Cuatro pilares del equipo de Zubeldía rememoran aquella conquista en cancha de San Lorenzo
Los protagonistas de la época más dorada
de la historia de Estudiantes aún no caen en la cuenta de lo que
lograron. A cincuenta años de la obtención del Torneo Metropolitano
1967, el primer título profesional en la historia del club, este medio
reunió a cuatro estandartes de aquella época para revivir un campeonato
que cortó con la hegemonía de los llamados “cinco grandes”.Oscar “Cacho” Malbernat, Eduardo “Bocha” Flores, Juan Ramón “La Bruja” Verón y Alberto “El Flaco” Poletti., leyendas vivientes de la historia albirroja.
Mientras
en el mundo pincharrata se respira aires de festejo por el 112
aniversario del club, Malbernat, Flores y Verón caminan el Country Club
como todos los días de su vida, siempre cerca de las divisiones
juveniles y buscando seguir haciendo crecer al club. Poletti, por su
parte, llega desde su casa de Capital Federal para reencontrarse con
viejos amigos y participar de las celebraciones por los aniversarios del
club y de la obtención del Metropolitano.
“Nunca tomamos conciencia de lo que logramos. Nos damos cuenta cuando alguien nos dice”,
afirma Malbernat al preguntarle qué sensación tiene a cinco décadas de
aquel torneo, y Flores a esto agrega: “Todavía estoy pensando todo lo
que pasó. Creo que en la llegada de Zubeldía fue el quiebre que tuvo Estudiantes en el fútbol,ahí empezó la mística de la que tanto se habla”.
Justamente
la llegada de Zubeldía, dos años antes del Metropolitano, fue un hecho
bisagra en toda esta historia. Poletti, en este sentido, recuerda: “El
Zorro le cambió la cara al fútbol, todavía se siguen haciendo cosas que
empezó a hacer él en aquella época. Cambiaba la distracción de la
jugada”.
Verón, por su parte, también
señala que una de las claves de aquel equipo, que luego se consagraría
multicampeón internacional, fue el trabajo que se venía haciendo en la
cantera: “La base nuestra del equipo fue formada casi toda de
abajo. Todos recuerdan a la Tercera, pero con Pachame, Malbernat y
Flores, por ejemplo, veníamos de Novena. Después se fueron agregando el
resto, como Bilardo”.
UN MOMENTO CLAVE: LA SEMIFINAL ANTE PLATENSE
Si
bien el partido consagratorio fue el 6 de agosto en el Viejo Gasómetro
ante Racing, los cuatro coinciden en que el 4-3 ante Platense en la
semifinal fue un momento clave de aquella campaña. “Ese fue un partido
raro y difícil, después de ese triunfo llegamos con muchas energías al
partido contra Racing”, cuenta Verón , autor de uno de los cuatro goles
aquel día en La Bombonera.
Sobre dicho encuentro Cacho recuerda qué ocurrió en el entretiempo, cuando el Pincha se iba a los vestuarios 3-1 abajo: “Labruna
era el técnico de ellos, y cuando terminó el primer tiempo en el túnel
le dice a sus jugadores: ‘Vamos, descansemos porque se nos viene la
final con Racing’. Eso Zubeldía nos lo remarcó y nosotros salimos
encendidos a darlo vuelta en el segundo tiempo”
Flores,
por su parte, cuenta: “El partido con Platense fue clave por cómo se
dio. Ellos tenían un buen equipo, el mejor de su historia seguramente.
Igualmente no sólo fue partido clave ese, sino todo el campeonato”.
RECUERDOS DE AQUEL 6 DE AGOSTO en boedo
Las
cuatro glorias albirrojas retroceden en sus mentes exactamente
cincuenta años en el tiempo y se vuelven a emocionar con lo vivido en
cancha de San Lorenzo, en dónde vapulearon a Racing por 3 a 0 y se
quedaron con el Metropolitano.
