Con un gol de Rogel y otro del Loco Díaz a falta de seis
minutos Estudiantes se metió bajo el brazo una serie que costó más de lo
imaginado. Ahora lo espera Everton
Lo que cuesta vale. En el caso de Estudiantes el pasaporte a la siguiente ronda de la copa Libertadores y asegurarse, de mínima por el primer semestre, competencia internacional. Con esfuerzo y mucho sufrimiento derrotó 2-0 a Audax Italiano con los goles de Agustín Rogel y Leandro Díaz en los finales de cada tiempo.
No fue nada sencilla la serie contra los chilenos. Nada fácil como pensaba a mayoría de los hinchas. Fue un parto, un obstáculo que tuvo que llevarlo al extremo para saltarlo con éxito. No hay dudas de eso, como tampoco que a lo largo de los 180 minutos fue más y lo mereció. También que tiene muchas cosas para corregir si es que quiere escribir más capítulos en esta competencia.
En el primer tiempo Estudiantes jugó igual o peor que en Rancagua. Desconectado en el mediocampo, con desacoples defensivos y con una apatía que sorprendió a sus hinchas. No se pareció nunca al equipo copero que se imaginaba en la previa.
Esos primeros 45 minutos fueron manejados casi exclusivamente por el rival, que demostró oficio, el que le faltó a Estudiantes para manejar la pelota, los tiempos y los espacios. Incluso hasta el árbitro Sampaio estuvo en modo visita, sancionando cada falta en favor de Audax y haciendo que cada infracción, por simple que sea, se llevara varios segundos, hasta minutos.
El increíble error de Agustín Rogel a los 2 minutos fue la muestra de lo que se vendría en adelante. El uruguayo cabeceó para atrás la pelota y le dejó 40 metros a Lautaro Palacios para correr y definir ante la salida de Andújar. El exCambaceres lo hizo muy mal y los corazones en UNO volvieron a latir.
Pero no pudo el Pincha en adelante hacer pie y jugar como lo quería. Sólo Matías Pellegrini estuvo en sintonía, picante y veloz por la izquierda de la cancha. Del otro lado Del Prete volvió a mostrar un irregular presente y los dos delanteros de área no pudieron encontrarse nunca. Fue tan poco convincente el andar que cada contra del rival dejaba en evidencia a Zuqui y al Corcho Rodríguez, lejísimos del nivel que pueden tener.
Recién en los minutos finales el Pincha se pudo calmar y pensar un poco cada jugada. Cuando el cronómetro se iba al descanso la primera jugada colectiva con criterio en ataque lo dejó solo a Mauro Boselli frente al arquero, que demostró tener muchas condiciones y con su cuerpo le desvió el remate al córner. De ese tiro de esquina llegó el gol de Rogel, el que apagó las alarmar y encendió la luz verde de los seis minutos adicionados por el brasileño.
En ese alargue del período se vio lo mejor de Estudiantes. Apretó y atacó por las bandas, llenó el área del centros y merodeó un resultado por el que, a decir verdad, mucho no había realizado en los 44 minutos anteriores. Pero dejó la vara un poco más alta y el objetivo más cerca de ser alcanzado.
En el segundo tiempo Estudiantes jugó mejor, al menos en el arranque, cuando prolongó el envión del cierre del primer tiempo. En ese comienzo ajustó sus marcas en el medio, presionó más arriba y empezó a generarle varias situaciones de gol a un rival que sostuvieron su arquero Joaquín Muñoz y Carlos Labrín. También el asistente que vio lo que nadie en el estadio: el correcto off side de Leandro Díaz cuando había aprovechado un rebote para marcar el 2-0. Ese festejo fue un golpe duro para el equipo, que ya saboreaba la clasificación.
Desde entonces volver a remar, Zielinski movió el banco y buscó con los ingresos de Franco Zapiola y Manuel Castro romper por los costados. Lo tuvo el pibe de Magdalena, pero el palo le dijo que no. Y casi convierte Boselli de cabeza, pero salvó Rojas en la línea.
Entonces entró la hora del nerviosismo, de las uñas mordidas, de las semillitas y los cigarrillos. El equipo jugaba mejor y mostraba predisposición. Pero se nublaba en los metros finales y el reloj era el invitado indiscreto de la cena.
Entonces el un córner al primer palo, bien ejecutado por Castro y el anticipo de Leandro Díaz para el gol esperado, necesitado, el de la clasificación cuando al partido le quedaban seis minutos. Aunque no haya sido vistoso ni continuado, Estudiantes fue menor a mayor para alcanzar el premio, el que merecía. Le alcanzó con lo justo, pero se llevó la prenda que se fue a comprar el shopping. Y hubo fiesta en UNO, como tantas veces en esta competencia que lo tiene como uno de los equipos con mejor efectividad como local. Anoche no fue la excepción.
Estudiantes no debió sufrir tanto pero falló demasiado en los metros finales
El Pincha no pudo hacer jugar a su favor el marco y la presión de los hinchas. Le costó
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