domingo, 31 de marzo de 2013

Se fue Cagna: otra derrota Pincha y crónica de una renuncia anunciada

Abatido y sin fuerzas, el técnico dio un paso al costado en el vestuario y no habló en conferencia


DIEGO CAGNA, SOLO. EL TECNICO DEJO EL CAMPO DE JUEGO DEL ESTADIO CIUDAD DE LA PLATA Y SE FUE A LOS VESTUARIOS PARA RENUNCIAR


DIEGO CAGNA, SOLO. EL TECNICO DEJO EL CAMPO DE JUEGO DEL ESTADIO CIUDAD DE LA PLATA Y SE FUE A LOS VESTUARIOS PARA RENUNCIAR
 

El gol de Javier Cámpora, a los 42 minutos del segundo tiempo, hizo derrumbar un ciclo que desde hacía tres fechas estaba atado con alambre. Será por eso que 40 minutos después, en la zona de vestuarios, el jefe de prensa de Estudiantes Diego Raimundo anunciaba la renuncia de Diego Cagna a su cargo de técnico del plantel.“Cagna dio un paso al costado, es todo lo que tengo para decir. El lunes el plantel se entrenará a las 9:30 y luego habrá una conferencia de prensa para explicar cómo sigue todo”, fue el breve mensaje oficial, mientras el DT abandonaba el predio en compañía de su representante Gustavo Goñi y el resto de los integrantes del cuerpo técnico.

La decisión de dejar el cargo la tomó el propio Cagna en un vestuario que anoche, además del cuerpo técnico, tuvo la presencia de Juan Sebastián Verón y Agustín Alayes, junto a los máximos dirigentes Enrique Lombardi y Gerardo Villadeamigo.

Mañana Cagna tiene pensado ir al entrenamiento para despedirse de los jugadores y luego el plantel se entrenará bajo las órdenes de un técnico interino, que sería Martín Zuccarelli o Hernán Bonvicini, actualmente ambos trabajando en el fútbol juvenil y el plantel de reserva.

La estadía de Cagna en el Pincha no fue tan corta como la de otros técnicos. Pero no resultó tan positiva en cuanto a rendimiento: dirigió 26 partidos, con 8 triunfos, 7 empates y 11 derrotas. Apenas el 39% de los puntos en juego, una cosecha que no resistió ni una fecha más.

Los momentos más felices los vivió el año pasado. Las victorias como visitantes de San Lorenzo (3ra fecha) y Racing (7ma) pusieron a Estudiantes en un lugar de preponderancia, que terminó de consolidar en la octava fecha, cuando en lo que algunos sostuvieron fue el mejor partido del ciclo, superó 2-1 a Arsenal de Sarandí.

Pero después alternó buenas y malas, triunfos y derrotas. Capaz de remontar un resultado y ganarle a Quilmes, como perder ante la pobre versión de Godoy Cruz. Capaz de empatarle a Boca en la Bombonera y no poder ganarle a Unión, que en el torneo sólo sumó 7 puntos, uno de ellos con el Pincha.

En este torneo su imagen fue distinta. En siete fechas todavía no pudo ganar, sumó tres puntos y encima dos de ellos fueron más castigo que premio: el 1-1 contra San Lorenzo y el 3-3 con Colón. Ambos partidos se le escaparon en el final.

La floja proyección obligó a interrumpir el ciclo. Los dirigentes, que intentaron sostenerlo hasta último momento, no pudieron frenar su decisión de irse. Tal vez nunca se conocerán los detalles íntimos de su salida, pero Cagna no se llevó los mejores recuerdos de La Plata.


LA CAIDA


El quiebre de Diego Cagna en Estudiantes se produjo a finales del año pasado. En el mismo momento que festejaba la cosecha de los 28 puntos del torneo Inicial asumía Juan Sebastián Verón su cargo de Director Deportivo. La Brujita, si bien públicamente jamás dijo una sola palabra en contra del DT, no simpatizó demasiado. Su entorno habla que no le gustaba su forma de trabajo y su personalidad, que no encajaba con la coyuntura por la que está atravesando Estudiantes.

La primera medida que se tomó fue rechazar el pedido del técnico de realizar la pretemporada en Cariló. Semanas después vio cómo se esfumaban las llegadas del peruano Advíncula y del chileno Roberto Cereceda, los dos volantes por la izquierda con los que él mismo había tomado contacto para traerlos como refuerzos, atendiendo las necesidades. En cambio, arribaron los juveniles Alessio Innocenti y Kevin Rendón, número cinco y ocho respectivamente.

Entonces empezó el show del técnico. Sorprendido o enojado, vaya uno a saber, tuvo una serie de actos que no son recomendables para aquellas personas que manejan un plantel de fútbol profesional.

Primero, a una semana de comenzar el torneo, pateó el tablero, cambió de esquema y borró a Román Martínez. ¿Para qué había trabajado todo el verano de una manera si después iba a cambiar todo a último momento?

Acto seguido, en caliente después de haber perdido contra Tigre, reclamó “mayor entrega a sus jugadores”. Tuvo que pedir perdón dos días después y su credibilidad cayó como una pared de barro durante un terremoto.

En las primeras fechas no logró conseguir resultados, y su equipo estuvo lejos del mejor nivel. Por eso, cambió jugadores, esquema y sacó a históricos como Gastón Fernández, el propio Martínez y hasta Gelabert.

Se peleó con la prensa y hace algunas semanas se quejó por la frialdad que tenían con él Agustín Alayes y Verón.

Pero tuvo respaldo del plantel. En Liniers, contra Vélez, su equipo jugó como para pedirle que no se vaya. Los jugadores sacaron la cara por él y lo bancaron. Pero no pudieron ganar y las cinco fechas anteriores pasaron factura. La derrota contra Racing caló hondo en los hinchas y dirigentes. El DT se cansó y le dijo basta a la agonía. Sabe que cometió errores, pero también sabe que en el segundo semestre no encontró un escenario ameno para trabajar. Tanto que desde hace un tiempo fuentes del club aseguran tener un reemplazante: Mauricio Pellegrino.


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