Se cumple un año más de la noche que el Pincha alcanzó la gloria en el Mineirao
En Estudiantes, el número 11 es todo un símbolo, parece demás explicar las razones. Y hoy se vuelve a instalar en el club más allá de la dinastía Verón, porque en la fecha se cumplen 11 años de la cuarta Copa Libertadores lograda por un representativo de la institución. Aquella que un puñado de jugadores con la camiseta albirroja levantaron la noche del 15 de julio de 2009 frente a Cruzeiro de Brasil, en el estadio Mineirao de Belo Horizonte. Una nueva hazaña, que hizo recordar los títulos continentales celebrados en la década de 1960 por otro equipo que se ganó también un lugar preponderante en la historia grande del club. Gastón Fernández, la Gata, el mismo que acaba de anunciar su retiro del fútbol en plena pandemia por el coronavirus, y Mauro Boselli, lo hicieron posible gracias a sus goles, pero en la memoria de quienes vivieron, de cerca o de lejos, ese episodio dejó imágenes repletas de matices, más allá de las anotaciones que sirvieron para coronar una etapa que poco después finalizó en el partido contra el Barcelona de España, y de Messi, en la definición de la Copa Mundial de Clubes en Abu Dabi, Emiratos Árabes Unidos.
Clubes de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, México, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela fueron los encargados de darle forma a la referida edición de la mayor competencia organizada por la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol), y el conjunto Pincha comenzó a transitar su camino desde muy abajo, porque debió jugar una ronda repechaje, en la que le correspondió eliminarse con Sporting Cristal, de Perú, en una serie que se definió en la revancha con un gol gritado por Ramón Lentini. Festejo que sirvió para cerrar una llave que había comenzado con victoria 2-1 de los incaícos en Lima y aterrizar en la denominada fase de Grupos, donde se produjo un quiebre que quizás, contra muchos pronósticos, terminó marcándole el rumbo a una formación que aprovechó el mal trago para reconvertirse a partir de la conducción de Alejandro Sabella, a la postre y fundamentalmente por esta gestión designado al frente de la Selección nacional, donde también dejó su sello.
Estudiantes se hizo fuerte con condición de local, con tres triunfos en igual cantidad de presentaciones, frente a Cruzeiro (Brasil), Deportivo Quito (Ecuador) y Universitario de Sucre (Bolivia), pero la derrota sufrida en la altura de Quito, segunda saliendo de la ciudad, determinó la salida de Leonardo Astrada como director técnico. Un volver a empezar, verdaderamente, y de la mano de Pachorra, aseguró el pasaje a octavos como segundo del Grupo 5, detrás de Cruzeiro. En una escalada sin freno, que le permitió avanzar dejando afuera a Libertad de Paraguay, Defensor Sporting de Uruguay y Nacional de Uruguay... Hasta la final, donde volvió a encontrase con Cruzeiro, el mismo que lo había goleado 3-0 en Belo Horizonte y al que había goleado 4-0 en el Estadio Único de La Plata, en la instancia de Grupos.
Una final de Copa Libertadores, para Estudiantes, y para toda su gente, es el plato preferido, y un equipo de Brasil enfrente significaba la frustilla del postre. Las boleterías estallaron, como es lógico, y con tribunas repletas, ambos se prepararon para una definición de partido y revancha, con un primer capítulo en La Plata y un segundo capítulo en Belo Horizonte.
La alegría empezó siendo brasileña, por un empate sin goles que Estudiantes no pudo romper y dejó la llave abierta, supuestamente con todo a favor de Cruzeiro. Pero... Ni siquiera la apertura de Henrique, a poco de comenzar el segundo tiempo, aplacó la ilusión de un conjunto albirrojo que, sin tener en cuenta el impresionante marco que representaba el estadio Morumbí, fue por todo. Y con el mismo temple de aquellos equipos que sorprendieron al mundo entero en la década de 1960, con goles de Gastón Fernández, tras asistencia de Christian Cellay, y Mauro Boselli, luego de un tiro de esquina servido por Juan Sebastián Verón, logró un 2-1 que dejó sin aliento a la multitud que acompañó al local imaginando una noche de fiesta que terminó en tragedia.
Para quienes hoy volverán a festejar, básicamente a través de las redes sociales, otro título de Estudiantes, en este caso la cuarta Copa Libertadores de su historia, en medio de la particular actualidad causada por la pandemia del coronavirus, que entre otros males, ha dejado a todo un país sin fútbol activo, no está demás recordar la síntesis de una finalísima que tuvo como protagonistas a jugadores que serán por siempre recordados como los héroes del Morumbí, entre quienes aparecen Mariano Andújar, todavía vigente como parte principal del equipo que está en manos de Leandro Desábato, otro que estuvo presente en Belo Horizonte; Enzo Pérez, eje de uno de los mejores River
de la historia; Rolando Schiavi, el zaguero de Newell’s utilizado como refuerzo para este único certamen, y Juan Sebastián Verón, actual presidente del club, y dueño de ese número 11 que hoy marca los años del último festejo grande:
de la historia; Rolando Schiavi, el zaguero de Newell’s utilizado como refuerzo para este único certamen, y Juan Sebastián Verón, actual presidente del club, y dueño de ese número 11 que hoy marca los años del último festejo grande:
Cruzeiro (1): Fabio; Jonathan, Leonardo Silva, Thiago Heleno, Gerson Magrao; Ramires, Henrique, Marquinhos Paraná, Wagner; Kléber y Wellington Paulista. DT: Adilson Batista.
Estudiantes (2): Mariano Andújar; Christian Cellar, Rolando Schiavi, Leandro Desábato, Germán Ré; Enzo Pérez, Rodrigo Braña, Juan Sebastián Verón, Leandro Benítez; Gastón Fernández y Mauro Boselli. DT: Alejandro Sabella.
Goles: ST 6m. Henrique (C), 11m. Gastón Fernández (E) y 28m. Boselli (E). Cambios: ST 25m. Athilson por Wagner (C), 29m. Thiago Ribeiro por Wellington Paulista (C), 34m. Juan Manuel Díaz por Benítez (E), 41m. Matías Sánchez por Braña (E), 45m. José Luis Calderón por Gastón Fernández (E). Estadio: Mineirao, de Belo Horizonte. Árbitro: Carlos Chandía (Chile).
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