“Ellos tenían un
buen equipo, pero llegaban cansados de toda la seguidilla. Se les ganó
bien, tranquilos”, memoriza el Bocha Flores con la tranquilidad que lo
caracteriza, mientras Malbernat agrega: “Enfrentábamos a un rival que
venía de ser campeón del mundo, pero le jugó en contra la seguidilla de
partidos. Lo ganamos de principio a fin esa final. Entramos con más
decisión y confianza a esa final. Sabíamos que podíamos hacer historia”.
Yendo por el mismo camino, Poletti comenta sobre la gran final: “Le ganamos muy bien a ese Racing, fue justo el 3-0 final. Teníamos enfrente uno de los mejores equipos del país. Nadie pensaba que íbamos a salir campeones. Fuimos partido a partido y nos terminamos consagrando”.
En
cuánto a la celebración post partido, todos coinciden en que “se
festejó poco” porque Zubeldía quería que pongan la cabeza rápido en la
siguiente competencia. “Festejamos, pero no podíamos agrandar
las cosas porque teníamos que seguir jugando. Celebramos entre nosotros
un día y al otro día a entrenar porque el técnico nos pedía que nos
metamos en lo que estaba por venir Fueron años muy movidos en
dónde terminábamos un torneo y ya empezaba el otro. Ni la Copa del Mundo
festejamos mucho”, amplia el Bocha.
AUN NO DIMENSIONAN LO LOGRADO
Pasan
los años y aún les cuesta entrar en razón de todo lo que lograron.
Aquel Metropolitano de 1967 fue el puntapié inicial de una época dorada
para Estudiantes, pero la vorágine de aquellos tiempos, con un Osvaldo
Zubeldía que siempre les pedía algo más, hizo que no terminaran de
entender todo lo que consiguieron.
“¿Sabés
quiénes nos hacían entender lo que hicimos? Jugadores como Rattín, que
una vez me agarró en Boca y me dijo: ¿saben lo que hicieron?”, relata
Malbernat, que además de Estudiantes jugó en el Xeneize y Racing.
En
este sentido, la Bruja agrega: “Después de ganar algo Zubeldía ya nos
ponía la cabeza en lo que venía. Fueron años que estábamos más en el
Country que en nuestras casas. Recién ahora uno mira para atrás y se
empieza a dar cuenta de lo hizo”.
Muchas son las
generaciones que no vieron aquel campeón del Torneo Metropolitano 1967,
pero en Estudiantes se intenta darle valor todo el tiempo a las viejas
glorias, que gracias a ellas el club logró trascendencia a nivel
nacional e internacional. Al respecto de esto, Malbernat asegura: “Se
respeta mucho la historia y la trayectoria, por eso los jugadores que
pasan por Estudiantes quieren volver. Y el club está por encima de
nosotros”.
EL PRESENTE
Si
uno va al Country Club cualquier día de la semana va a encontrar a
Malbernat, Flores y Verón dando vueltas por las instalaciones y, en su
mayor tiempo, dando una mano en el departamento de Fútbol Amateur.
Poletti, al vivir en Capital, se le dificulta estar presente con
frecuencia en el predio albirrojo, pero siempre que puede se da una
vuelta para ver cómo está el club.
“Estudiantes es mi segunda casa”,
asegura Verón, y el Bocha añade: “Aún sigo trabajando en el club
buscando jugadores por el país, ahora igual en menor medida Eso es lo
que siempre me gustó. Hice tres interinatos, en la última ya dirigí
muchos partidos, pero lo que más me gusta es la formación de jugadores”-
Malbernat,
por su parte, cuenta: “Voy todos los días al Country. Veo el club como
está creciendo, al igual que los juveniles que van llegando a Primera y
después, muchos, terminan yéndose a jugar a grandes ligas de Europa. A
uno le pone contento que le vayan bien”.
Cincuenta
años parecen muchos, pero no lo son. Los cuatro no son conscientes
muchas veces que son pilares importantes de la historia de Estudiantes,
que si bien comenzó a escribirse en 1905, tuvo en el título del
Metropolitano 1967 un quiebre que revolucionó no sólo al club, sino
también al fútbol argentino.
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