinero invertido, nada más. Algo parecido ocurrió con
Barbona, quien su gran temporada en Atlético Tucumán le elevó la
cotización. El Decano hizo uso de la opción de compra y hoy lo está
disfrutando.
En sintonía con los tres jugadores del ascenso en aquel verano de 2015 arribó Facundo Quintana,
un jugador que había quedado libre de la U. de Chile. Jugó mucho en
Reserva y tuvo minutos (con goles incluídos) en Primera. Pero ahora se
fue sin demasiadas explicaciones.
Las apuestas continuaron el mercado de
pases anterior, con las llegadas de dos jugadores de la Reserva de
River, que se sumaron al equipo de Reserva de Estudiantes: Lautaro
Arellano y Mauricio Vera. Jugaron unos partidos en dicha categoría y
nada más. Lo curioso es que tienen contratos profesionales.
También
llegaron en este receso -como profesionales- dos jugadores que ya
dejaron de ser juveniles. Se trata de Alexis Vega, ex Villa Mitre y John
Arteaga, ex Atlético Nacional de Medellín. Los dos, como los anteriores
casos mencionados, se entrenan con el plantel de Leandro Benítez.
Más
atrás en el tiempo, cuando el técnico era Diego Cagna, tuvieron un paso
fugaz por Estudiantes dos apuestas que ni siquiera fueron al banco de
los suplentes: Kevin Rendon y Alessio Innocenti. Peor le fue a un defensor ecuatoriano Cesar Mena: duró tres entrenamientos.
En
los últimos años Estudiantes ha apostado por esta política de apuestas
un tanto polémicas. La mayoría no dio sus frutos ni fueron un negocio.
El rédito, como siempre, lo encontró en sus divisiones menores. ¿Por
qué, entonces, no se apuesta a la formación en lugar de traer tantos
jugadores de paso que no dejan demasiado? Hoy Agustín Alayes hablará en
conferencia de prensa de esto y otras yerbas del mercado.
www.eldia.com.ar
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