Antes de emprender el regreso a la Argentina, Lucas Rodríguez
atendió ayer en suelo boliviano a este diario y analizó la victoria que
consiguió Estudiantes ante Nacional de Potosí en el debut de la
Sudamericana
Tras haberse sacado la pesada mochila de jugar en la altura, la
delegación de Estudiantes logró arrancar pisando fuerte en la Copa
Sudamericana y, tras vencer a Nacional en Potosí, emprendió el regreso
ayer a la Argentina.
Lucas Rodríguez, que peleando desde atrás se ganó un lugar en el primer equipo que paró Gustavo Matosas
como entrenador, fue clave en el partido contra el equipo boliviano, ya
que por su sector Estudiantes pudo generar las situaciones más claras
tanto en el primer tiempo como en el segundo. Fueron pocas pero buenas, y
le valieron al equipo arrancar pisando fuerte en otra Copa
internacional.
Todavía en suelo boliviano, antes de subirse al avión que trasladó a
los jugadores de regreso a nuestro país, el atacante del Pincha atendió a
este diario y valoró el resultado que consiguió el equipo a casi cuatro
mil metros de altura.
—Al final, valió la pena el esfuerzo…
—Estamos contentos. Fue un esfuerzo muy grande. Nos veníamos
preparando mucho para afrontar este partido que era especial por muchos
motivos. Sabíamos que la altura nos iba a complicar y logramos hacer un
partido inteligente.
—¿Cómo contrarrestaron los 3.900 metros?, ¿qué les pidió el DT?
—Los sufrimos. Especialmente en el primer tiempo, cuando sentimos que
era peor de lo que imaginábamos. Pero en el segundo nos acomodamos.
Puedo decir que terminé contento por mi rendimiento y el del equipo.
—Venías de un semestre extraño, porque alternaste la titularidad y te fuiste al seleccionado Sub 20, ¿te da confianza el gol?
—Sí. Antes, en el primer tiempo, se me había presentado una jugada en
la que no pude definir y la pelota se me fue por arriba. En el segundo
tiempo aproveché la que tuve y marqué.
—¿Qué te dijo Matosas?
—No hablé mucho. Me dio la confianza de ponerme como titular. Cada
vez que me toque jugar, lo haré de la mejor manera, tanto por adentro
como por afuera, me da igual.
—¿Es verdad que te quieren cambiar el apodo?
—Algunos me empezaron a decir “Tito”, hay un poco de que maduré y
otro de que se aburrieron de “Tití” por eso me quieren cambiar un poco
(risas).
—Cuando escuchás o leés que Foyth o Ascacíbar pueden ser
vendidos, ¿se te cruza por la cabeza una transferencia para vos o no
pensás en eso?
—Por el momento me quedo. Estuve muy cómodo estos dos años en Primera. Trataré de crecer y mejorar.
—¿Qué les dicen a Foyth y Ascacíbar acerca de sus posibles traspasos?
—En broma les decimos al Ruso (Ascacíbar) y a Juan (Foyth) que se van y nos dejan solos. Están haciendo las cosas bien.
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