lunes, 7 de enero de 2013

Soldados de Sabella


Julián Camino y Claudio Gugnali, los hombres de confianza de Alejandro Sabella

Julián Camino y Claudio Gugnali le cuentan a Diagonales.com en qué consiste ser ayudante de Pachorra en la Selección Nacional, hablan de Estudiantes, de cómo hubieran marcado a Messi y en tono intimismta develan: "Nos complementamos como amigos que somos, desde los 15 años nos conocemos con Alejandro".

Por Máximo Randrup @MaxoRandrup

Cada vez que juega el seleccionado argentino estallan las redes sociales. Aparecen, por un lado, los detractores que acribillan al ex técnico de Estudiantes y, por el otro, aquellos defensores acérrimos de Pachorra y su idea futbolística. Estos últimos se autodefinen como #SoldadosDeSabella.

Si bien Julián Camino y Claudio Gugnali no se involucran en ese debate futbolístico virtual, ellos también son soldados de la causa. Incluso, son los principales. Los que acompañan al líder al campo de batalla.

En una distendida charla con Diagonales.com los ayudantes de campo del seleccionado argentino explican –entre otras cosas- cuáles son sus roles, cómo es trabajar con Sabella y de qué manera funciona la logística del combinado nacional.

“Nosotros dos trabajamos mucho en averiguar sobre el rival. Por ejemplo en febrero vamos a jugar con Suecia y prácticamente ninguno juega en su país. Entonces tenés que salir a averiguar en las distintas partes del mundo cómo se desempeña cada futbolista”, cuenta Gugnali. Y Camino amplía: “En la previa nos encargamos de todo sobre el adversario: táctica, resultados, todo. Después, a la hora de los partidos, yo me quedo en el banco y Claudio se va a una posición elevada porque desde arriba se ven mejor los movimientos y el funcionamiento global. Él me pasa la información a mí y cuando Alejandro necesita ayuda le paso los datos que me aportó Claudio y lo que estoy viendo yo”.

El cuerpo técnico de Pachorra se conformó en 2009 cuando Sabella asumió en Estudiantes. Sin embargo, ellos tienen un pasado común. “Nos conocemos desde los quince años. Sabemos nuestras virtudes y nuestros defectos como nadie. Nos complementamos como amigos que somos”, narra Claudio.

Julián, de golpe, recuerda otra de las funciones que realizan y no duda en volver al tema: “Otro de nuestros roles es formar el grupo. En Estudiantes estuvimos dos años y, a pesar de haber ganado títulos, una de las mejores cosas que nos pasó fue formar un buen grupo. En la Selección es más difícil porque a veces termina un partido y no vemos a los jugadores por mucho tiempo, pero de a poco se va armando”.

Ser ayudante es muy diferente a ser entrenador principal. El colaborador trabaja pero en silencio, casi sin exposición. Esquiva críticas y elogios. “Sabella es la cabeza, la persona visible. Nosotros trabajamos un poco más tranquilos”, afirma Camino y la charla deriva en cómo es la relación que tienen con Alejandro. “Ya con las miradas nos entendemos. Hay veces que nos mira como diciendo ‘qué hacemos’ y otras como diciendo ‘no me digan nada’”, señala Julián. Gugnali asiente y añade: “Hay momentos en los que no hay que molestarlo. Por ejemplo a la hora de hablar adelante del plantel, en el momento de viajar o cuando está en su habitación encerrado”.

Ambos coinciden en una idea: “Alejandro es muy horizontal y nos hace sentir importantes”.

Argentina, en la era Sabella, supo jugar con diversos dispositivos tácticos. El cuerpo técnico nunca dudó en variar. Primero analizan lo que tienen y al rival, y luego eligen la táctica. “No nos ata ningún esquema. Fuimos campeones con Estudiantes jugando 4-4-2 y al año siguiente cuando se fueron varios jugadores pasamos al 5-2-2-1, sin delanteros de área”, afirma Camino. Un segundo de silencio y Gugnali dispara: “Alejandro es un táctico de la puta madre”.

Julián mira a Claudio, asiente y agrega: “Queda mal que lo diga yo porque trabajo con él, pero la verdad es que Alejandro es un fenómeno”.

Así trabaja y piensa la dupla Camino-Gugnali, los principales soldados de Sabella.

El gran presente albiceleste. La selección nacional redondeó un muy buen 2012. Terminó primera en las Eliminatorias, sin derrotas en el año, y tercero en el podio de la FIFA. En total, disputó 11 encuentros: 8 victorias, 2 empates y apenas 1 una caída.

“No nos creemos ni más ni menos que antes. Sabemos que estamos en la mitad del camino: vamos bien pero nos faltan ocho partidos de Eliminatorias. Una vez en el Mundial habrá que pelearla. Brasil es un lugar que nos trae buenos recuerdos”, comenta Gugnali.

“El 2012 fue muy bueno pero lo tomamos con tranquilidad. Te voy a contar una anécdota: nosotros estábamos mirando un partido y Chile le ganaba a Uruguay, y quedaba primero. Ese encuentro lo perdió, después nosotros les ganamos y quedaron cuartos a ocho puntos, con un técnico cuestionado que ya no es más el entrenador. Esto demuestra que acá no te podés relajar”, reflexiona Camino.

Sobre las críticas. En el último año los reproches se disiparon. Sin embargo, en 2011, cuando este cuerpo técnico llevaba unos pocos meses en el cargo, hubo un sector de la prensa que disparó contra Sabella.

“Las críticas que son constructivas te ayudan a crecer, tampoco hay que ser necios. Pero molesta cuando uno lee disparates. Yo trato de prepararme, de dignificar mi profesión, y no puedo estar pendiente de lo que dice un cómico que opina de fútbol sobre mi trabajo. Ojo, siempre abrimos los oídos para las críticas que sean serias. Hay veces que escuchamos algo y aceptamos que tienen razón. El problema es cuando no tienen fundamento. Cada vez se habla menos de fútbol; hoy es todo polémica. Un técnico pierde dos partidos seguidos y ya aparece el ‘¿continuará?’”, manifiesta Gugnali, con una sonrisa irónica.

“Sabemos que el ambiente es así. A nosotros siempre nos han dado más de lo que hemos recibido. Alejandro sabe cuando las críticas están bien y cuándo no. Él es muy autocrítico. Hemos ganado partidos y ha dicho ‘Nos equivocamos con los cambios’. Una vez en Estudiantes les dijo a los jugadores: ‘Les tengo que pedir disculpas porque no los ayudé con mis decisiones’. Es difícil encontrar alguien que haga eso y ahí te demuestra su grandeza. Lo vuelve más confiable, porque sabe pero reconoce que se puede equivocar. Alejandro tiene mucha humildad”, asegura Camino mientras le da el último sorbo a su café.

Ante la pregunta de cuál fue la decisión que más se les criticó, Gugnali no duda: “El planteo contra Venezuela. Le habíamos ganado bien a Chile y cambiamos: modificamos el sistema (NdeR: de 4-4-2 a 5-3-2). Ahí quizás nos equivocamos”.

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