En la noche de San Juan, Christian Cellay volvió a ser. El defensor demostró que su jerarquía está intacta y que, con la confianza que le brinda Azconzábal, está recuperando su mejor nivel. Ese que lo llevó a que Boca se interese en él.
El Samurai realizó un partido completo: firme por abajo, seguro por arriba y, sobre todo, sin complicaciones a la hora de rechazar el balón. Ni Penco, ni Caprari pudieron con él a lo largo de todo el partido. Se mostró más veloz y con más timming, ese que parecía que había perdido por la inactividad que había sufrido en el conjunto Xeneize.
Pero Cellay dejó en claro la clase de jugador que es. Estuvo correcto, firme y no se puso colorado cuando tuvo que mandar la pelota a la tribuna.
Un escalón por debajo, Mariano Andújar tiró toda su experiencia en la cancha. Cortó todos los centros que llegaron al área Pincha y respondió con seguridad cada vez que fue llamado a intervenir. Tirando los rebotes para afuera, como marca el manual y fue la voz de mando del fondo acomodando el equipo cada vez que le pareció que estaba desbalanceado.
Otros que merecen una mención en este partido son Matías Sánchez y Leandro Benítez, quiénes fueron rueda de auxilio de todos sus compañeros durante los 90 minutos y que manejaron los tiempos del partido, sabiendo cuándo sacar el equipo y presionar y cuando había que recular un poco para salir de contra
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