El Estudiantes de Zielinski gana, gusta y golea. Hay que tirar los preconceptos a la basura.
El fútbol, como la vida misma, sufre constantemente con las etiquetas. Esos preconceptos que tiene el tamiz de un fanático al que solo parece caberle lo que se le ha dicho que es. Como si una característica abrazara tan fuerte a las otras que no las dejara salir y jugar su partido.
Ahora resulta que a un entrenador que tiene una etiqueta enorme de “defensivo” y en un club cuyo símbolo es Carlos Bilardo -y acá va otro preconcepto en sí mismo- se le ocurre tener un equipo que no para de hacer goles. En el torneo local, en la Copa Libertadores, en donde pueda. Pero si se repasan sólo las posiciones de la Copa de la Liga, además de verlo entre los de arriba a la hora de los puntos, ninguno consiguió los 26 goles que hizo en estos diez partidos.
Es probable que Zielinski sufra tanto o más por un gol recibido que el disfrute que le da hacer uno, porque es cierto que la solidez defensiva es uno de los ejes que forman su ADN como entrenador. Con jugadores fuera del radar de los brillos y las luces -al menos por ahora-, como Gustavo Del Prete o Fernando Zuqui o el Corcho Rodríguez o el interminable goleador Boselli, andan por las canchas argentinas peleando por el título de mejor equipo del campeonato.
EL SEGUNDO GOL, ESTILO EL CITY
Si el segundo gol Pincha lo viéramos con la camiseta del City, no dudaríamos en decir que es un gol del sello Guardiola: arquero que sale jugando con los pies, pase entre líneas a Rodríguez, toque a Del Prete, asistencia con cara externa y Castro que la pica. En una jugada, todo el preconcepto tirado a la basura y transformado en un equipo que ataca y luce.
Si le alcanzará o no para pelear hasta el final, será otra discusión. Que Estudiantes y el Ruso tuvieron planteos y formaciones que priorizaron la mirada defensiva sobre la ofensiva es tan cierto como que eso no los ata ni los condena a una etiqueta. Y con este Pincha lo están dejando claro.
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