Mañana se espera que Gastón Fernández anuncié finalmente que no seguirá jugando al fútbol, y todos en Estudiantes ya comienzan a lamentar su inminente retiro. La Gata, no cabe duda, es uno de los jugadores más importantes de este siglo para el club.
El delantero Albirrojo, ídolo en la institución, fue una pieza clave en los últimos dos títulos que consiguió el León, no solo en el rendimiento, sino en la red: fue decisivo en la Final de la Copa Libertadores de 2009, y fue la figura del Apertura 2010.
Hablar de Gastón Fernández es hacerlo sobre un jugador de partidos importantes, un futbolista que aparece cuando las papas queman, y así lo marca la historia: anotó “solamente” 43 goles en 224 partidos disputados, pero varias de sus conquistas debieran valer doble en ese listado.
SU LUGAR EN LA HISTORIA
Su gol en Brasil, quizás el gol que le cambió la carrera como él mismo lo dijo en alguna oportunidad, es la primera muestra: con el equipo en desventaja y perdiendo la Copa, fue quien volvió a llevar tranquilidad anotando el empate. Luego llegaría el 2-1 de Mauro Boselli.
Si su rol en la Final de la Libertadores fue clave, su participación en el Apertura 2010 fue trascendental: el rendimiento de la Gata en la recta final de aquel torneo fue indispensable para que el equipo pudiera conquistar el título. Sin él, no hubiera sido posible.
Inició el torneo con dudas, e incluso debió bajar a Reserva para recuperar el ritmo, pero eso le sirvió. Volvió con un golazo contra San Lorenzo y luego se vistió de héroe, sobre todo ante Argentinos e Independiente, para sellar dos triunfos vitales conseguidos con sudor y sangre.
Más allá de los títulos también tuvo su parte en el Clásico Platense, en donde contribuyó a la supremacía Albirroja que se vio desde 2006 a esta parte: tres goles le anotó a Gimnasia, y en los partidos que convirtió el equipo logró dos victorias festejadas.
El primero de sus gritos ante el Lobo tuvo lugar en el Clausura 2011, abriendo el marcador de un 2-0 como visitante en el Estadio Único, y los dos restantes se dieron en el mismo partido, en el Transición 2016, con una definición sutil y un penal a lo Panenka para cerrar un 3-0 muy festejado.
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