martes, 10 de marzo de 2020

Racing, con poco, se llevó el premio frente a un pobre Estudiantes


Ni el debut de Desábato pudo cambiarle la imagen al equipo. La herencia de Milito parece ser más pesada de lo imaginado
Martín Cabrera
Por: Martín Cabrera
mcabrera@eldia.com
10 de Marzo de 2020 | 05:00
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Técnico nuevo, equipo de siempre. Estudiantes salió a la cancha para dejar atrás el mal paso de Gabriel Milito, ahora con Leandro Desábato en el banco. Pero otra derrota lo golpeó y dejó al desnudo sus falencias. Fue 2-1 ante Racing en 57 y 1, para cerrar un torneo para el olvido. Como el último y como el anterior. Hace rato que el Pincha dejó de ser un equipo competitivo,
Pasadas las 23 fechas, el equipo no pasó del puesto 13. Sumó 30 puntos, apenas uno más que el torneo pasado. No pudo cruzar la barrera de la mitad de tabla, siempre mostrando un rendimiento irregular, que le costó el cargo al entrenador. Con un puñado de días de trabajo, nada pudo hacer el Chavo para sacar de este mal momento al equipo.
El Pincha de Desábato fue otro desde el comienzo. No jugó mejor ni dio una imagen muy diferente a los últimos partidos. Pero tuvo otra postura dentro de la cancha. Más sólido en defensa, con poca presencia de Javier Mascherano y luego de dos pases buscó la frontalidad. Se vio un equipo más vertical, más directo y siempre buscando a Federico González y Mateo Retegui, que lucharon para poder aguantar. No pudieron, sobre todo el primero de ellos.
Con ese formato Estudiantes intentó hacer pie en el partido. Luchó en el mediocampo, con un Nahuel Estévez mejor parado que Mascherano y tratando de iniciar jugo con García o Rodríguez. El uruguayo fue un poco más peligroso que Tití, que tuvo un flojísimo primer tiempo. El ex jugador de DC United prácticamente no pudo en todo el período sacarse un jugador de encima.
Fue el Demonio, como decíamos, el jugador que llegó con pelota dominada al área de enfrente. Tuvo un par de desbordes y un centro al corazón del área que Federico González desperdició al cabecear muy débil a las manos de Arias. Ese y algún remate desde afuera del área fue lo único que mostró.
De otro lado Racing no fue gran cosa. Pero apostó a una mayor y mejor tenencia de pelota. Y los juveniles Garré, Zaracho, Banega y Miranda siempre buscaron asociaciones futbolísticas. Salvo un remate desde la izquierda de Garré nunca había incomodado a Andújar.
Pero cuando parecía que ese primer tiempo iba a terminar en empate, porque ninguno de los dos equipos tenía superioridad sobre el otro, Estudiantes quedó mal parado por la izquierda de la defensa. Se durmió Tití Rodríguez, perdió su marca Mascherano y entonces por allí ingresó solo y sin marca Benjamín Garré, que avanzó unos metros, dejó sin chances a Erquiaga y tiró el centro al medio del área, donde estaba Héctor Fértoli, que la empujó entre varias piernas. La pelota ingresó por debajo del cuerpo de Mariano Andújar, que nada pudo hacer. Gol, silencio y otra vez un partido cuesta arriba para Estudiantes, a esa altura más golpeado que un guante de boxeo.
MÁS DE LO MISMO: OTRO ERROR Y GOL
Antes de los primeros 20 minutos Desábato movió el banco. Angel González se recostó por derecha para darle mayor movilidad y luego Mauro Díaz entró para ser el generador que el equipo necesitaba, en reemplazo de uno de los dos delanteros. Pero no fue Federico González – el más flojo- quien dejó la cancha sino Retegui. Raro.
Lo buscó con Tití encarando desde atrás, con algunas corridas del mendocino González y con pelotazos que cayeron dentro del área de Arias. Racing no tuvo que esforzarse mucho para irse de La Plata con el arco en cero. Ayudó bastante el juego predecible del local, que pese a dejar el alma en cada pelota no pudo ni supo cómo construir algo bueno.
Lo más reprochable de la derrota de ayer fue que su rival no lo superó nunca. Es verdad que en determinados jugadores tuvo mucha más jerarquía, pero el triunfo lo consiguió al aprovechar al máximo los errores de un Estudiantes que parece condenado a cometer un par cada 90 minutos.
Y otra vez la misma historia. Cuando el equipo intentaba llegar al empate, con un camión de limitaciones a cuestas, llegó el 2-0, culpa de un error en la salida de Jonatan Schunke, que le dejó la pelota servida a Cristaldo. El delantero corrió unos metros y definió fuerte y cruzado al palo izquierdo de Andújar. Gol y final del partido. Y los primeros silbidos que se escucharon en el estadio, para algunos jugadores y para los responsables de armar este plantel.
BUSCÓ LA HEROICA, PERO NO LE ALCANZÓ
En el minuto final llegó el descuento de Estévez, el mejor jugador Pincha. Y los silbidos decantaron en apoyo para ir en búsqueda de la heroica. Pero no hubo tiempo más allá de intentarlo. Rápidamente se hicieron las 12 y la Cenicienta debió volver a su casa. La imagen del final puede ser lo más rescatable, pero no le alcanza para ilusionarse con algo mejor.
El paso de Milito fue muy malo. No sólo en lo que a resultados se refiere, sino en la construcción de plantel dejado. Muy mal física y futbolísticamente, sin variantes y con falencias a la vista de la multitud. Hoy el responsable es Leandro Desábato, pero salir a flote con la pesada herencia recibida será materia de trabajo para la semana. El equipo tuvo otra estirpe y una postura diferente dentro del campo. Pero jugó igual de mal que hasta hace una semana. Por ahora, no asoma nada bueno.
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